Enredos de amor de un viajero en el tiempo

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Cada vez que volvía en el tiempo él intentaba corregir los errores de la vez interior. Si Valeria terminaba con él por su forma de ser, entonces intentaba ser distinto; si le pedía rosas y no podía comprárselas, entonces en su siguiente intento se esforzaba por poder hacerlo. No se daba cuenta, jamás usaba sus virtudes para conquistarla, solo trataba de volverse “perfecto” para ella y esa obsesión estaba llevando las cosas a un final catastrófico.

El destino a veces es inevitable, pues como dice el dicho: “cuando te toca, aunque te quites y cuando no, aunque te pongas”. De esto se dio cuenta él, en cada regreso, las cosas siempre salían peor. En su último intento, apretó con mucha fuerza el botón, casi con odio. Las cosas parecían ir mejor, su amada no daba muestras de querer terminar la relación, pero un día antes de la fecha en la que siempre terminaban, Valeria fue atropellada por un auto circulando a exceso de velocidad, murió instantáneamente.

Darío reaccionó y se dio cuenta, su obsesión había provocado la muerte de su amada. Con lágrimas en los ojos volvió a poner la fecha objetivo de siempre y regresó una vez más al pasado. En lugar de tratar de evitar aquello que acababa con su relación, decidió ser él mismo de nuevo y dejar que las cosas siguieran su curso. Al llegar la fecha Valeria terminó con él, atribuyendo, de nuevo, su falta de seguridad como la causa, pero esta vez, no intentó cambiar nada.

El tiempo continuó su marcha. Algunos meses después del término de su relación él comenzó a notar la actitud de Valeria, había cambiado por completo. Fue entonces cuando se dio cuenta de todos sus defectos, no era tan perfecta como él creía y entendió que por ella no sintió amor, sino obsesión. Así Darío aprendió su lección. No debía dejar de ser él mismo para estar con alguien. Si una chica se va a enamorar de él debe quererlo tal cual es.

Desde aquel día Darío vive así su vida. Sabe que en el momento adecuado conocerá a una chica con la cual podrá ser feliz, sin cambiar su manera de ser. Por ahora vive el momento y es feliz de esa manera, sin preocuparse mucho del futuro ni del pasado. El reloj lo guardó en un lugar secreto y seguro, no lo ha vuelto ocupar desde entonces, pues viajar en el tiempo no cambia las cosas, al contrario, puede empeorarlo todo y llevar las cosas a un final catastrófico.