El proyecto que casi se nos escapa de las manos.

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El día siguiente me levanté con el propósito de que tenía que hallar tal valor, no podía rendirme, después de todo es lo que me gusta, así que puse todo mi esfuerzo y empeño. Continué intentándolo todo el día sin éxito alguno, finalmente, en la noche de ese día cuando me quedé sin ideas para continuar, me dirigí a mi cuarto, después de todo, parecía que no podría cumplir lo que tanto quería, pero aun así seguí tratando de generar ideas, aunque sin lápiz ni papel en ese momento. De repente llegó a mí, una idea que podría funcionar, algo que no había intentado en todo el día, tuve que levantarme e ir a comprobar si era correcto, agarré la calculadora y luego de algunas divisiones, se reveló ante mí la hermosa cifra de 3.141592654, no podía creer que tal número que se puede encontrar en cualquier calculadora era el que nos abría el paso para continuar con el proyecto, tal cifra que corresponde a π (pi), era la que nos impedía continuar y por fin la había encontrado, hice algunos croquis y efectivamente casaban. La felicidad en ese momento me invadía… Les comenté a mis compañeros y la reacción fue similar a la mía. Hasta el momento habíamos consumido una semana, nos quedaban siete.

Unas horas más tarde, me puse en la tarea de hacer todos los planos de los cuales hice algunos de los más importantes junto a mi compañero Andrés, luego repartí el trabajo…

Como el sistema se basaba principalmente en engranajes, pero en este caso no eran comunes, el nuevo reto era pegar el material para que quedaran similares a los que se fabrican industrialmente, muchos me dijeron que no funcionaría, incluso mi madre y mis compañeros, pero como soy terco y creo en mí, busque la forma y los pegué, quedaron mejor de lo que esperaba. Casi todo estaba listo, solo faltaba el soporte para comenzar el ensamble, la verdad estábamos un poco cansados de recortar y pegar material, así que decidimos hacerlos en madera. Había llegado la hora del ensamblaje, pero sucedió lo inesperado, los engranajes no permitían el acoplamiento, y en ese momento todos me atacaron por haberlos realizado de la forma que señale anteriormente, incluso me sentí culpable, pero luego de unos seis pliegos de lija todo casaba perfectamente. Cuando le imprimimos movimiento y todo funcionaba, me di cuenta de que podíamos realizar todo lo que quisiéramos, que la voluntad es la fuerza más poderosa que existe y que nunca se debe desistir.

El tiempo que se nos dio para el proyecto fue justo el suficiente, puesto que lo terminamos la noche anterior.

Ahora era la oportunidad perfecta para dar a conocer ambos proyectos (el motor, y la caja de cambios)…

Luego de esto las invitaciones por la fundación lúker comenzaron a llegar con fin de hacer más exposiciones de los proyectos, pero en estos casos, en otros lugares y frente a otras personas. Cierto día la invitación fue para el Colegio Fe y Alegría, en donde había rectores y profesores de otras instituciones, por sorpresa también estaba allí el noticiero la patria, por lo visto, los proyectos fueron de su agrado, tomaron fotos y me hicieron una pequeña entrevista.

~solo puedo invitar a cada persona que tenga sueños, que aunque sean difíciles los persiga, que nada es imposible siempre y cuando su voluntad sea más grande que sus problemas… Nosotros aun vamos en busca de nuestros sueños y posiblemente los desafíos que vengan sean mucho mayores a los que ya hemos afrontado, pero aunque tardemos años, vamos a superarlos todos.

~Miguel Ángel Londoño Salgado

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