La modernidad desbordada, dimensiones culturales de la globalización

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El re significar contenidos imaginados en otras latitudes genera identidades hibridas o bien superposiciones de contenidos, dejando la cultura local en una relación de poder y dominación respecto las manifestaciones culturales recibidas, en esta segunda postura se integra García Canclini para quien las identidades culturales en la globalización “tienden a estructurarse desde […] la lógica de entes transnacionales y mercados; no se basan en, lo esencial, en comunicaciones orales y escritas, sino que operan mediante la producción industrial de la cultura, su comunicación tecnológica y el consumo, según los casos diferidos y segmentados de los bienes”. (García, 1999:22)

Se ha mencionado que cada sociedad posee un conjunto de ideas que norman y dirigen la voluntad individual de forma colectiva, sometiendo los intereses personales a los del grupo, en la actualidad el grupo que enriquece el imaginario colectivo se ha expandido debido a que existe un intercambio de ideas con personas alrededor del globo estas ideas por lo que el imaginario local se ven retroalimentadas por la imaginería difundida por medios electrónicos de información, donde los beneficiados son un determinado gremio, al verse retribuidos económica, socialmente, por lo que pueden aportar a las distintas sociedades.

Podemos aseverar entonces que asistimos a un proceso difícil de definir y que no posee una conceptualización unívoca, pero pese a ello podemos observar que apunta a la transformación del espacio y del tiempo gracias a las transformaciones por sobre todo con la ayuda de las nuevas formas de comunicación las tics, las cuales posibilitan el desarrollo de las actividades económicas, culturales y políticas a escala mundial, actuando además como un agente de modificación o generación de nuevas vías y formas de identificación.

“La tecnología no determina la sociedad tampoco la sociedad dicta el curso del cambio tecnológico, ya que muchos factores, incluidos la invención e iniciativas personales, intervienen en el proceso del descubrimiento científico, la innovación tecnológica y las aplicaciones sociales, de modo que el resultado final depende de un complejo modelo de interacción”. (Castell, 1996: 30).

En el modo de desarrollo informacional existe una conexión especialmente estrecha entre cultura y fuerzas productivas, entre espíritu y materia. De ello se deduce que debemos esperar el surgimiento histórico de nuevas formas de interacción, control y cambio sociales.

Entonces, Castells dice que, así como hasta ahora se han ido globalizando muchos aspectos de la vida o de la estructura institucional mundial, como la economía o la política, en términos generales, el crecimiento y expansión de la sociedad informacional a partir de la continua interacción de las personas con las nuevas herramientas ha llevado a resituar nuestra identidad personal en la red, dando lugar a una nueva perspectiva.

Este aspecto de la globalización enfatizada en los medios tecnológicos de comunicación, específicamente debido al INTERNET como medio de socialización en los jóvenes ya es el caso del altiplano, Lima, Perú, donde a la llegada del internet y al implantarse los famosos “cibercafés” que a un inicio eran escasos pero que reunía a varios jóvenes después de la escuela para conectarse a la red, y poder “chatear” con personas de distintos países, el cual servía como medio para conocer la distintas culturas a la suya, donde Ludwig nos dice que a partir de esto se empieza a tener conocimiento de lo que pasaba fuera de su contexto, y empieza a llegar los estándares de moda, distintas ideologías, que a su vez ellos consumían tal vez para poder pertenecer a un grupo social, al tener distintas cosas en común, pero algo curioso es que no dejaban de lado sus características culturales que sus padres les habían enseñado, sino más bien ellos adaptaban estos modos de vestimenta en específico, creando una hibridez, entonces, cada joven tenía la opción de crear su nueva identidad a lo que el más le pareciera.

Para ello Castells abona a las nuevas identidades, pero enfocada las nuevas tecnologías como promotoras del cambio evidente en las prácticas sociales de cada sociedad él nos dique que; “Las nuevas tecnologías permiten la transformación de las cadenas de montaje características de las grandes empresas en unidades de producción fáciles de programar que pueden ser sensibles a las variaciones del mercado (flexibilidad de producto) ya los cambios de los insumos tecnológicos (flexibilidad del proceso)” (Castells, 1996: 217).

Para ir concluyendo nos damos cuenta que no solo lo global puede impactar en lo local sino viceversa, pues el resultado de esto es una mayor diversificación de la cultura, este proceso globalizador, posee diferentes dimensiones sobre las cuales actúa, dentro de las cuales podemos encontrar el sistema capitalista, la industrialización, entre varios más, pero finalmente también se encuentra dentro del ámbito cultural, el espacio de los medios de comunicación, el consumo, los cuales han experimentado un gran impulso, a las identidades locales y globales, expandiéndose de forma acelerada. Así, al interior de la globalización hay una tendencia a la homogeneización pero también una fascinación con lo diferente, es decir, la diversidad, heterogeneidad. Lo global no reemplaza a lo local, sino que lo local opera dentro de la estructura de lo global.

BIBLIOGRAFÍA

- Appadurai, Arjun (2001), La modernidad desbordada, dimensiones culturales de la globalización, Argentina, Fondo de Cultura Económica.

- Castells, Manuel, 1999 (1996), La era de la información. Economía,

sociedad y cultura, Vol.1. La sociedad red, México: Siglo XXI.

- Huber, Ludwig (2002), Consumo, cultura e identidad en el mundo globalizado. Estudios de caso en los Andes, Lima: Instituto de estudios Peruanos.