Tesis Frecuencia de patologías causales bovinos
Enviado por Antonio • 1 de Marzo de 2018 • 7.240 Palabras (29 Páginas) • 352 Visitas
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Los hospedadores intermediarios comprenden un gran número de animales silvestres y domésticos, en especial herbívoros, pudiendo infectarse también los humanos. Si un hospedador intermedio ingiere los huevos, las larvas se liberan, penetran la pared del intestino, y son transportadas por el torrente sanguíneo o la linfa a los órganos blanco. Los parásitos pueden desarrollarse a quistes en distintos órganos, pero se encuentran con mayor frecuencia en el hígado y con menor, en los pulmones. Los quistes crecen lentamente y cuando se descubren, la mayoría de los quistes de E. granulosus son de 1-7 cm de diámetro, pero algunos finalmente pueden llegar a 20 cm. Cada quiste lleno de líquido está rodeado por una pared fibrosa del hospedador y consta de 2 paredes provenientes del parásito: una membrana exterior laminada y una membrana interior denominada capa germinal. De la membrana germinal se desarrollan escólex. Cada escólex contiene una o varias cabezas invaginadas (protoescólex) que pueden convertirse en céstodes adultos, si son ingeridos por el hospedador definitivo. Las cápsulas y los protoescólex flotan libremente en el líquido hidatídico o se adhieren a la pared con un pedúnculo; las cápsulas y los protoescólex que flotan libremente se denominan “arenilla hidatídica”. Si un quiste se rompe, la arenilla hidatídica puede convertirse en nuevos quistes. Algunos quistes son estériles, o nunca producen cápsulas con escólex, o se vuelven estériles después de una infección bacteriana o una calcificación. El porcentaje de quistes estériles varía con el hospedador intermedio y su susceptibilidad a una cepa o especie en particular (Barriga, 2002).
1.2.3. Cisticercosis
Las cisticercosis son enfermedades parasitarias causadas por cisticercos, que son la forma larvaria de una tenia (gusanos planos intestinales pertenecientes a la clase Céstoda) y que tienen como hospedador definitivo al hombre (en el que producen la teniasis). Estos parásitos necesitan a un hospedador intermediario antes de llegar a los seres humanos (Barriga, 2002).
La cisticercosis bovina está causada por Cysticercus bovis, la forma larvaria de la Taenia saginata. El hospedador intermediario es el bovino y el hospedador definitivo el hombre (Barriga, 2002).
Los bovinos se infectan por la ingesta de huevos del parásito, que contaminan, por ejemplo, el agua o los alimentos. En el aparato digestivo se libera el parásito, que migra a la musculatura estriada, donde forma pequeñas vesículas (Cordero Del Campillo y col, 1999).
En general se considera asintomática, aunque en infecciones masivas se puede producir rigidez muscular o fiebre.
La Teniasis humana se produce por la ingestión de carne con cisticercos viables. En el estómago la vesícula se digiere, evaginan los escólex que se fijan en la mucosa del intestino delgado, formando el estróbilo que genera la (s) tenia (s) adulta (s). El periodo de prepatencia es de 4 meses; el estróbilo al cabo de 2-3 meses contiene alrededor de 900 proglótidas, de las que las 100-150 últimas contienen huevos (Leal, 2010).
Las lesiones generalmente se ubican en el tejido conectivo de músculos estriados y cardíacos, con una menor frecuencia en hígado, pulmón y encéfalo. Entre los órganos más afectados se encuentran el miocardio, lengua y músculos maseteros, tanto en animales adultos como en jóvenes (Cordero del Campillo y col, 1999).
Los tejidos y órganos parasitados presentan vesículas de forma variable que pueden ir de subesféricas a elípticas, miden 7 a 8 mm, pero pueden llegar hasta 1 cm de longitud. Contiene un líquido translucido de color rosado y sobre su pared se observa la invaginación cefálica que aparece como un punto blanco (Quiroz, 2005).
1.3 IMPORTANCIA
1.3.1 Salud Pública
A través del proceso de domesticación, junto con la modificación de los hospedadores silvestres, se desarrollaron formas de vida parasitaria y vías de transmisión hacia los seres humanos y animales domésticos. Actualmente, los agentes de las enfermedades zoonóticas se distribuyen en forma cosmopolita y lo hacen en un gran número de hospederos animales tanto selváticos como domésticos, además del ser humano (Rosas., 1997).
De notable importancia dentro de la generalidad de las zoonosis, las de origen parasitario representan alrededor de un 20% de todas las infecciones humanas reconocidas, habiendo éstas experimentado un fenómeno de expansión cuyo origen sería consecuencia de una serie de circunstancias: a) la entrada del hombre en áreas geográficas y/o ecológicamente nuevas; b) la diseminación de nuevas especies animales entre las poblaciones humanas (mascotas, animales de zoológico, etc.); c) cambios a nivel local en el manejo de animales o en el uso de productos animales; y d) modificaciones en los hábitos alimentarios y en la tecnología de alimentos.
Lo anterior aclara la trascendencia que muchas de las zoonosis parasitarias adquieren al ocurrir en gran número de personas y/o resultar eventualmente en enfermedades clínicamente graves (Rosas., 1997).
Nada refleja mejor las condiciones de cultura, de desarrollo y de verdadera civilización de una región o país que las tasas de infección por determinadas parasitosis, especialmente de aquellas cuya transmisión a las personas sanas se puede atribuir a la ignorancia e insalubridad. Una elevada tasa de ellas traduce las fallas del saneamiento, una inadecuada conducta higiénica, la indiferencia de los dirigentes y autoridades de salud y es un índice objetivo del retraso general (Rosas., 1997).
En Chile, pese a existir condiciones aceptables de salubridad, persisten zonas donde los hábitos y condiciones de vida, entre otros factores, hacen que algunas zoonosis parasitarias adquieran carácter endémico y alcancen magnitudes de importancia. Así, dentro de las principales zoonosis parasitarias existentes en el territorio nacional, hay un grupo de mayor importancia, dados los niveles de prevalencia y repercusiones que originan, el que comprende a: enfermedad de Chagas, hidatidosis-equinococosis, triquinosis y toxoplasmosis. En el grupo de menor prevalencia se incluye a: cisticercosis-teniasis, distomatosis, linguatulosis, criptosporidiosis, difilobotriasis, anisaquiasis, dipilidiasis, anquilostomiasis y toxocariasis-larva migrans visceral (Rosas., 1997).
La inspección de la carne es comúnmente percibido como el control sanitario de los animales que serán sacrificados y posteriormente la canal que se obtiene de ellos. El objetivo de la inspección de la carne es proporcionar
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