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“¿Qué escuela queremos? ¿Qué queremos ser?”

Enviado por   •  3 de Enero de 2019  •  2.876 Palabras (12 Páginas)  •  275 Visitas

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Entonces, podemos afirmar que la infancia es un grupo social complejo, diverso, contradictorio e histórico. Y que para poder reflexionar acerca de la misma, dentro y fuera del contexto escolar, debiéramos pararnos a observarla tanto desde los contextos previamente mencionados como de desde el concepto de infancias múltiples.

Problematizando las nuevas sociedades y posibles alternativas transformadoras

O. Sanmartín, en su artículo El auge del homeschooling en España también refiere a aquella distinción entre producción y reproducción. Como ejemplo de la realización de una alternativa transformadora, la autora menciona la experiencia que Javier Herrero está desarrollando en “Ojos de Agua”, espacio donde los niños conviven y deciden cómo utilizar su tiempo dedicándose a diferentes asignaturas y actividades artísticas. El manifiesta que el objetivo de los que forman parte de esta institución, que no llaman escuela, es darle la oportunidad a los niños y niñas de transitar esta etapa de una manera desestructurada y libre, en la cual no se da por supuesto a priori lo que debe aprender un niño. Por el contrario, al hacerlos partícipes colectivamente de las tomas de decisiones, se construye y contribuye a la función social para una forma de vida más democrática y menos autoritaria e individualista.

Por otro lado, los recortes en la escuela pública, la falta de recursos y de atención personalizada, entre otras, son algunas de las razones por las cuales los padres optan por una educación alternativa para sus hijos, donde se los respete y no haya lugar para el “fracaso escolar”. Algunas de estas falencias se deben al hecho de que la escuela persevera en su estructura institucional desde hace cientos de años, y es por ello que Giddens la denomina “institución-cascarón” debido a que su exterior permanece intacto, mientras que por dentro ha cambiado, arreglándose como puede y expresando las discordancia de la sociedad. (Giddens, 2000 citado por Dussel y Southwell, 2005, pág. 3).

Una nueva cultura del aprendizaje viene acompañada de los importantes cambios tecnológicos que advinieron en la era de las comunicaciones y de los llamados según Piscitelli (2009, pág. 9) “los nativos digitales”.

El niño en la actualidad, es pensado como un sujeto de derechos, de la inmediatez, en contraposición con la antigua concepción que pensaba al infante como subordinado a los adultos sin derechos propios, sujetos pasivos. Los nuevos modelos de la familia y los nuevos roles de los adultos hacen pensar a un niño que aprende en diferentes condiciones. Civarolo Arpon y Fuentes Torresi plantean en Miradas sobre educadores y padres sobre la infancia actual que la escuela, aunque advertida de esos cambios, pareciera mostrarse en cierta forma conservadora y resistente a ofrecer distintas posibilidades a las enseñanzas que los nuevos alumnos vienen a demandar.

Dussel y Southwell, en el artículo ¿Qué es una buena escuela?, acuerdan con lo anterior, asegurando que hoy la escuela cuenta con demandas nuevas, provenientes de tiempos que cambian a gran velocidad y a su contexto. Lo que genera inestabilidad al momento de la transmisión y reproducción de la cultura, es el hecho de que la escuela no avanza al mismo veloz ritmo que lo hace la sociedad, es decir, la organización de la escuela en tanto institución no ha cambiado demasiado. Y la problemática se centra en cómo conseguir cierta estabilidad para poder lograr la transmisión intergeneracional que asegure el pasaje de la cultura. ¿Cómo se podrán establecer ciertos puntos de referencia si tanto los puntos de partida como los de llegada están en permanente cambio? (modernidad líquida)- se cuestionan las autoras.

Sorprendentemente, lo que junto a la escuela permaneció estable es la forma en que pensamos que deben organizarse las escuelas y lo que creemos que es una buena enseñanza y esto choca frontalmente con las nuevas y cambiantes demandas socioculturales. Esta crisis del modelo escolar, en donde la misma idea de transmisión y del largo plazo tambalean, es mundial y nos señala las aéreas de falencia dentro de la institución escolar: las escuelas ya no saben cómo hacer frente a las transformaciones de las relaciones de autoridad, a las emergencias de las nuevas subjetividades y a las nuevas formas de producción y circulación de saberes. (institución- cascarón , Giddens).

Entonces las autoras plantean dos modelos de “buena escuela”, aparentemente contrapuestos “aquel que postula a la escuela como un centro social (…) y aquel que plantea a la escuela como un lugar de aprendizaje, estrictamente vinculado con la instrucción” (Dussel y Southwell, 2005, pág. 3) y abren la mirada invitándonos a una reflexión conjunta sobre otras alternativas de escuelas y sobre lo que queremos ser.

De acuerdo a los testimonios expuestos, una buena escuela sería entonces una escuela democrática, una escuela que enseña, una comunidad donde todos tienen ´su` lugar y donde hay valores y principios compartidos, con un clima inclusivo que abarque y respete a todos, que permita explorar, descubrir, ser creativo y hacer uso de la libertad de expresión. Un espacio donde la conversación sea fluida, donde la comunidad escolar se trate de igual a igual y sea un espacio donde sentirse bienvenidos, cuidados y convocados a expresar la propia voz, incluso con alegría, porque no...

OBRA ARTÍSTICA

“El niño pequeño” - Helen Buckley

Una vez el pequeño niño fue a la escuela. Era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño niño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.

Una mañana, estando el pequeño niño en la escuela, su maestra dijo:

Hoy vamos a hacer un dibujo.

Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados.

Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores.

¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.

Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró

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