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UNDAMENTOS DE LA TEORIA DEL VALOR.

Enviado por   •  9 de Abril de 2018  •  3.365 Palabras (14 Páginas)  •  250 Visitas

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La primer etapa que tuvo el dinero fue EL DINERO MERCANCIA, la cual consistía en un bien que representaba el dinero y el cual tenia un valor intrínseco y también se podían utilizar para consumo final o sea que tenía un valor de uso. Con esta etapa se termino con el trueque. Algunas especies utilizadas como dinero fueron: la sal, tabaco y el cacao usados por nuestros aborígenes y el ganado que fue utilizado por los romanos.

Para que un bien sea aceptado como dinero debe cumplir ciertas características como el de ser aceptado generalmente como medio de pago y medida de valor.

Una segunda etapa por la que pasa el dinero es la del DINERO METÁLICO en la cual el dinero se expreso en monedas y especies metálicas. Los principales metales aceptados fueron el bronce, plata, y oro, con los cuales se acuñaron las primeras monedas.

La comunidad le ha dado al oro y a la plata un sentido de riqueza tal que tienen valor en si mismos así no estén expresados en moneda y son considerados DINERO BASE de la economía moderna. En conclusión tenemos que el dinero es un elemento importante de nuestra economía actual, ya que nos facilita las transacciones e intercambios necesarios para satisfacer nuestras necesidades, vemos que el dinero ha sufrido numerosos cambios a través del tiempo lo cual permite que tener un comercio eficiente, imaginemos por un momento que nunca se invento en dinero, "una locura" verdad, no se podrían hacer la cantidad de transacciones que se hacen hoy, bien entonces queda concluido que el dinero es una parte esencial en nuestras vidas, es por ese motivo que debemos conocer a fondo los términos utilizados y cual es la historia del dinero.

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I. Introducción: valor de las cosas Para poder entender cabalmente la teoría de la plusvalía de Carlos Marx, es necesario conocer los principales criterios de la economía británica clásica, a la que Marx acepta por completo, aunque elabora muy diferentes conclusiones. Ya en la antigua Grecia, los filósofos discurrían sobre cuáles eran los factores que influían en el valor de las cosas: ¿Por qué razón objetos tan disímiles por el servicio que prestan –un caballo, una espada, o un vaso–, pueden llegar a tener un precio que permita relacionarlas? Adam Smith, el padre de la economía moderna,

Afirma en La riqueza de las naciones que “el trabajo es la medida real del valor de cambio de toda clase de bienes” (Smith, 1979: 31). Por su parte, David Ricardo, en su conocida obra Principios de economía política y tributación (1817), coincide totalmente con Adam Smith, al definir el valor de las cosas como: el valor de un artículo, o sea la cantidad de cualquier otro artículo por la cual pueda cambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo que se necesita para su producción (Ricardo, 1973: 9). Y, M a r x , c o n s u c a r a c t e r í s t i c a minuciosidad, denomina valor de uso a la utilidad que las cosas prestan y dice: En cuanto valores de uso, las mercancías son, ante todo, diferentes en cuanto a la cualidad; como valores de cambio sólo pueden diferir por su cantidad, y no contienen, por consiguiente, ni un solo átomo de valor de uso […] Lo que determina la magnitud del valor de un objeto no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario, o sea el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción (Marx, 1959: TI, 5-7). Es necesario destacar que las anteriores definiciones parecen referirse al valor de costo; sin embargo, se refieren al valor de cambio, ya que incluyen el beneficio empresario como una parte del trabajo obrero.

II. Precio de los salarios Según Adam Smith y David Ricardo, los salarios tienden a situarse al nivel mínimo que permita a la familia obrera criar a aquellos hijos suficientes para cubrir los puestos de trabajo que la sociedad vaya creando. Al respecto postula Adam Smith: Los salarios pagados a los jornaleros y criados, de cualquier clase que sean, deben ser de tal magnitud que basten, por término medio para que su raza se perpetúe, de acuerdo con los requerimientos planteados, en la sociedad, por una demanda creciente, decreciente o estacionaria de mano de obra (Smith, 1979: 7). Y, David Ricardo, p r e s e n t a u n a definición muy semejante: La mano de obra, al igual que las demás cosas que se compran y se venden y que pueden aumentar y disminuir en cantidad, tiene su precio natural y su precio de mercado. El precio natural de la mano de obra es el precio necesario que permite a los trabajadores, uno con otro, subsistir y perpetuar su raza, sin incremento ni disminución (Ricardo, 1973: 71). Además, sostiene que “al igual que los demás contratos se deberían dejar los salarios a la libre competencia en el mercado y nunca deberían ser controlados n i i n te r ve n i d o s p o r l a l e g i s l a t u r a ” (Ricardo, 1973: 80). Con lo cual, cuarenta años después de Adam Smith, este otro economista vuelve a considerar inexorable la situación de las familias obreras. Antes de escandalizarnos por la falta de sentido social de los economistas británicos para determinar el salario de la mano de obra, debemos considerar que ellos creían, por herencia de los fisiócratas, que las leyes de la economía eran inexorables y que cualquier alteración a sus reglas provocaría ingentes daños a la sociedad. Mar x considera que siempre la disponibilidad de operarios supera la existencia de puestos de trabajo. A esta diferencia la llama “ejército industrial de reserva” y sostiene que los patrones contaban con él para poder amenazar con el despido a su propio personal1 .

III. Beneficio empresario En cuanto al beneficio empresario, Adam Smith se esfuerza en destacar que no proviene del trabajo de dirigir: Habrá quien se imagine que estos beneficios del capital son tan sólo un nombre distinto por los salarios de una particular especie de trabajo, como es el de inspección y dirección. Pero son una cosa completamente distinta (Smith, 1979: 48). Así, puede leerse muy claramente en su obra que el beneficio del patrón nace del trabajo del obrero: El valor que la mano de obra añade a la materia prima se divide por sí misma en dos partes, destinada la una al salario de los obreros y la otra a los beneficios que el industrial ha de recoger (Smith, 1979: 48). Y, más adelante, plantea: “el patrón participa del producto del trabajo de sus operarios. En esa participación consiste su beneficio” (Smith, 1979: 64). Y, para que quede bien claro, repite una vez más: “El valor que el operario añade se divide en dos partes, la que paga los salarios y la ganancia del que lo emplea” (Smith, 1979: 91). Es evidente que el valor de un artículo se integra, en primer lugar, por las horas de trabajo insumidas en la obtención de la materia prima

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