En Chile se asisten muchos partos todos los días, de los cuales muchas mujeres cuentan haber sido víctimas de una violencia obstétrica antes, durante y después de haber nacido su bebe

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Formas de evidenciarla

Estas se pueden evidenciar en diversos momentos: antes, durante y después del parto y de diversas formas.

Como el trato deshumanizado: El abuso de medicación, la administración sin consentimiento de químicos para acelerar el proceso natural de gestar y parir, además de la indisponibilidad para entregar información acerca de algún procedimiento a realizar.

En el plano físico: Una cesárea sin justificación estrictamente médica, el tacto realizado por más de una persona, la episiotomía de rutina, el uso de fórceps sin estricta necesidad o consentimiento, la realización de la maniobra de Kristeller y el raspaje de útero sin anestesia.

Desde el punto de vista psicológico: Se produce con la utilización de lenguaje inapropiado, burlas sobre el estado o cuerpo de la mujer o su hijo, críticas por manifestar emociones como alegría o dolor, imposibilidad de plantear temores e inquietudes durante el proceso de embarazo y parto.

Cuando una matrona ejerce estas clases de violencias obstétricas, esta no es consciente de que sus actos pueden llevar a consecuencias a grandes rasgos, ya que muchas mujeres que han pasado por estas situaciones quedan marcadas con consecuencias emocionales y a veces también físicas.

Consecuencias

Como ya fue mencionado antes, las consecuencias no solo afectan a la usuaria; matronas, ginecólogas, residentes y enfermeras cuentan que dejaron de trabajar en el paritorio, porque no soportaban trabajar de forma violenta, no se sentían capaces de hacer episiotomías a mansalva, kristellers u observar como otros practicaban estos procedimientos, los personales que se mantienen en estos lugares tienen consecuencias como insomnio, fácil irritabilidad, estrés o depresión, aunque aún son muchos los profesionales que desconocen o ignoran los signos del trauma psicológico y emocional que sufren presenciando estas actividades.

Las violencias obstétricas en los usuarios pueden generar al momento de acercarse a una matrona, vergüenza, miedo, inseguridad o incluso un miedo que les impide volver a un centro de atención médica.

Para las mujeres que ya vivieron una experiencia de violencia obstétrica en un parto, pueden sufrir de una depresión postparto del cual les resulta difícil salir y del cual pueden contraer consecuencias como dejar de desear tener otro hijo a lo largo de sus vidas. A estas mismas mujeres, en su segundo embarazo, viven un proceso de miedo, inseguridad, serie de pensamientos que incluyen recuerdos vívidos del suceso pasado, flashbacks, pesadillas e irritabilidad, o incluso sufren de traumas tan grandes que llegan a pensar en el aborto como una opción o un hecho.

Solución

El observatorio de violencia obstétrica nace como una necesidad de visibilizar un tema que hasta hoy ha sido apenas abordado por autoridades, colegios profesionales y la comunidad en general. El interés es estudiar y sistematizar los hechos de violencia obstétrica que hoy está ocurriendo en maternidades públicas y privadas de Chile.

¿Por qué un observatorio?

“Porque un observatorio se ofrece a la comunidad como una herramienta que sistematiza información que parcialmente se encuentra dispersa, elabora estadísticas periódicas, formula análisis y propone cambios a las políticas públicas actuales.

Propósito:

Entregar herramientas teórico practicas relacionadas con el nacimiento, desde una perspectiva integral del proceso de atención, incorporando sus dimensiones biológicas, psicológicas y espirituales, fundamentadas en recomendaciones nacionales e internacionales, con solida evidencia científica actual, a través de la ciencia como evidencia, la consciencia corporal como vivencia y la práctica como experiencia, abarcando los periodos d fertilidad, gestación, parto-nacimiento y puerperio, con una mirada interdisciplinaria del proceso.

Dirigido a:

Profesionales y licenciados de las ciencias de la salud y ciencias sociales, jurídicas, educación y humanistas, que estén interesados en el nacimiento humano desde una mirada integral.

“El proyecto Observatorio de Violencia Obstétrica se encuentra en etapa de gestación, esperamos ponerlo a la brevedad posible.” Director Observatorio Gonzalo Leiva.

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Conclusión

A lo largo de la historia la violencia obstétrica se ha hecho presente en múltiples situaciones que han afectado de diversas formas a la mujer y a el recién nacido; éste problema se hace presente hasta el día de hoy y se ha convertido en algo muy inquietante, ya que, muchas mujeres entienden que el momento de parto es difícil y complicado, pero a la vez es el momento que jamás olvidarán en sus vidas y por esta razón es que el deber de la matrona no es solo asegurarse de la seguridad de la madre e hijo, sino que también es responsable de que estos momentos se mantengan especiales y no se conviertan en un infierno, donde las matronas le griten a la mujer, practiquen procedimientos sin su consentimiento y no le expliquen sus opciones y riesgos. En otras palabras, la matrona forma parte de un proceso muy importante en la vida de la mujer en la cual, se convierte en su guía y protección. En estas etapas tan importantes se requieren profesionales con vocación, que mantengan la paciencia, sepan tratar a las personas y que tengan una preocupación por la madre y el recién nacido, solo de esta forma se logrará un cambio y ya no tendrá lugar el problema.