La pobreza como factor determinante de salud
Enviado por Helena • 22 de Octubre de 2018 • 2.746 Palabras (11 Páginas) • 541 Visitas
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La pobreza y la mala salud están interrelacionadas. Los países pobres tienden a presentar peores resultados sanitarios que los más pudientes y, dentro de cada país, las personas pobres tienen más problemas de salud que las acomodadas. La asociación entre la pobreza y la mala salud refleja una relación de causalidad bidireccional. La enfermedad o la fecundidad excesivamente alta pueden tener un considerable efecto en los ingresos familiares y marcar incluso la diferencia entre estar por encima o por debajo de la línea de pobreza. Además, la mala salud se asocia frecuentemente a considerables costos de atención sanitaria. Pero la pobreza y los bajos ingresos también son causa de mala salud. Los países pobres y las personas pobres sufren múltiples privaciones que se expresan en altos niveles de mala salud. De este modo, las personas pobres se ven atrapadas en un círculo vicioso: la pobreza engendra mala salud y la mala salud mantiene la pobreza
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la pobreza como la enfermedad más mortal en el orbe. Ésta condición socioeconómica afecta a más de 1,000 millones de personas de todas las edades y todo el mundo; de las cuales 70% son mujeres, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para las Mujeres.
En los países de bajos ingresos estas son las enfermedades que cobran más muertes, de acuerdo con datos de la OMS de 2004 (los más recientes).
1. Infecciones de las vías respiratorias inferiores: 2.94 millones de defunciones
2. Enfermedad coronaria: 2.47 millones de defunciones
3. Enfermedades diarreicas: 1.81 millones de defunciones
4. VIH/Sida: 1.51 millones de defunciones
5. Ataque apoplético y otras enfermedades cerebrovasculares: 1.48 millones de defunciones
6. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica: 0.94 millones de defunciones
7. Tuberculosis: 0.91 millones de defunciones
8. Trastornos neonatales: 0.9 millones de defunciones
9. Malaria: 0.86 millones de defunciones
10. Prematuridad y de bajo peso al nacer: 0.84 millones de defunciones
Resalta que en los países más pobres el 36% de las defunciones son de menores de 15 años; para los países de medianos ingresos ese índice baja a 10% y en los de altos ingresos es de sólo 1%.
La incapacidad de los servicios de salud de los países en desarrollo para llegar a los pobres, a pesar de su mayor carga de enfermedad, no es únicamente una cuestión de que quienes tienen más dinero usen sus mayores ingresos para comprar atención en el sector privado. Los pobres también reciben menos de los subsidios gubernamentales al sector de la salud. El sesgo a favor de los ricos es especialmente marcado en el sector hospitalario, que se beneficia de la mayor parte del gasto del gobierno. Sin embargo, algunos países en desarrollo, como Costa Rica y Malasia, parecen ser capaces de conseguir distribuciones del gasto público en asistencia sanitaria más favorables a los pobres. En la India, el Estado de Kerala consigue asegurar una distribución de los subsidios sanitarios más o menos homogénea entre los grupos de ingresos
Las enfermedades emergentes y las reemergentes tienen una clara vinculación con la pobreza. Este aserto debe ser leído con un agravante: la presencia de muchas enfermedades en una determinada región tiene también como determinante a factores ecológicos muy complejos que involucran al cambio climático global; a situaciones de catástrofe como inundaciones, terremotos y sequías, entre otras; también a los procesos desorganizados producto de una ausencia o mala planificación de la industrialización y la urbanización; al mal aprovechamiento y peor cuidado tanto del agua dulce como de los recursos hídricos y a la mala implementación de técnicas agrícolas, entre otros factores.
La salud precaria es tanto una causa como una consecuencia de la pobreza. La enfermedad puede reducir las economías familiares, la capacidad de aprendizaje, la productividad y la calidad de la vida, con lo que crea o perpetúa la pobreza. A su vez, los pobres están expuestos a mayores riesgos personales y ambientales y peor nutridos y tienen menos posibilidades de acceso a la información y a la asistencia sanitaria. Por lo tanto, sus riesgos de morbilidad y discapacidad son mayores. La otra cara de la moneda, es decir el hecho de que el mejoramiento de la salud puede prevenir la pobreza u ofrecer una vía para salir de ella, ha recibido menos atención. Los datos disponibles muestran que el mejoramiento de la salud genera mayor riqueza, distribuida de forma más equitativa, porque aumenta el capital humano y social y la productividad. Los niños sanos están en mejores condiciones de aprender, mientras que el adulto sano sostén de la familia está en mejores condiciones de trabajar y mantener a su familia. La importancia de estas conclusiones es clara: pasar de un círculo vicioso a uno virtuoso significa concentrar los recursos en mejorar y proteger la salud de los pobres.
La “exclusión social de la salud” en el continente americano está llevando a la pobreza a personas de clase media, y a la extrema pobreza a muchos pobres, que tienen que endeudarse para satisfacer un derecho que muchos gobiernos no garantizan, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
A pesar de que para muchos acudir a un hospital cuando están enfermos es algo “normal”, “una gran parte de la población mundial y de la población de las Américas todavía no tiene esa oportunidad, especialmente la más pobre”, dijo José Rúales, representante de OPS en El Salvador.
Al menos “150 millones de pobres en las Américas, cerca de 1,000 millones en el mundo, no tienen acceso a una atención de salud de calidad”, Esas personas “posiblemente no tienen ningún tipo de atención de salud, cuando necesitan una consulta, cuando necesitan atención médica”,
Pese a algunos avances en la región, esta situación evidencia que en América y en el mundo aún “hay una exclusión social de la salud”.
En la actualidad, existe evidencia de que la pobreza impacta en la transmisión de enfermedades infecciosas agudas y en padecimientos crónicos, e incluso se ha comprobado que acorta la vida en mayor medida que la obesidad y el alcohol, entre otros.
Dicha conclusión se
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