Microbiología “Los Cazadores de Microbios“

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CAPITULO III

Luis Pasteur

¡Los microbios son un Peligro! Nació en Abois, Francia, cuando fue niño observo como un lobo rabioso mordió a un hombre, en el pueblo donde vivía, tal lobo mordió a algunos habitantes y al cabo de unas semanas 8 víctimas de este lobo murieron, Luis aterrado de tal fenómeno quería saber por qué las personas morían de rabia, pero no se sabía en ese momento cual era la causa de la rabia, ni mucho menos por que se moría la gente.

Tiempo después fue enviado por su padre a la Escuela Normal de Paris, pero regreso por un tiempo a Abois, aunque tiempo después regreso permanentemente a París. Se inclinó por la química y comenzó a hacer experimentos por su cuenta, hizo estudios con ácido tartárico, descubrió que las levaduras son microorganismos vivos ya que se dividen y se mueven como los demás descubiertos, al tomar muestras de la sustancia grisácea y viscosa de la destilería, tomó pulpa de remolacha de las cubas sanas en fermentación que producían cantidades normales de alcohol, ya en el laboratorio vio que en la muestra de la cuba sana de fermentación estaba llena de glóbulos, en cuyo interior había enjambres de puntos total movimiento. Al observar al microscopio observo que las esferas se agrupadas unas en racimos y otros en cadenas. En la cuba enferma descubrió unas motitas grises pegadas a las paredes del frasco y otras cuantas flotando en la superficie del líquido. Separó esas motitas y la examinó al microscopio y observó grandes masas móviles y enredadas de cadenas de botecitos, vibrando. Pasteur creía que estos bastoncillos eran fermentos del ácido láctico. Para probar que los bastones estaban vivos y transformaban el azúcar en ácido láctico hirvió levadura seca en agua pura y la filtro, al líquido resultante le puso azúcar y un poco de carbonato de cal para evitar que el líquido se acidificara, puso después una mota gris en el caldo nuevo y observo después que las motitas grises burbujeaban, observo en el microscopio millones de bastoncitos, durante tres años realizó muchos experimentos, uno de ellos Llenó hasta la mitad varios matraces, unos con leche y otros con orina, los hirvió en agua fundiendo al soplete los cuellos para dejarlos bien cerrados. Días después, los abrió para demostrar que la leche y la orina se hallaban en perfecto estado de conservación y que el aire contenido en los matraces conservaba casi todo su oxígeno; no habiendo microbios, no se echaba a perder la leche, también dejo que otros gérmenes se multiplicaran en matraces con orina que no fueron hervidos y no encontró oxígeno en estos ya que los microbios lo gastaron para destruir las sustancias que usaban como alimento.