Historia de Austria hasta la formación originaria del capital.
Enviado por tomas • 25 de Mayo de 2018 • 17.880 Palabras (72 Páginas) • 360 Visitas
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Los patrones de comercio se habían modificado; la economía mediterránea de la alta edad media se basaba en el control latino y bizantino del norte y el control musulmán de la costa sur, con sustanciales colonias latinas de los poderes marítimos italianos –Venecia y Génova– en las islas en el levante. Para la segunda mitad del siglo XV la polaridad se había desplazado del norte-sur al este-oeste, con la conquista otomana del resto de Asia menor seguida, después de 1526, de la de Grecia y los Balcanes. Ello no ocasionó el aislamiento de los mundos del este y el oeste: el comercio y todas las formas de intercambio, pacífico y no tan pacífico, continuaron. Sin embargo, las reglas y los jugadores habían cambiado, y los márgenes sureste de Europa se habían desplazado hacia el noroeste. Este corrimiento geopolítico estableció por primera vez una cierta ambigüedad sobre el status de parte de los Balcanes en el mundo europeo.
En las esferas política y militar, a mediados del siglo XV se había cerrado una fase distintiva de la historia europea. Con la expulsión final de los ingleses de Gascona en 1453 concluyó el conflicto entre las monarquías inglesa y francesa en terreno francés. La Paz de Lodi de 1454 inició un periodo de 40 años de paz interna en la Italia central, que concluiría brutalmente con la invasión de Carlos VIII de Francia en 1494. En el resto de Europa estaba convirtiéndose en obsoleta la tradición feudal y las guerras caballerescas. La artillería e infantería suizas, pagadas por el rey francés Luis XI, gradualmente cortaron el poder político del naciente cuasiestado de Borgoña-Flandes. En 1477, el archiduque Maximiliano, hijo único del emperador Federico III, se casó con la heredera de Borgoña y, por lo tanto, adquirió la mayor parte de los Países Bajos para la familia. Su hijo Felipe el Hermoso, casado con Juana la Loca, heredera de la Corona de Castilla y de Aragón, amplió las posesiones territoriales de los Habsburgo, sobre todo de los españoles. En 1526, a raíz de la batalla de Mohács, los gobernantes de Austria ampliaron sus territorios, con lo que la parte de Bohemia y de Hungría no ocupada por los otomanos quedó bajo su dominio.
La estructura social de la baja edad media estaba todavía dominada por la clase de la nobleza militar que había formado la aristocracia europea desde el año 1000. Los atributos culturales distintivos de esta élite, vital para sus privilegios fiscales y legales, así como su derecho a ser escuchados en asuntos políticos, se mantuvo: contaban con suficiente riqueza en tierras para poder ser excluidos del trabajo productivo de cualquier tipo y las habilidades apropiadas para poder servir a su soberano en la guerra. Incluso entre los príncipes de la Iglesia, contaban factores seculares y guerreros; considérese el caso de Matthäus Lang von Wellenburg, arzobispo de Salzburgo, (1468-1540), que sirvió como líder político y militar bajo Maximiliano I, sólo ordenándose el día anterior a su designación como arzobispo en 1519. Sin embargo, emergían ya señales de que el futuro pertenecería a una élite política caracterizada por algo más que el ocio y la violencia, que se vería influenciada por consejeros, dando origen a una clase administrativa que incluía miembros provenientes del pueblo.
El surgimiento de esta clase administrativa se vio acompañado de un sutil pero profundo cambio en la forma en la cual funcionaban el gobierno y la política. El siglo XV fue una época del crecimiento gradual en el uso del papel, que no sólo permitía la producción de libros, sino que también permitía registrar los actos de la administración y la correspondencia casual en mayor detalle y abundancia que antes. El gobierno podía registrar sus propias decisiones y disputas, pero los individuos también podían exponerse al riesgo de dejar registro de sus pensamientos. El siglo XVI también sería testigo del crecimiento masivo en la escala y variedad de los registros escritos de las actividades europeas.
En las clases inferiores, el cambio fue más lento y menos dramático. En esta época la estabilidad y la permanencia en el orden social representaba el ideal; el cambio era percibido como una necesidad inevitable e indeseable. Tal vez los motivos más importantes en la sociedad de la baja edad media eran la comunidad y la diferenciación social. Comunidad significaba la red de relaciones horizontales y laterales que unía a las personas que vivían y trabajaban como parte del mismo organismo social, ya fuera un pueblo rural agrícola o una ciudad. La diferenciación social significaba que cada persona en la sociedad debía tener su lugar; las sociedades se dividían en nobleza de diferentes jerarquías, burguesía y artesanos, y granjeros poseedores de sus propias tierras, hasta trabajadores y sirvientes. Se distinguía al clero porque, no obstante que también existían diversas jerarquías a su interior (compuesta por su propia nobleza, clase media y proletariado), estaban exentos del pago de impuestos y demandas militares impuestas por la nobleza a la sociedad secular. En este entorno, también estaba surgiendo el Renacimiento, con expresiones artísticas, literarias y filosóficas, así como la proliferación de universidades, principalmente en el sur. En la región norte de Europa el Renacimiento representaba una intrusión en la cultura establecida. También desde el punto de vista económico el desarrollo fue diferente, debido a que las estructuras sociales eran distintas en el norte y en el sur; así, encontramos que algunos medios de producción se hicieron populares en algunas regiones no tanto por representar un beneficio económico, sino por ser más acorde con las convenciones culturales, la expansión económica presentó fuertes asimetrías regionales, abarcando un periodo mayor en el Mediterráneo que en el norte europeo.
Población, salarios e inflación
En el siglo XVI se observa un cambio fundamental en la economía; proviene de una época en la cual la población se había decimado sustancialmente, debido principalmente a la peste negra (circa 1346), lo cual impactó en la producción. Conforme se fue recuperando la población, se observa una presión sobre los recursos (la tierra y los alimentos que ésta provee) que ocasionó hambre, muerte y un retroceso económico. Para dimensionarlo, de acuerdo con Jan de Vries, la población europea ascendía a 60.9 millones de personas en 1500 y hacia 1600 ya había 77.9 millones de personas, con una tasa de crecimiento poblacional del 27.9 por ciento en ese siglo. Este crecimiento no fue uniforme en todo el continente; en el norte y este la tasa de crecimiento fue de 44.7 por ciento, encontrando la mayor, 82.6 por ciento, en Inglaterra, donde la población aumentó
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