TALLER Nº1: ENSEÑANZA-APRENDIZAJE DEL LÉXICO
Enviado por tomas • 6 de Marzo de 2018 • 972 Palabras (4 Páginas) • 405 Visitas
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Ejemplos.
- Asociaciones de palabras.
Palabras trabajadas: virtuoso, cómplice.
¿Qué palabra se asocia con ladrón? ¿Por qué?
¿Qué palabra se asocia con tocar el piano? ¿Por qué?
- Usar las palabras en contextos cotidianos, relacionados con la propia experiencia.
Palabra trabajada: halago, impresionar.
¿Cómo impresionarías a tu mamá o a la niña que te gusta? ¿Qué halago le dirías a la niña que te gusta?
- Completar ideas.
Palabra trabajada: virtuoso.
La audiencia le pidió al virtuoso que tocara otra pieza musical, porque…
- Preguntas.
Palabra trabajada: cuidadosamente, amenaza.
Si caminaras por un cuarto oscuro, deberías hacerlo cuidadosamente, ¿por qué?
Si te encontraras con un perro actuando de forma amenazadora, ¿lo acariciarías o te alejarías?, ¿porqué?
- Tomar decisiones.
Palabras trabajadas: relajado, apuro
¿En qué situaciones utilizarías las palabras “relajado” y “apuro”?
Un perro descansando al sol.
Los bomberos respondiendo a un llamado de incendio.
Etc.
II.A partir del siguiente texto u otro, crea una guía de trabajo para la adquisición del vocabulario, aplicando los pasos anteriores.
Los ducados caídos del cielo
(Hermanos Grimm)
Érase una vez una niña que había perdido a su padre y a su madre, y se quedó tan pobre, que no tenía ni una cabaña en la que vivir, ni una camita dónde dormir. Sólo le quedaban los vestidos que llevaba puestos y un pedazo de pan que le diera un alma caritativa.
Pero la niña era buena y piadosa. Viéndose abandonada del mundo entero, se marchó a campo traviesa, confiando en que la vida no la abandonaría. Se encontró con un mendigo, que le dijo:
–¡Ay! Dame algo de comer. ¡Tengo tanta hambre!
Ella le alargó el pan que tenía en la mano, diciéndole:
– ¡Ve con suerte! – y siguió adelante.
Más lejos encontró un niño que le dijo llorando: – Tengo frío en la cabeza. Dame algo con que cubrirme.
La niña se quitó su gorro y se lo dio.
Más adelante salió al paso una niña que no llevaba capa y tiritaba de frío. La niña le dio la suya. Después otra niña le pidió la faldita, y ella se la dio también. Finalmente, llegó a un bosque, cuando ya había oscurecido, y se presentó otra niña desvalida que le pidió una camisita. La piadosa muchacha pensó:
“Es ya noche oscura, y nadie me verá. Bien puedo desprenderme de la camisa”, y se la ofreció a la niña.
Y, al quedarse desnuda, empezaron a caer estrellas del cielo, y he aquí que eran relucientes ducados de oro. Y, a cambio de la camisita que acababa de dar, le cayó otra de finísimo hilo. Recogió entonces la niña los ducados y fue rica para toda la vida.
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