Pensar las dinámicas y relaciones que entre hombres

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Al respecto la historiografía revisionista reciente en autores como Elizabeth Brooks, Goeff Eley, Mary Ryam entre otros, plantea una visión alternativa de la esfera pública y en extensión a la acción del estado, todo ello volcado al espectro de la exclusión. Es esta visión todo el constructo antagónico a la teoría Habermasiana, la cual dibuja el espacio de lo público como el territorio de debate comunitario con una suerte de equidad, pero en palabras de la escuela revisionista, sería más una seudo equidad, pues es aquel campo conceptual todo un marco de exclusión, donde lo enmarcado por lo femenino perdería cualquier accesibilidad.

Más aún seria la esfera pública en palabras de la corriente alterna o revisionista un suelo de exclusión o una esfera pública republicana fundamentada en la separación o más bien subalternación de géneros.

Con el ánimo de profundizar en el planteamiento de la esfera pública como concepto complejo, y con una cierta carga pragmática y de división, no se debe olvidar lo que al respecto plantea Pierre Bourdieu (1979) “la esfera pública burguesa se separa de la tradicional organización aristocrática, a la cual quería desplazar y de los sectores populares y de plebeyos, a los cuales quería gobernar”. Es en tanto observable como es ésta una herramienta del discurso con propósitos dualistas y segregarios, donde lo femenino y lo masculino se integran en una estructura de dominación.

Volviendo a las elaboraciones misógenas, es apenas visible como en la construcción de Habermas con relación a la esfera pública burguesa liberal o postburguesa se tejen ópticas de dominación, no sólo de clases, sino de géneros, donde el tema de lo público y lo privado no es más que el intento de estereotipar la idea de la subordinación transcultural y transhistórica que han experimentado las clases femeninas bajo el marco de la dominación patriarcal, donde queda clara la idea de lo liberal como la historia de la subordinación.