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Lecturas Revolucionarias

Enviado por   •  17 de Noviembre de 2018  •  2.176 Palabras (9 Páginas)  •  277 Visitas

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Sin embargo, Capote destaca que es a partir de la gesta independentista, fundamentalmente desde 1810, que la antigua Universidad de Caracas comienza a sufrir transformaciones debido a la importancia que reviste la educación y la formación ciudadana para la construcción del ser republicano. En 1827, Simón Bolívar, atento a las presiones por parte de sectores antirrepublicanos, otorgó por Decreto presidencial a la Universidad de Caracas plena autonomía académica y financiera y eliminó las cláusulas discriminatorias como la que impedía el acceso como estudiantes a quienes no fuesen blancos pudientes y de buena familia.

La universidad fue tomando un carácter menos elitista, más tolerante y científica. Pero poco tiempo después, y durante el siglo XIX, la Universidad venezolana fue afectada seriamente por las guerras caudillescas y los gobiernos inestables que vivió el país, perdió su autonomía académica y disminuyó su capacidad para formar profesionales. Sin embargo, quedó la huella de la necesidad de derrotar las mentalidades colonialistas, universidades colonialistas y educación colonialista en el sentido de que las universidades o la educación no debían seguir empeñadas en aceptar exclusivamente y repetir las doctrinas y las verdades externas.

Para finalizar el primer periodo estudiado en este artículo, la autora habla sobre los aportes sociopolíticos que se produjeron, y destaca que a pesar de todos los obstáculos y limitaciones, la universidad republicana favoreció el intercambio entre comunidades académicas y científicas de América y Europa, promovió la creación de museos, institutos geográficos y otras instituciones y elevó la producción intelectual en la región. Una clara expresión de este último aspecto se refleja en el interesante amalgamiento de ideas de avanzada en materia educativa que se produjo durante el siglo XIX.

El segundo periodo de perfiles sociopolíticos en las universidades Latinoamericanas corresponde al siglo XX. Durante esta fase, se vivieron reclamos que no se centraban solamente en la exigencia de mayores niveles de autonomía y participación, sino que proclamaron la gratuidad de la enseñanza superior y trascendieron hacia la búsqueda de enfoques educativos orientados a darle respuestas a las necesidades de la población. En el caso específico de Venezuela, el Movimiento de Reforma Universitaria fue encarnado por un grupo jóvenes, fundamentalmente de tendencias marxistas, llamado la generación del 28, que ya había presenciado la clausura de la Universidad Central (1912) y la disolución de la Asociación de estudiantes (1914). En sus proclamas formularon como principios básicos la emancipación del campesino del tutelaje del hacendado; del obrero de la arbitrariedad capitalista y, en el ámbito educativo, propusieron las Escuelas Agrícolas y la Universidad Popular.

Progresivamente, los debates, las propuestas educativas, y las significativas contribuciones, de hondo calado político y popular, de las organizaciones de izquierda y, particularmente, de la Federación Venezolana de Maestros, liderada por Prieto Figueroa en 1936, fueron impulsando la conformación de un proyecto educativo democratizador afincado en la responsabilidad del Estado, en la ampliación de la concepción y extensión de la gratuidad para garantizar la inclusión

escolar de los más necesitados socialmente hasta los 16 años; en la valorización de la relación hogar-escuela; en la alfabetización de las masas; en la intensificación de la formación general y técnica con cursos diurnos y nocturnos; en la formación de maestros rurales; en garantías para los maestros; en la unidad estructural del sistema educativo desde el Kindergarten hasta la Universidad.

Las resistencias del Congreso para aprobar una nueva normativa legal se mantuvieron hasta el año 40, momento en el cual se sanciona favorablemente el Proyecto de Ley introducido por el Dr. Arturo Uslar Pietri en 1940, en su condición de ministro del ramo. Esta nueva propuesta, no llegó a tener la envergadura popular de la primera, ya que redujo el alcance de la gratuidad; vinculó la educación secundaria al interés de la clase culta; no contempló los cursos nocturnos para trabajadores y minimizó la importancia de la relación familia-escuela. No obstante, logró un avance sociopolítico importante al refrendar la responsabilidad social del Estado en la administración, orientación, supervisión y control del hecho educativo; así como también contempló la gratuidad de la enseñanza, y el acceso de amplias capas de la población.

En este segundo periodo mencionado en el artículo, también se habla de la segunda mitad del siglo XX, donde partir de la década del 60 América Latina comienza a vivir un período de auge y caída del modelo de universidad pública, autónoma y gratuita desarrollado durante las décadas anteriores. Progresivamente, el sector modernizante fue ganando terreno y logra imponer ajustes al modelo universitario, en concordancia con las nuevas exigencias del desarrollo capitalista dependiente. Estos se expresan en la necesidad de proveer al sistema de un grupo reducido y selecto de recursos humanos de alta calificación, generar un cambio en la formación en cuanto tipo de conocimientos, aptitudes destrezas y promover la adopción de concepciones históricas y supuestamente universalmente neutrales en el comportamiento científico; lo cual exige reconsiderar los recursos humanos, físicos y financieros en términos de mayor eficiencia, imponer sistemas de admisión, selección y evaluación cada vez más rigurosos e injustos; y contribuye, por mecanismos que van más allá de la formación, a la internalización de valores, imágenes, intereses y pautas de consumo que se hallan funcionalmente asociadas a los requerimientos capitalistas foráneos.

Finalmente, la tercera parte de este artículo, lleva por título “el surgimiento de la nueva universidad revolucionaria en Venezuela”. En esta última etapa, la autora hace mención al desenlace que tuvo en el siglo XXI la lucha que se sostuvo desde los dos siglos pasados, donde el gobierno nacional tuvo que plantearse nuevas alternativas para la educación superior que pudieran derrotar la exclusión generada en los años precedente y promover nuevos enfoques educativos y pedagógicos destinados a formar sujetos sociales comprometidos con los procesos de cambio.

Es así como en el año 2003, en un mismo acto se anuncia el próximo inicio de la Misión Sucre, como una de las estrategias de municipalización de la Educación Superior y se crea la Universidad Bolivariana de Venezuela como institución pública, popular, gratuita e innovadora, que además de constituirse en soporte de la inclusión, logre establecer “una

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