INTEGRACION FISCAL. PLANEACION FISCAL

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¿Qué otros beneficios aportaba éste régimen?

Podríamos enumerar una larga lista de beneficios del régimen, sin glorificarlo en su totalidad.

Uno de los beneficios es en el área de Inversiones, éste régimen comprometía a largo plazo la estadía de los inversionistas en nuestro país, mismas que se convertían en un catalizador para el desarrollo de nuestra nación, procurando nuevos empleos, incrementando el ahorro, alentando a la competencia, inovando con nueva tecnología, impulsando exportaciones. Estas sociedades o grupos consolidados, tenían la oportunidad de destinar el ISR diferido en compra de mercancías y materias primas, o bien realizando nuevas inversiones en el país. Al reinvertir en nuevos proyectos, continuaban apoyando el crecimiento económico, beneficiando a los mexicanos, otorgando mayor oportunidad de desarrollo laboral o empresarial. Con estas nuevas derramas ayudaban a incrementar el nivel de vida de las familias, procurando una estabilidad continua, dando lugar al ahorro, mejorando su educación, poder adquisitivo, seguridad social, vivienda digna, salud y estabilidad emocional.

El desparacer éste régimen, fue un riesgo que tendremos que evaluar con el paso del estos primeros años, si estas inversiones dejan de encontrar ese atractivo tributario en nuestro país, se está corriendo el riesgo de que poco a poco emigren a otras naciones que ofrezcan mejores prestaciones o un mejor sistema tributario con el cual trabajar.

Si esto llegase a ocurrir en forma importante, las fuentes de empleo se verán seriamente afectadas y el crecimiento económico que pudo haber resultado, se tiraría por la borda.

No debemos perder de vista el objetivo del ISR que es gravar la riqueza generada, situación que ocurría dentro del régimen de Consolidación, ya que aportaba como grupo ese balance de utilidades que necesita el país para cubrir sus propios gastos.

También deberíamos resaltar que éste régimen no implicaba afectación alguna a nuestra nación, ya que sólo permitía el diferimiento del ISR siempre y cuando se cumplieran los requisitos solicitados, entre ellos no sobrepasar los 10 años para su pago. En caso de no cumplir ésta regla, se podía fácilmente, localizar a las empresas incumplidas y someterlas a multas y recargos.

Este régimen competía de igual a igual con otros socios comerciales de México, muy importantes para el crecimiento económico y atracción de inversión extranjera y hasta dentro de nuestro mismo país. Sería una tragedia para México, que mismos inversionistas nacionales encontraran mejores atractivos fuera de nuestro país, perdiendo esa fuente de empleo.

Por otra parte, actualmente en México podemos recurrir al Régimen General de Actividades Empresariales, que arropa a toda entidad formada ya sea sociedad mercantil, cooperativa de producción, arrendadoras, uniones de crédito, entre algunas otras. Si bien, a primera vista, resuelve algunos renglones tributarios de una forma muy sencilla, tal vez más sencilla, en primera instancia que lo ofrecido por la Consolidación, éste sistema tributario es útil para aquellas empresas únicas que no tienen interés o capacidad para unirse a un consorcio, es un camino recto con el cual cumplir sus obligaciones; sin embargo, para aquellas empresas que recién se forman, que se encuentran en la fase de crecimiento y que tienen la oportunidad de hermanarse a otras más sólidas, éste Régimen General las deja desprotegidas en el arranque de su actividades, sin respaldo alguno, a diferencia del régimen de Consolidación, en el que empresas con seguridad económica, bien formadas y bien crecidas podìan ofrecerle certidumbre a esa nueva inversión, cumpliendo sus pagos con un frente común, bien cimentado.

Bibliografía:

Ley de Impuesto sobre la Renta

Mabarak Cerecedo, Doricela

Estudio Específico de los Impuestos

pp. 182, 227-229

Martín Granado, Ma. A

Personas Morales y Personas Físicas con Actividades Empresariales

pp,352-383

Revista Fiscal

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