MONOGRAFÍA CENTROAMERICANA
Enviado por mondoro • 5 de Noviembre de 2018 • 4.022 Palabras (17 Páginas) • 319 Visitas
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Todos estos acontecimientos le llevaron a expresar lo siguiente:
El medio y la época en que me formé, la Guatemala de los últimos treinta y los primeros cuarenta, del dictador Jorge Ubico y sus catorce años de despotismo no ilustrado, y de la segunda Guerra Mundial, contribuyeron sin duda a que actualmente piense como pienso y responda al momento presente en la forma en que lo hago. (…) Mi formación fue esa, y mis reacciones como individuo siguen siendo las de una profunda preocupación por la suerte de mi pueblo y mi país (La letra, p. 129-130).
En el mismo año de 1944 estalla en Guatemala la Revolución de Octubre, encabezada por Jacobo Arbenz. Monterroso consigue un cargo en el consulado guatemalteco de México, prolongando así su estadía en ese país hasta 1953. Tras el derrocamiento de Arbenz por la intervención de los Estados Unidos, y con el ascenso al poder del nuevo dictador Carlos Castillo Armas, renunció a su cargo y se exilió en Chile donde conoce a escritores como Gonzalez Vera y Manuel Rojas, trabajando como secretario de Pablo Neruda en La Gaceta de Chile. En 1956 regresa a México donde permaneció hasta el día de su muerte.
Todos estos datos sobre la vida de Monterroso ofrecen, por consiguiente, algunos elementos fundamentales para comprender la significación del modo satírico en su obra. El arte de narrar y la clase de relatos breves que de él resultan por la forma que revelan, están profundamente arraigados en la sociedad y en la historia que le ha tocado vivir; la modernidad más contemporánea, caracterizada por la continua autodestrucción de la humanidad. Esta realidad socio-histórica genera un tipo de cultura que es esencialmente pesimista y sobre todo, crítica: una profunda y permanente autoconsciencia crítica le es indispensable a la persona que vive en él.
El humor negro en los micro relatos de La oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso
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Muchos estudios se han realizado sobre la escritura humorística de Augusto Monterroso, uno de ellos es el de Francisca Noguerón Jiménez en La trampa en la sonrisa. Sátira en la narrativa de Augusto Monterroso, de 1995:
El acercamiento teórico al concepto de sátira nos ha permitido comprobar el cambio de valor semántico que ha sufrido el término a lo largo de la historia, pues ha pasado de ser considerado un género a la categoría más universal de modo literario. Aunque evito cualquier tipo de definición prescriptiva, he establecido una serie de rasgos fundamentales en el texto satírico como son la crítica al hombre y su entorno, la utilización de modos oblicuos de expresión y, finalmente, el recurso al humor negro en sus vertientes absurda y grotesca, elementos todos que veremos plasmados en la obra de Augusto Monterroso. (Noguerol, 1995, p. 30 -35)
Lo que lleva a Monterroso a proclamarse profundamente pesimista y crítico respecto al progreso humano es “la locura actual de la humanidad” (Monterroso, 1980, p.82) es por eso que “el escritor debe estar siempre en contra de la sociedad” (p. 48).
Antes de entrar de lleno a hablar sobre el humor negro como tal, conviene decir que Santiago Vilas (1986) define al humor como: “la conciencia filosófica de las limitaciones e imperfecciones del hombre” (p. 47.) Y clasifica a los humoristas en tres grupos: los que ofrecen soluciones; a los que denomina humoristas-moralistas; los que se limitan al puro deleite estético, humorista-artista; y por último los que rebajan el humor a la incongruencia y al chiste: humoricistas. A Monterroso se le podría catalogar dentro del segundo grupo puesto que su obra carece de soluciones a la problemática humana que plantea.
Cabe citar al crítico estadounidense Weisenburger para comprender mejor en qué consiste el humor negro, éste dice que, es un fenómeno genuino de un contexto socio-político, y que esta literatura hace eco de una cultura desencantada, decadente y gradualmente manipulada.
Cobo (2011) expresa que:
El humor negro no pretende ser una simple reflexión humorística sobre la futilidad de la existencia humana, sino más bien un desplazamiento lúdico de apariencias, una desintegración fenomenológica que se aproxima a una interpretación apocalíptica de la realidad al tiempo que la frivoliza y con ello relativiza su propio acercamiento. (p. 233)
La mezcla que produce el humorismo que es el que causa risa y el dolor que causa lágrimas es muy interesante, se podría decir que, el humor negro es una especie de risa que encierra dolor o que es provocada por él. Friedrich Nietzsche, dijo que el hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa. Probablemente entonces sea el resultado de un mecanismo de defensa y detrás de ella se regodea con cinismo el humor negro, ese que no tiene reparos en soltar la carcajada interna o externamente ante una desgracia. Aristóteles, por otro lado dijo que: hablar de un humor negro, es redundancia, pues todo humorismo tiene su negrura y que se diluye o acentúa de acuerdo al conflicto en cuestión.
El humor negro como estrategia narrativa se puede concebir como una especie de vínculo que el escritor crea entre él, la historia y el lector, pues a veces en la desgracia es más fácil lograr una identificación. No se habla de éste género como un elemento aislado en una historia, es más bien una capa densa que encubre al texto, desde el lenguaje que se elige, los personajes que se dibujan, y por supuesto la historia en general y la forma en que se cuenta. Un elemento fundamental que intervienen en este tipo de relatos es el final, que es el punto en el que se desglosa esa sátira ante la desventura. Dada la circunstancia y estructura narrativa, se inclina evidentemente al humor negro, un final que da una sacudida y que el lector disfruta por la fuerza que tiene en ese dolor escondido en una risa, pero que también lo hace sufrir por y con los personajes.
En el año 1969, Augusto Monterroso publica el libro de relatos al que titula La oveja negra y demás fábulas, éste es un fabulario compuesto por una colección de apólogos donde se trasgreden los valores tradicionales del género que se había considerado agotado pero que revive en Monterroso como inversión de los mitos desde una visión estrictamente pos moderna (Buendía, 2011). Los relatos se identifican por su carga irónica, satírica y humor negro, en los que concede a los animales atributos propios del ser humano, y tiene como objetivo hacer un fiel retrato de la realidad. El libro comienza
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