Herejías Medievales.
Enviado por monto2435 • 31 de Marzo de 2018 • 2.569 Palabras (11 Páginas) • 367 Visitas
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En las dos primeras partes de la obra, Moro examina los males en un diálogo imaginario que sostiene con su amigo Pedro Egidio y un navegante portugués llamado Rafael Hytlodeo.
En su análisis destaca la explicación que se da de la delincuencia, a la cual, de manera sorprendente para la época, se atribuyen causas económicas.
Para Moro, la propiedad privada y el poder oligárquico originan la depauperación de la mayoría.
De las capas sociales más perjudicadas por la dominación (por ejemplo los campesinos) surgieron los vagabundos y ladrones que, encima, sufrían la condena de muerte a sus delitos, pues la justicia estaba hecha de acuerdo a la conveniencia de los poderosos.
Moro, dentro de las palabras de Hytlodeo se muestra en contra de la pena capital. Del mismo modo se le manifiesta en contra del expansionismo territorial de los príncipes de dicha época y de las posteriores guerras debido al hambre de conquista, y de los onerosos impuestos con que gravaban a la población para así mantener sus inhumanas empresas.
Moro hace una propuesta en contra de esos males, la cual indica que una organización social justa que existe entre los habitantes de la isla de Utopía, la cual es una isla artificial ya que en si es una península cortada por un canal hecho por los utópicos con el fin de aislar a su sociedad del continente para así mantener su perfección.
Dentro de Utopía no existe la propiedad privada, pues no es posible el bienestar general mientras unos hombres sean poseedores y otros no.
“Mientras persista, la mayor parte de los hombres, y entre ellos los más notables, se darán cuenta de la miseria que hay con todos sus males, cosa que, aunque pueda remediarse en cierta medida, no puede serlo de forma absoluta.”
La organización de la isla descansa en un fuerte fundamento económico: cada quien tiene una función productiva que realizar.
El personaje principal de la obra, que es Hytlodeo menciona lo siguiente: “Una de las principales causas de la miseria pública reside en el excesivo número de nobles, zánganos ociosos que viven del trabajo y del sudor de los demás” (Citado por: Salazar Mallen, p. 119-129).
En Utopía se da un rechazo total al dinero y las riquezas.
Dentro de Utopía los bienes necesarios que se producen son colectivos, no se da importancia alguna a los metales.
La jornada de trabajo dentro de ésta es de seis horas como máximo, el mayor valor social debe estar ligado a disfrutar del tiempo libre para atender aquellas necesidades que parten de lo espiritual.
Utopía es además una sociedad agraria y artesanal, asimismo ha limitado el número de capas sociales improductivas, como son las del clero y la burocracia.
La división social del trabajo se halla regulada mediante una deliberada limitación del número de profesiones intelectuales ya que la base económica de la isla reposa en el trabajo manual.
Políticamente Utopía es una federación democrática de ciudades, gobernada por el príncipe Utopo, fundador y legislador del Estado y cuya organización democrática se halla subordinada.
Sus leyes son pocas y claras, ya que la legislación de Utopía no protege los intereses de pocos y no se tiene, por tanto, la necesidad de enmascararla en una confusa maraña.
El principal objetivo del Estado de Utopía es la paz, pues “no hay cosa más vituperable que la gloria obtenida por las armas”.
En caso de ser necesaria la defensa del país, los utópicos contratan los servicios de una tribu de mercenarios, los zapoletos, o combaten a sus enemigos con otros medios, como el de pagar a otros pueblos vecinos para que hagan la guerra, debido a la repugnancia que sienten ante cualquier conflicto armado.
Otro rasgo de la organización social de Utopía es la libertad religiosa.
Sobre la base de la creencia común en Dios, es libre y no monolítica la manera de darle culto. De este modo no hay en Utopía luchas religiosas.
La familia es monogámica y, aunque el adulterio es fuertemente penalizado, si se admite el divorcio en casos especiales; al igual que la eutanasia, de modo que se aconseja a los que no gozan de buena salud acogerse a un dulce suicidio.
Este último aspecto de la vida social de los utópicos se relaciona con el epicureísmo reinante en la isla, pues “los habitantes de Utopía piensan que la naturaleza misma ha previsto el placer como finalidad de nuestras acciones, y vivir según la naturaleza es lo que ellos llaman virtud”.
Utopía también contaba con algunos aspectos negativos, un ejemplo de ello era la existencia de esclavos, o también la justificación de un expansionismo territorial que se desprende de uno de sus pasajes; esto ha llamado la atención ya que resulta un tanto contradictorio a las tesis centrales de la obra.
En cuanto al surgimiento de Utopía, se menciona lo siguiente:
- Ambraxa, que era el nombre antiguo de ésta, se separó del continente por un canal y cambió su nombre por el de Utopía.
- Este canal se abrió por órdenes del príncipe Utopo, “que habiendo moldeado la voluntad de sus súbditos conforme a la suya quiso que continuasen eternamente, como si dijéramos, a su imagen y semejanza.
- Los extranjeros que aportasen artes útiles, eran bien recibidos, pero se les cuidaba celosamente con objeto de que no infectasen a los naturales del país con el morbo de la innovación.
- Se tomaban, además, medidas para controlar los movimientos de los propios naturales, evidentemente con objeto de impedir que se desencadenasen tendencias que pudiesen ser peligrosas, y buscándoles una salida, como demuestran claramente las siguientes líneas:” (Barnes y Becker, Tomo I, p. 316-317).
- “Si alguien desea ver a los amigos que residen en otra ciudad o visitar la propia, consigue sin dificultad, de los Sifograntes y Traníboros, el permiso para hacerlo, si no hay costumbre que lo impida. Sale a un mismo tiempo un número de personas determinado, llevando una carta al príncipe en la consta la concesión del permiso y la fecha de regreso… Si se detienen más de un día en un lugar, cada cual práctica en él su oficio y los de su gremio les colman de atenciones… Si alguno, en cambio, se aventura por su propia cuenta más allá de sus términos y es sorprendido sin el permiso del
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