El objetivo no es la verdad.

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Con esto es posible ver que existen formas de estilizar el discurso para apoyar a las premisas, por ejemplo, si fuese el caso en que se utilizaran argumentos que fueran únicamente verosímiles, al “manejarlos” con las figuras estilísticas, puede que quedan totalmente aptos para hacerse pasar por verdad.

Esto último va relacionado con los tipos de argumentos (ligados a pathos, o a logos), pero también con una de las últimas partes de la estructura del discurso: la elocutio, pues es la que; “afecta al modo de expresar verbalmente de manera adecuada los materiales de la inventio […] es lo que se denomina estilo”[4].

Resalta por su fin, el ornatus, un tipo de elocutio, que se caracteriza por “tener como objeto embellecer el discurso con el uso de las distintas figuras literarias. En torno a él giran todos los elementos de la configuración estilística.”[5]

Una vez expuesta la idea anterior, es momento de mencionar que si se busca usar argumentos que sólo apelen por conmover al auditorio, mediante palabras que “embellezcan” o “lleguen a sus sentimientos”, es porque realmente se busca hacer pasar de una u otra forma, en algunos casos obviamente, a ciertas premisas por verdad.

Sin duda, es por algo que existen todas esas posibilidades, las cuales, sin duda, son igual de importantes que todas aquellas que podrían apelar por algo mucho más objetivo y “verdadero”. Pues así como dentro de un discurso puede hablarse de infinidad de temas, puede decirse lo que sea sobre éstos, sea verdad o no, siempre y cuando sepa utilizarse la argumentación de la manera correcta.

No es criticar de ninguna manera el hecho de que la argumentación no defienda o sea exclusiva de la verdad, pero es importante recalcar algo de la argumentación, que quizá muchas veces no se dice, y que al estar relacionado con conceptos y ciencias como la retórica, puede pensarse como algo mucho más “pequeño” de lo que realmente es capaz de abarcar.

Es fácil darse cuenta que la argumentación puede tener una gran variación dependiendo de las necesidades del orador, pues así como deben organizarse y elegirse los contenidos y las premisas, para poder tener un orden que sea funcional y que esté apto para lograr un objetivo, también debe tomarse en cuenta que es lo que se busca despertar en el auditorio.

Fuentes:

Bibliografía:

- Lectura 1, Retórica, discurso y mensaje persuasivo.

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