El mueble en el contexto histórico y sociocultural de Cuba entre los siglos XVI y XVIII
Enviado por Albert • 28 de Noviembre de 2018 • 2.453 Palabras (10 Páginas) • 515 Visitas
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manteniendo en este último caso una similitud con el mueble de las viviendas. En las puertas y las ventanas aparecen las mismas soluciones que para el mueble, a partir de la aplicación en ambos casos de la técnica conocida en la carpintería como talla de cuchillo.
Los muebles que entran a la Isla procedentes de España en el siglo XVIII, constituyen reinterpretaciones de las versiones francesas, con sus dorados y elevados diseños de talla. Ello se debió, en gran medida, a la filiación francesa que desde 1700 experimentó la Corona Española con la ascensión al trono de los Borbones en la persona de Felipe V. También se reinterpretaron diseños ingleses más sobrios, sólidos y sin repintes, donde predomina el color de la madera, muy utilizados por la emergente clase burguesa en medio de los cambios acaecidos por la revolución industrial.
Hay que destacar que los muebles que llegan a la contemporaneidad, de ricos diseños, excelentes maderas y confección, pertenecían a los estratos más altos y adinerados de la sociedad (Rippe, 1981), pero vale aclarar que no todo el mobiliario utilizado en estos tiempos tenía esta riqueza de formas y materiales. Grabados y pinturas de la época nos muestran otros muebles funcionales que se fueron despreciando en la medida que avanzaron las técnicas de confección y las modas imperantes.
El movimiento artístico nacido en Francia en 1730 conocido como Rococó utiliza colores luminosos, suaves y claros con formas inspiradas en la naturaleza, la mitología, la belleza de los cuerpos desnudos, el arte oriental y especialmente en los temas galantes y amorosos. Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y las relaciones humanas, un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual. El estilo se expresa sobre todo en la pintura, la decoración, el mobiliario, la moda y en el diseño y producción de objetos.
El diseño de muebles va a ocupar un lugar importante entre los que gustan de este estilo Rococó, lo que permitió el desarrollo de una notable dinastía de ebanistas en Paris que desarrolla un estilo de línea curva en tres dimensiones, donde las superficies barnizadas se completaban con marquetería de bronce.
En Francia el estilo Rococó se mantiene muy sobrio, puesto que los ornamentos, principalmente de madera, eran menos macizos y se presentaban como composiciones de motivos florales, escenas, máscaras grotescas, pinturas e incrustaciones de piedra, siendo la tapicería un capítulo importante para conseguir comodidad en el mueble. (Lucie-Smith, 1998)
Los asientos llegaron a cotas de comodidad inimaginables pocos años antes. La tendencia general a favor del lujo y del confort hizo que los cortesanos y los asiduos asistentes a los salones pudieran ahora sentarse (e incluso reclinarse y estirarse) en las reuniones, a diferencia de la época anterior, en la que era obligatorio permanecer de pie por cuestiones de protocolo. Este nuevo concepto de la comodidad y una actitud más despreocupada respecto al cuerpo humano y la inquietud por desarrollar actividades intelectuales y lúdicas en los espacios privados, propiciaría el desarrollo de nuevos diseños de muebles, los que rápidamente se expandieron por toda Europa, llegando a América, donde tomaron formas regionales. (Miller, 2000)
En Cuba este estilo fue denominado por el eminente profesor Prat Puig como Luis de las Casas (Ver Anexo 3), con él las ya conocidas Cómodas de Sacristía(Ver Anexo 4), adoptaron la forma abombada que las distingue del resto del mundo, con una inspiración también del arte italiano de la época.
La tendencia francesa del Rococó también está representada arqueológicamente en los armarios (Ver Anexo 5) de la época, de los cuales un ejemplo muy singular lo constituye el que se conserva en la parroquia de Santa María del Rosario, armario fabricado bajo los cánones españoles con una alta influencia mudéjar y soluciones del mencionado estilo francés, donde la madera conserva su fisonomía anatómica original - las vetas - y se le adicionan artísticamente otras en función de embellecerlo.
Otra corriente regional asimilada en Cuba llegó gracias al comercio con las Trece Colonias y sus modelos aprendidos de Inglaterra, entre los que se destaca el taburete de líneas más refinadas con relación al tradicional frailero antes señalado.
A mediados de este siglo XVIII nuevos cambios se operan en Europa, esta vez acompañados por un movimiento estético que refleja en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, esos que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía y que consecuentemente se habían ido transmitiendo a todos los ámbitos de la cultura.
Conocido como Neoclásico se inspiró en la tradición grecolatina y generó por tanto una reinterpretación a nivel artístico de las formas antiguas, este corriente del arte no llegó a Cuba hasta entrado el siglo XIX. No obstante, ya era notable en el propio siglo XVIII la realización de muebles por los carpinteros del patio, como el ejemplo que se expone a continuación, los datos acerca del remate de casa y bienes del regidor Don José Martín Félix de Arrate (ARNAC, 1753) en el cual se detalla la procedencia de los bienes incluidos los muebles. (Ver Tabla No. 1)
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Como puede observarse en la tabla y en el grafico anterior, la mayor parte del mobiliario está a cargo de los propios carpinteros en Cuba, quienes para la fecha eran los carpinteros de ribera, y los que además de su oficio, devinieron en los pilares de las primeras construcciones sólidas de la Colonia, a la vez que comenzaron a fabricar una mayor variedad de muebles, más elaborados que los de siglos anteriores. (García, 2008)
Esta diversidad de tendencias regionales y de estilos en el mueble se interrelacionaron en la Isla y coexistieron en los salones por varios siglos, lo mismo en una vivienda de tipo palacial o de tipo popular en las zonas urbanas, que en la vivienda de los dueños de plantaciones y haciendas, los barracones de esclavos o en la vivienda campesina en el ámbito rural según las posibilidades económicas de los diferentes grupos sociales. (Venegas, 1990),
Para ese entonces crece la extensión de terreno ocupado por la vivienda, lo cual se expresa en el aumento de la altura de las plantas alta y baja, y en el ancho y el largo de las habitaciones en el ambiente citadino. Se introduce un nuevo nivel, el entresuelo, planta intermedia entre la alta y la baja, destinada a oficinas administrativas, habitaciones de esclavos domésticos y al alquiler de personas que llegaban con la Flota, haciendo que fueran necesarios más muebles para los diferentes espacios,
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