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LA CERÁMICA MOCHICA: MÁS ALLÁ DE LO OBJETUAL

Enviado por   •  11 de Diciembre de 2018  •  2.069 Palabras (9 Páginas)  •  206 Visitas

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Es tan detallada y precisa la habilidad mochica con el medio cerámico que son fácilmente identificables las especies representadas de la fauna y flora de la región, así como las personas retratadas en diversos huacos, en los que se puede estudiar la psicología del representado, pues el alfarero mochica no sólo se ocupa de los rasgos físicos sino también de los emocionales.

Es válido decir que no eran los héroes de guerra o la élite mochica la representada en los retratos, toda la población estaba registrada en el barro, como si fuese intencional la necesidad de dejar una huella de la existencia en el tiempo. No había un ideal de belleza impuesto, por eso la fidelidad a los rasgos del personaje permitían su identificación: el jorobado, el tuerto, el escarificado, el gordo, el anciano, el mocho, el del labio hendido, la papada, la cicatriz especial… todo esto sumado a sonrisas, arrogancia, seriedad, energía y demás gestos que los alfareros componían en las vasijas-retrato.

Son aún más llamativas las escenas que representan acciones cotidianas en la cultura mochica, que van desde la cacería, la pesca y otras acciones de comercio, hasta una mujer peinándose o escenas de borrachera[5] que daban paso –en ocasiones– a todo un Kama Sutra, que muchos llegan a tildar de pornográfico.

De manera especial, estas piezas censuradas desde la conquista inca hasta la colonia –incluso actualmente– aportan luces que ayudan a comprender mejor el comportamiento en sociedad de los mochicas. Y no es gratuito tanto rechazo, pues describen e ilustran explícitamente las relaciones sexuales en distintas posiciones y momentos. Los personajes representados tenían distintas edades (niños, adultos y ancianos), y aunque la mayoría de las veces es común encontrar un hombre y una mujer, llegaron a representar una escena lésbica e incluso una escena de dos hombres y una mujer.

Queda claro que las relaciones sexuales eran actos sin tabúes ya que a diferencia de la cultura occidental, los mochicas tenían una visión más realista y no tan moralizante, incluso iban más allá de la reproducción o la copulación como único acto sexual: “Las mujeres cometían sodomía con sus maridos u otros hombres, incluso mientras cuidaban de sus propios hijos”[6] También se encuentran otras cerámicas donde se práctica la felación, y donde el pene es personificado (la figura del hombre se combina con la del órgano masculino) y representado numerosas veces.

A todas luces no puede determinarse como pornografía dichas manifestaciones mochicas, pues tenían como función servir de crónica de vida a los muertos, ya que creían en una vida futura debido al pensamiento dualístico que poseían. Por otra parte, es curioso que la mujer fuera la historiadora sexual de la tribu, pues en la mayoría de los casos era quien realizaba las cerámicas.

Culturalmente la monogamia estaba generalizada en las clases bajas, dejando la poligamia a aquellos hombres de la clase alta que podían sostener varias esposas. El divorcio era posible normalmente por repudio, pero cuando la muerte ponía fin al matrimonio la viuda debía esperar un tiempo considerable o casarse con su cuñado.

Sin embargo –y como se ha insistido durante todo el ensayo– tal detalle en la elaboración de las piezas cerámicas no era sólo característico de escenas eróticas. Los castigos también merecían documentarse y, a diferencia de las cárceles actuales, la manera de solucionar las faltas graves estaba determinada por una muerte lenta y dolorosa, donde se cercenaban partes útiles: al ladrón le cortaban las manos, los pies e incluso llegaban a colgarlo públicamente, incluso si este tenía un cómplice, sufría igual tratamiento.

Peor suerte contaban otros castigados: en el ámbito de la medicina, si el paciente moría por falta de cuidados, el doctor (oquetlupuc) era atado al cadáver de su paciente y quedaba expuesto a la carroña, quemado o enterrado vivo. La práctica del ramar, (nombre que recibían los condenados a enterrar vivos) también era común cuando no se respetaban los templos ceremoniales, o se cometía adulterio. Esto tiene como justificación el pensamiento dual del mochica, pues creía que el alma no moría, sino que vivía eternamente y se juntaban en el otro mundo.

También existen evidencias de sacrificios humanos, donde la sangre juega un papel importante para los dioses. Sobre el sacrificio Steve Bourget precisó que “el acto de silbar estaba vinculado a las nociones de sacrificio, de ofrendas humanas y de comunicación con los ancestros”[7] por lo que en la iconografía mochica es común encontrar a sacerdotes guerreros manipulando trompetas y pututos[8]. Esto influyó en la elaboración de instrumentos de viento por el medio cerámico, llegando a copiar la forma del codiciado Spondylus debido a su escasez en las costas peruanas.

Ha quedado demostrada en estas letras –y mejor aún en la cerámica que se conserva– la exquisita figuración mochica que permite identificar momentos y situaciones precisas, que relatan la manera de vivir de toda una sociedad. La cerámica mochica, aparte de estar configurada casi como una profesión dentro del esquema productivo social, es base de un conocimiento al que difícilmente podríamos acceder por otros medios, pues sería un reto mayor descifrar el contenido si estuviese en un lenguaje cifrado o en prácticas intangibles mucho más susceptibles a extinguirse con el tiempo.

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BIBLIOGRAFÍA

ALCINA FRANCH, Jose. Las claves del arte precolombino: cómo identificarlo España: Ariel, 1988 18 p

BERNIER, Hélène. “La producción especializada de la cerámica doméstica y ritual mochica” Estudios Atacameños (San Pedro de Atacama) Nº 37, Jun 2009 p.157-178

DIE, Amelia. “El verdadero rostro de los mochicas” Muy interesante Vol 17, Nº197, Feb 2002 p. 8-18

HAGEN, Victor Wolfgang von. Culturas preincaicas: civilizaciones mochica y chimú España: Ediciones Guadarrama, 1966 230 pág.

LARCO HOYLE, Rafael. Checan: essay on erotic elements in peruvian Italia: Nagel, 1965 146 p

LOTHROP, Samuel Kirkland. Los tesoros de la América Antigua: artes de las civilizaciones precolombinas desde México al Perú Italia: Skira, 1979 244 pág

ROHFRITSH, Agnès. “Contribución arqueométrica al estudio de las técnicas y de la organización de la producción cerámica ritual en la sociedad Mochica (150-850d.C.,

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