Escenarios del color textil y su implicancia en el diseño de autor César Buzzetti[

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En mi ejercicio como docente universitario desde el aula propuse a mis alumnas del segundo año de Laboratorio de Materiales Textiles II, indagar sobre el urucú, semilla que tiñe rojizo, para poder experimentar en el teñido de fibras animales y vegetales, medir su impacto en el color, explorar las posibilidades que nos ofrece la naturaleza para satisfacer las necesidades de un consumo consciente que reconoce la importancia de los colores naturales, saludables, perdurables y renovables.

Existe mucha información acerca de los alcances éticos y ecológicos de los textiles, pero rara vez se habla de los tintes con los que han sido teñidos. Los tintes proceden de la tierra, de las plantas, de los insectos y de otros animales. Los tintes naturales se obtienen de fuentes renovables y producen colores sutiles, pero se requiere mayor cantidad de materia prima para lograr la estabilidad del color en las fibras y estas requieren de mordientes para fijar el color. Los mordientes actúan preparando a la fibra para recibir el tinte y facilitar la fijación. Pueden ser de origen mineral, como el sulfato de potasio, el sulfato de hierro y el sulfato de cobre y a su vez funcionan como modificadores del color en algunos casos.

Luego de conseguir el urucú procedente de Jujuy, que lo aportó una egresada, nos dispusimos a armar una ficha técnica con el nombre científico de la especie tintórea, la fecha aproximada de recolección, la granulometría de la molienda de la semilla. Comenzamos con lo que sería la cocina de nuestro tinte, la elección de los recipientes teniendo en cuenta su material ya que algunos modifican el color. Optamos por recipientes enlozados que soportaran la fuente de calor, un anafe eléctrico que alcanza bastante temperatura de forma constante, un termómetro de alcohol, guantes, barbijos, un colador, una jarra medidora, una balanza digital para pesar el material tintóreo y los mordientes y las fibras, baldes plásticos para la maceración y los baños de color y lo más importante el agua, lo más pura posible ya que su pH también altera el color.

Comenzamos con el proceso de teñido. Después de la molienda de las semillas de urucú pusimos a macerar la misma cantidad de materia prima tintórea que la lana que se va a teñir, es decir nuestra fórmula contaba con 500 gs de polvo de urucú en tres litros de agua mineral de pH neutro; y lo dejamos macerando hasta el día siguiente. Por otra parte, preparamos 500gs de lana de oveja en madeja a. en la siguiente fórmula: “alumbre 20 gs cada 100 gs de lana. Al 20% de lana en seco”. (Marrone, 2015). Al día siguiente, enjuagamos la lana con agua corriente y la dejamos escurrir, mientras íbamos colando el tinte que había macerado toda la noche quitándole todo rastro de gránulos de urucú. Luego pusimos el tinte en nuestra fuente de calor. Tenía que desarrollar los 80º de temperatura para luego hacer un baño de inmersión de la lana y dejar que el proceso de la alquimia hiciera su efecto, pero como todos estábamos un poco ansiosos íbamos espiando y nos sorprendió el color anaranjado rojizo que iba obteniendo la lana.

El desafío era alcanzar una búsqueda personal, diferenciando el color obtenido de los que comúnmente encontramos en formatos masivos y que esta fórmula pudiera perdurar en el tiempo logrando una natural diferenciación. En este proceso de retroalimentación en el que cada uno hizo su aporte, generando una reflexión continúa de la propuesta y su implicancia en el futuro consumidor, logramos vincularnos con otros conceptos y disciplinas y posibles aplicaciones en otros campos del diseño. Lo importante de la actividad fue el registro de imágenes que llevamos sobre el proceso que nos permitió cuantificar el proceso. “La industria masiva nunca trabajará en detalle como lo hacen los diseñadores de autor, y aquí reside una diferenciación clave en los productos”. (Mon. 2011).

Las conclusiones parecen indicar que los tintes artificiales son más eficaces, funcionales, efectivos, baratos, prácticos y accesibles que los tintes naturales, pero dejan al margen la ética, la salud y la ecología. Así que nos toca reflexionar sobre ¿qué valoramos más? ¿A qué le damos más importancia? Siendo consciente del contenido que voy a trabajar teniendo en cuenta mis valores, mis creencias y mi espíritu que definen lo que hago, intento preservar y actualizar los saberes artesanales tradicionales que les aporte a las alumnas, una fuente de inspiración y motivación en el saber hacer una búsqueda en el color textil, fomento una experimentación activa que nos apasione, nos deleite y si es posible nos quite la respiración. “No basta con hacer el menor daño posible, más bien se trata de hacer las cosas de otra manera, que sean sostenibles en el tiempo” (Salcedo. 2014). No se trata de ser perfectos desde un punto de vista ético y ecológico, sino de ser conscientes de nuestras contradicciones de consumo y generar cambios en nuestros estilos de vida en pro de la sustentabilidad. Propiciemos rupturas en el mundo del color. Tenemos mucho que ganar. Esta es una pequeña aportación a los valores de los tintes naturales.

Referencias bibliográficas

Gibert, P. M. (20 de abril, 2011). Urucú. ABC Color. Recuperado de http://www.abc.com.py/articulos/urucu-247674.html.

Mon, L. (2011). Las cosas del quehacer debates en torno al diseño de indumentaria en argentina compilación. Córdoba: Centro Cultural España-Córdoba.

Salcedo, E. (2014). Moda ética para un futuro sostenible. Barcelona: Gustavo Gili.

Saulquin, S. (2006). Historia de la moda en la Argentina. Del miriñaque al diseño de autor. Buenos Aires: Emecé.

Trillo, C. & Demaio, P. H. (2007). Tintes naturales: guía para el reconocimiento y uso de plantas tintóreas del centro de Argentina. Córdoba: Sezo.

Marrone, L. (2015). Tintes Naturales. Técnicas ancestrales en un mundo moderno. Buenos Aires: Dunken.

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