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TEEMA DE VIRUS EPSTEIN BARR

Enviado por   •  24 de Febrero de 2018  •  3.417 Palabras (14 Páginas)  •  279 Visitas

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Además, estos genes regulan la respuesta inmune del hospedero de forma negativa. Para hacerlo se inactiva el interferón, además de los TLR7, TLR8, TLR3, RIG1 y el MDA5.

El virus tiene dos formas, en el estado latente la enzima encargada de la replicación es la polimerasa celular. Aquí se fabrican únicamente 9 antígenos y 2 tipos de RNA, no hay producción de la polimerasa viral. En la fase productiva si se utiliza la polimerasa viral.

Manifestaciones clínicas

El virus de Epstein-Barr induce un amplio espectro de manifestaciones de la enfermedad en el ser humano. La mononucleosis clásica o típica es una enfermedad aguda que se caracteriza clínicamente por dolor de garganta, fiebre y linfadenopatía, a nivel serológico, por la aparición

transitoria de anticuerpos heterófilos, y en el aspecto hematológico por leucocitosis mononuclear, formada en parte por linfocitos atípicos.

Neoplasias malignas asociadas al VEB

El virus de Epstein-Barr es un parásito excepcionalmente bien adaptado, que establece una infección latente de por vida, sin efectos adversos duraderos en alrededor del 95% de la población humana. Sin embargo, en huéspedes inmunosuprimidos, las propiedades de transformación del crecimiento del VEB pueden originar neoplasias malignas. En ocasiones, el VEB, junto con factores ambientales o genéticos, o ambos, puede generar neoplasias malignas en huéspedes inmunocompetentes.

Linfoma de Burkitt

El linfoma de Burkitt es un linfoma de alto grado, con los típicos linfocitos B pequeños y no hendidos, que es endémico en África ecuatorial.

El linfoma de Burkitt endémico muestra una asociación geográfica con el paludismo por Plasmodium falciparum, y suele aparecer como un tumor de la mandíbula. Pese a la clara asociación de más del

90% de los linfomas de Burkitt con el VEB, todavía no se sabe con claridad cuál es el papel que desempeña el virus en su patogenia, pues la mayoría de los genes transformadores del VEB no se expresan.

PATOGÉNESIS

Aquí existen dos teorías, la primera afirma que cuando el virus entra al hospedero, las primeras células infectadas son las del epitelio nasofaríngeo y de ahí infecta a los linfocitos B (por medio de una progenie proveniente de la infección primaria). La otra teoría es que directamente infecta a las células B, sin replicación previa en las células epiteliales, cuando hay replicación en los linfocitos, esa progenie viral permite que se infecten otras células como células epiteliales y linfocitos B.

En la actualidad se ha cuestionado la idea de que luego de la infección inicial productiva de las células epiteliales orales, el VEB se propaga a linfocitos B, ya que las biopsias de las amígdalas de pacientes con primoinfección no revelaron infección del epitelio, pero con facilidad si se observaron linfocitos infectados.

Es posible que se produzca una infección significativa de epitelio extraamigdalino, o que un ciclo inicial de replicación lítica preceda la propagación al compartimiento de linfocitos B.

Los linfocitos B infectados estimulan intensamente a los linfocitos T citotóxicos (linfocitos atípicos). En las personas previamente sanas, la mayoría de los linfocitos B infectados se eliminan por la vigilancia inmunológica, pero 1-50 linfocitos B por millón permanecen infectados de forma quiescente, y sirven como reservorio para la infección latente.

En general hay producción de anticuerpos heterógenos y con la detección de estos anticuerpos heterógenos se descartan otras etiologías de mononucleosis infecciosa que se asocia a otros virus además del VEB, como citomegalovirus y VIH.

Como se dijo anteriormente, puede haber infección latente o replicación viral (esta última induce la activación de linfocitos T citotóxicos). Los virus se mantienen en las células B y posteriormente puede haber una reactivación donde este virus infecta otros linfocitos B y células epiteliales. Cuando esto ocurre se activan linfocitos T generando inflamación del hígado, órganos linfoides y ganglios linfáticos, para que el virus sea eliminado por el hospedero. Sin embargo, muchas veces la infección latente es la que permite el crecimiento celular.

Por otro lado, existen dos vías diferentes de entrada del virus a la célula. Una es por el receptor CD21 mediante la gp350 en las células epiteliales, esta unión no lleva a la formación de endosoma, por lo que debe haber fusión de membranas y liberan la nucleocápside, en este caso las proteínas implicadas son la glicoproteína H y la glucoproteína L quienes interactúan con integrinas. En las células B el contacto gp350 – CD21 hace que entre por endocitosis.

La CD21 es una glucoproteína de 145 kDa que es también el receptor de la región d del tercer componente del complemento, por lo que se denomina asimismo receptor C3d o CR2. Este receptor es demostrable en los linfocitos B y en las células epiteliales nasofaríngeas del ser humano y de otros primates, y en una pequeña proporción de los linfocitos no-B y no-T portadores del receptor del complemento. Otra glucoproteína del VEB, la gp42, se fija a las moléculas de clase II del complejo principal de histocompatibilidad (MHC), que sirven como correceptores en la infección de los linfocitos B.

El virus tiene un DNA de doble cadena lineal, con 60% de guanina y citosina. También en el extremo 5’ como en el extremo 3’ el genoma tiene unas cadenas terminales que son importante para formar el episoma (DNA circular)

Tiene dos orígenes de replicación:

- Origen I para replicarse en la infección lítica o productiva

- Origen OriP para la infección latente, en este caso mediante RNA polimerasa II

INFECCIÓN LATENTE

Tras la infección con el VEB, los linfocitos B inician el ciclo celular y proliferan continuamente en un proceso denominado transformación o inmortalización; estas células se pueden propagar in vitro de forma indefinida.

Durante la mononucleosis infecciosa, se observa la proliferación de los linfocitos B inducida por el VEB, que servirá probablemente para propagar con rapidez el conjunto de linfocitos B infectados. Estos linfocitos B se suelen eliminar rápidamente de la circulación. Sin embargo, en ausencia de una respuesta inmunitaria intacta, la infección

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