LA ENSEÑANZA DEL DISCURSO ORAL Y ESCRITO

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Los griegos consideraban vergonzoso el depender de un soporte escrito en el transcurso de una audiencia, para ellos era mucho mas fácil la improvisación en el sentido de solo memorizar los argumentos mas no las palabras. Les resultaba imprescindible contar con un excelente léxico, mientras que el discurso escrito era considerado carente de energía y operatividad sobre un auditorio.

En lo que es la oralidad, el abogado debe usar varias estrategias de persuasión dotadas de diferentes modelos, tanto de producción como de recepción discursiva.

Al analizar todo este tipo de situaciones, se genera una obligación en incluir nuevos tópicos en la malla curricular del grado de abogado como es el adiestramiento en la escritura jurídica, técnicas que faciliten la correcta expresión oral adjunto a la perdida del miedo escénico, situaciones comunicacionales, comunicación visual, postura corporal, entre otros puntos importantes.

Al sugerir este tipo de actividades, se han puesto en práctica en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario algunas ayudas que se dirigen a la mejora del discurso jurídico oral y escrito en los futuros abogados. Algunos de estas fueron, tests de compresión lectora, producción de escritos, análisis y producción de narraciones jurídicas, desempeños de roles individuales y grupales, ejercicios de expresión y comunicación, entre otros no menos importantes, en relación que todos se dirigen al mismo fin, “la aproximación de la perfección como abogados”. A la par de esto, se deberá crear un cambio en los procesos de evaluación teniendo en cuenta siempre la perspectiva instrumental (el lenguaje), una evaluación que mida los conocimientos teóricos de semántica, sintaxis, pragmática, y otras ramas de la lunguistica y ciencias de la comunicación.

Si lo que se pretende es un abogado que maneje con fluidez y eficacia el discurso jurídico tanto escrito como oral, con el nuevo sistema se deberá generar un cambio inmediato en todas las facultades que oferten esta carrera la cual su núcleo principal debe ser el entrenamiento en las estrategias de argumentación y refutación. Quien argumenta se vale fundamentalmente de la lengua con toda la pluralidad de significados que se es capaz de convocar, la lingüística será el único recurso que nos permita receptar todos estos puntos y desempeñar un rol eminentemente instrumental desde los docentes hasta los aplicantes: enseñar a saber decir y escribir el Derecho.