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Higiene y seguridad industrial. La práctica de la higiene industrial

Enviado por   •  15 de Febrero de 2018  •  4.790 Palabras (20 Páginas)  •  621 Visitas

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Una etapa fundamental en la práctica de la higiene industrial es el de la identificación de los riegos que se puedan encontrar en el lugar donde se labora, esto viene a ser algo indispensable para la correcta planificación de la evaluación de riesgos y estrategias de control de los mismos, así como el establecimiento de las prioridades de acción. Un diseño que sea el adecuado para las medidas de control requiere la caracterización física de lo que vengan a ser las fuentes contaminantes presentes, y de las vías de propagación que podamos encontrar de los agentes contaminantes. Toda esta identificación de riesgos nos va a permitir determinar que agentes puedan estar presentes y en qué momentos o circunstancias los podemos ver, además de su naturaleza y posible magnitud de sus efectos nocivos para la salud y/o bienestar.

La identificación de los agentes peligrosos, sus fuentes y condición de exposición requiere de un gran conocimiento y un exhaustivo estudio sobre los procesos de trabajo por los que pasan, las materias primas que se aplican en dichos procesos, y aquellas sustancias químicas que se generen o sean utilizadas también, la descomposición de algún material (si se diera el caso), quema de combustibles o la presencia de algún tipo de impureza durante o después del proceso de trabajo. Y en caso se diera una gran exposición a dichos agentes, se debería pasar a tener el acceso a lo que viene a ser la información toxicológica. Las fuentes internacionales de información en este campo son el Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas (IPQS), la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) y el Registro internacional de productos químicos potencialmente tóxicos, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (RIPQPT-PNUMA).

Aquellos agentes que provocarían riesgos para la salud en el medio ambiente de trabajo se agrupan en distintas categorías: contaminantes atmosféricos, sustancias químicas no suspendidas en el aire, agentes físicos (calor y ruido), agentes bilógicos, factores ergonómicos (posturas de trabajo o procedimientos de elevación de pesos inadecuados y factores de estrés psicosocial.

Toda evaluación que se realice dentro de lo que es higiene industrial se hace para valorar lo que viene a ser la exposición a riesgos del trabajador o empleado y para obtener información que nos permita aplicar de manera eficiente las medidas de control que tengamos. Es muy importante que tengamos en cuenta que dicha evaluación de riesgos no es un fin en sí misma, sino que debe de entenderse como parte de un amplio proceso, que comienza desde que se identifica al agente que produce un daño a la salud y que puede estar presente en el medio ambiente de trabajo, y que concluye con el control del mismo. Obviamente, la evaluación de riesgos es un forma de prevención de riesgos, mas no de una sustitución.

El objetivo de la evaluación de la exposición es determinar la magnitud, frecuencia y duración de la exposición de los trabajadores a lo que viene a ser un agente. Se han elaborado diversas directrices internacionales al respecto; por ejemplo, la norma EN 689 elaborada por el Comité Européen de Normalisation (Comité Europeo de Normalización, CEN 1994).

La práctica de la higiene industrial se ocupa de tres tipos de situaciones: Estudios iniciales para evaluar la exposición de los trabajadores, control y/o vigilancia de seguimiento y la evaluación de la exposición para estudios epidemiológicos. Una de las razones que predomina para determinar si existe una exposición excesiva a un agente peligroso en el ambiente de trabajo es tomar la decisión si se debe intervenir o no. Esto se suele comprobar con la revisión de si se respeta una norma adoptada, que se suele expresar en términos de un límite de exposición profesional. Si esperamos que la exposición sea muy grande o muy pequeña en comparación con los valores limites que tenemos, la exactitud y precisión de las evaluaciones cuantitativas pueden ser menores a lo que se espera cuando una exposición está cerca de los valores límites. De hecho, cuando los peligros son claros, resultaría más conveniente invertir en controles y realizar evaluaciones ambientales más precisas una vez haya sido introducidos dichos controles.

Las evaluaciones de seguimiento son necesarias en numerosas ocasiones, más cuando se quiere o existe la necesidad de instalar o mejorar las medidas de control o cuando se vean cambios en los procesos o materiales que se utilicen. En este tipo de casos, las evaluaciones cuantitativas cumplen una importante función de vigilancia para: evaluar la validez, comprobar si se es eficiente o detectar posibles problemas en los sistemas de control empleados; averiguar si se ha producido alguna variación en los proceso de producción, etc.

Cuando se realiza evaluaciones de higiene industrial en relación con un estudio epidemiológico, las características que tenga la exposición deben describirse con un alto grado de exactitud y precisión. En este caso, debe caracterizarse de forma adecuad todo nivel de exposición que se tenga. Sería ideal que siempre se tuvieran registros precisos y exactos de la exposición, posiblemente necesarios para un futuro, pero se sabe que esto es difícil en la práctica.

Las mediciones de control que tiene como finalidad investigar la presencia de agentes y las pautas de los parámetros de exposición en el medio ambiente de trabajo pueden ser extremadamente útiles para planificar y diseñar medidas de control y métodos de trabajo. Los objetivos que tiene estas mediciones son: identificar y caracterizar las fuentes contaminantes; localizar los puntos críticos en recintos o sistemas cerrados; determinar las vías donde se pueden propagar; compara las diferentes formas de intervención de control; comprobar si es que hay un aire contaminado, que este no proceda de un área adyacente.

Los instrumentos de lectura directa como los detectores de fotoionización, analizadores infrarrojos, medidores de aerosoles y los tubos indicadores; son extremadamente útiles para fines de control, especialmente los que permiten realizar un muestreo que sea continuo y son capaces de reflejar lo que sucede en tiempo real, detectando aquellas situaciones de exposición que no podrían ser reparadas o controladas, si se detectaran tarde.

Uno de los avances recientes de este tipo de mediciones para fines de control son las técnicas de visualización, como la Picture Mix Exposure (PIMEX) (Rosen 1993). Este método combina una imagen de video del trabajador con una escala que indica las concentraciones de contaminantes atmosféricos, medidas continuamente en la zona de respiración con un instrumento de control

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