Función Social de la Educación y el Maestro

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Ahora bien, ¿por qué es importante educar?, ¿qué se debe educar?, ¿para qué educar? Estas son interrogantes que se plantean a diario los educadores cuando miran la sociedad en la que viven, pues se nota la necesidad de cambios, así como de hacer perdurar situaciones claves e importantes para el desarrollo de esa comunidad.

Si bien es cierto, y como ya se ha mencionado, los docentes deben seguir un plan estipulado, pero deben incluir situaciones de vida presentes en la comunidad, así como valores morales, religiosos, sociales, entre otros que son básicos para la armonía social y que, muchas veces, se han ido olvidando provocando fracturas en la muralla social de una comunidad específica.

Como pasa el tiempo, la población en general se da cuenta de la necesidad de educar a los más jóvenes, con el fin de que no se vuelvan a cometer errores pasados y puedan mejorar la calidad de vida, para lo cual se han planteado programas de estudios que, se cree, son indispensables para este mejoramiento, los cuales ponen en las manos de educadores, estén capacitados o no para ponerlos en práctica.

La realidad del docente es muy complicada, desde cualquier perspectiva que se vea. Un docente debe educar a los estudiantes para que “tengan un futuro” según lo plantean las personas en general; para que tengan un desarrollo social mejor que el de sus padres o para que tengan una posición social preferencial. Esta situación es antagónica porque la realidad del docente es que debe enseñar para que el educando desarrolle su intelecto, adquiera nuevos y mejores conocimientos, además de que desarrolle un sentido crítico con el cual pueda analizar la importancia de su sociedad, qué costumbres son buenas, qué situaciones sociales deberán permanecer para el futuro y cuáles no.

Los objetivos y contenidos se presentan como la guía primaria de aprendizaje, de estos, cada docente debe tomarlos y desarrollarlos de acuerdo a las necesidades y perspectivas de cada comunidad, para ayudar a ésta a salir de situaciones de riesgo social.

El docente es una guía en el aprendizaje, se puede decir que es un instrumento social para transmitir conocimientos de suma importancia para toda comunidad y sociedad. Pero, lamentablemente, se ve al docente como la única fuente de conocimientos, situación que no es real, porque esta labor cae en las familias en general.

En Costa Rica, un docente es un profesional que debe estar graduado de Universidades y estar Colegiado al COLYPRO para poder ejercer, se puede decir que es un profesional calificado que enseña a otros o que transmite sus conocimientos a los demás, pero ¿cuál es la verdadera razón del educador costarricense?

Un educador siempre está anuente a ayudar a sus educandos, tiene disposición de horarios y tiempo para ayudar a cada persona de la comunidad donde labora, sin importar situaciones extremas; la educación es una profesión de entrega total, si se es maestro, se debe ser de corazón, se deben tomar las palabras de “vivir para educar”, con la razón social de que no se dé el enriquecimiento personal, sino el enriquecimiento social y para el desarrollo comunal, que no se vuelva en “un trabajo más” y que nunca se vuelva en “educar para vivir”, que sería catastrófico para las sociedades, ya que no se daría el empeño necesario para salir adelante, ya que el educador no verá en su labor una fuente de progreso y sabiduría para quienes le rodean y aprender de cada uno de ellos.

Un docente es visto como una persona de respeto, de buenos modales, con buenas costumbres, es mostrado como una persona de costumbres morales intachables, ya que es el encargado de educar a los niños, niñas y jóvenes. Pero esta no es la realidad completa del docente, ya que al igual que las demás personas que forman parte de una comunidad, tienen sus situaciones y comportamientos que pueden no ser muy aceptadas, pero que no son significativas para la labor que realiza. Además, el docente es quien guía, no es quien da todo el conocimiento o educa, esta labor es compartida por las familias y todos los miembros de la comunidad donde viven.

Un maestro dedica más tiempo del que le retribuyen de forma económica, ya que sabe que su labor va más allá de dar un contenido, su labor es ayudar a las familias y a la sociedad a crecer dentro de un mundo que crece de forma acelerada.

Todos los días se pueden apreciar las diferentes situaciones que hacen que el mundo cambie, escenario que hace merecer una constante enseñanza y aprendizaje, para que la sociedad siga su rumbo y nunca se presenten retrocesos en cualquier aspecto que la envuelva. El hombre ha tenido tropiezos durante el desarrollo de su vida, ha encontrado errores dentro de la sociedad que debe eliminar y ha descubierto situaciones que puede mejorar, por tal razón es que enseña, porque sabe que sí trasmite estos conocimientos hará que sean desarrollados de una manera tal que le beneficiará siempre, adicionado que sabe que cada individuo puede aprender y analizar lo que le enseñanza, provocando cambios positivos al conocimiento.

Cada día pasa, y la vida sigue su curso, pero la necesidad de la guía de un maestro se quedará siempre, ya que ellos proporcionan las herramientas intelectuales para que los niños, niñas y jóvenes desarrollen potencialmente sus habilidades, con el fin de que encuentren el bienestar propio y común, que al final de todo es como vivimos, en comunidad.

Cualquier persona puede aprender lo que le enseñen, pero no todas tienen la capacidad de enseñar de forma que todos aprendan, por eso un maestro es parte indispensable dentro de cualquier sociedad, ya que son la guía y canal de todas las fuentes de conocimiento básicas que el hombre necesita para seguir viviendo en comunidad.

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