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La infelicidad es odiar a la ciudad.

Enviado por   •  18 de Noviembre de 2017  •  1.370 Palabras (6 Páginas)  •  246 Visitas

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Robert Lucas dijo acerca de La Revolución Industrial que por primera vez en la historia, el nivel de las masas y la gente común experimentó un crecimiento sostenido. Y es que las producciones empezaron a multiplicarse y se reducían en tiempos. Las metrópolis empezaron a hacer de las suyas. Así iniciaron los brotes de migración de zonas rurales a las zonas urbanas, con la promesa de una mejor calidad de vida y un futuro prospero para familias enteras, aunque también se debía al deterioro de las condiciones rurales. Al crecer los puntos urbanos, la nuevas acciones de las ciudades se basaron en servicios de trabajadores con bajos ingresos para sostener sus economías, pero les faltaba (todavía) la capacidad de absorber a la creciente cantidad de nuevos habitantes: el boom de construir de forma rápida edificios y espacios que tienen poco que ver con la escala y condiciones que permitan un hogar aceptable para las masas que se empezaban a mudar a las urbes, son parte de la problemática actual y la inequidad junto con la marginación tienden a multiplicarse junto con la población.

Los nuevos habitantes (que eran la mayoría) al ver que el Estado no estaba brindando una vivienda, es que éstas personas iniciaron asentamientos improvisados y construidos por ellos mismos. Ejemplo de esto es la Ciudad de México de mediados del siglo pasado, que empezó a crecer de manera veloz y caótica. Con estos grupos migratorios (del campo a la ciudad), nacieron colonias y rápidamente la mancha urbana aumentó como un parásito que come todo espacio que circun[pic 2]da a la ciudad, en un proceso infinito y sin obstáculos sólo acrecienta el problema de la gentrificación, que parecer ser la endemia de nuestra sociedad.

Construir las ciudades y no que ellas nos construyan

Hay algo de luz en todo lo anterior, pues al remarcarse los problemas que han desencadenado los excesos de las metrópolis, la necesidad de mejorar las viviendas y la manera de habitar se ha convertido en una voz en la sociedad y buscar soluciones al respecto todo un himno en muchas personas.

Las ciudades europeas nos llevan la ventaja (de vuelta) en la planeación de ciudades. Como Copenhague que dio luz roja al avance del automóvil que se convertía en el protagónico de su centro; los espacios públicos eran escasos y la convivencia parecía una actividad de poco interés entre la población. Con el aumento de espacios públicos en el centro de la ciudad se mejoro la calidad de vida las personas y disminuyo el uso de los vehículos.

El cuestionar el exceso de racionalismo en la arquitectura ha expuesto los grandes errores que en su mundo cerrado y elitista, diversos constructores y promotores han producido mala arquitectura. Ejemplo, cuando ningún edificio se parece a lo que le rodea, el paisaje urbano se vuelve pesado y marginado. Sólo se construye para vender y comprar. Se multiplican las unidades habitacionales verticales (en caso de la ciudad) sin una planeación previa de cómo idóneamente debiera[pic 3] ser, y así nacen los monstruos de concreto, guetos en la ciudad.

Cambiar el concepto de la ciudad como un contingente, no es una tarea nada fácil, ya que hemos sigo el agresor por el crecimiento desmedido de la mancha urbana, pero podemos plantear estrategias de movilidad, nuevos espacios naturales, espacios públicos y no sólo ornamentación para grupos cerrados, regresar a los sostenible y tener consciencia con cada nueva construcción es el ejercicio de hacer ciudad.

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