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PROBLEMÁTICA DE LAS SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS

Enviado por   •  9 de Noviembre de 2017  •  Trabajo  •  2.013 Palabras (9 Páginas)  •  469 Visitas

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PEQUEÑOS CUIDADOS…

EDI: PROBLEMÁTICA DE LAS SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS

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ESTUDIANTE: Gimenez Cecilia

PROFESORA: Corvaro Claudia.

2017

PEQUEÑOS CUIDADOS…

Introducción/contextualización

En Neuquén encontramos diferentes  instituciones encargadas de acoger a la primera infancia; en esta oportunidad haré referencia a los CCI (Centros de Cuidados Infantiles). Estas instituciones acogen a niños/as de 45 días a 5 años. Aunque desde lo formal se fundan en “la necesidad de atender a niños/as cuyos padres trabajan o estudian”, cuentan con un sistema de selección –dada la gran demanda existente– que fundamentalmente tiende a priorizar a aquellos/as que se encuentran en situación de vulneración de derechos y/o condiciones económico/sociales de extrema pobreza, los mismos se encuentran ubicados en diferentes barriadas de la ciudad. El personal a cargo de estas infancias, mayoritariamente transferido de otras dependencias municipales está conformado, en porcentajes importantes, por beneficiarias de planes sociales o con contratos eventuales, es decir, son educadoras que asumen su tarea con una escasa capacitación, por lo general, no plantean situaciones con los niños/as con formato escolar: escribir letras y números, pintar, recortar, realizar actos y planificaciones, etc.; y sí despliegan una serie de intervenciones de control y disciplinamiento para resolver conflictos con los/as niños/as.

Desarrollo

Considerando que las educadoras de los CCI se constituyen en actoras cotidianas que, junto con la familia, intervienen en los procesos de subjetivación y construcción social de la infancia, apelando a “formas locales” de cuidado y prácticas educativas, sus acciones –dada la condición no escolar de las instituciones y porque, en la mayoría de los casos, se trata de mujeres del barrio que podrían participar de códigos y formas culturales semejantes a las de las familias de los niños/as que atienden– asumirían modos muy próximos a las que se despliegan dentro del ámbito familiar.

De acuerdo a lo explicitado anteriormente, creo que en estos lugares se desconoce la existencia de las diferentes “infancias” que actualmente nos interpelan, cuando identificamos los distintos procesos históricos, políticos, sociales y económicos que intervienen en dicha concepción; por otro, a sostener que toda intervención sobre la niñez, sea en el ámbito familiar o institucional, provenga de organizaciones de la sociedad civil o del estado, está cargada de significaciones políticas y culturales que no siempre son visibles. Qué es un niño y qué necesita, son interrogantes que tienen respuestas muy diversas en distintos contextos sociales e históricos. Incluso la afirmación “los niños y las niñas son sujetos/as de derechos” adquiere significaciones diferentes en contextos particulares.

“En la Argentina, alrededor del 50% de los chicos vive bajo la línea de pobreza. Los medios de comunicación revelan cifras que alarman, inquietan, asustan. Muestran a jóvenes de trece, catorce, quince años que roban, se roban y a los que les roban sus jóvenes vidas.” (Perla Zelmanovich)

En un texto de 2006, Minujin y Delamonica definen a la pobreza infantil abarcando tres dominios interrelacionados, la privación, es decir la falta de condiciones y servicios materiales esenciales para el desarrollo; la exclusión, entendida como el resultado de procesos de desajuste, a través de los cuales la dignidad, la voz y los derechos de los niños son negados o sus existencias amenazadas, y la vulnerabilidad, que es definida como la ineficiencia de la sociedad de poder controlar amenazas existentes en sus entornos que atentan contra los niños. En palabras anteriores, Minujin exponía en2005 “Otros aspectos de la privación material, como el acceso a los servicios básicos y otras cuestiones relacionadas con la discriminación y la exclusión que afectan a la autoestima y al desarrollo psicosocial, entre otras, también son centrales en la definición de pobreza infantil”. Coincido con Kessler (2009) y Redondo (2004) que la idea de pobreza no puede ser sustituida por las de marginalidad, desigualdad o exclusión, “… la pobreza permite describir, clasificar y focalizar intervenciones en un grupo determinado (…)” (Kessler, 2009:5).

Por otra parte, los efectos de la globalización y las políticas neoliberales sobre amplios sectores de la población son evidentes; en este contexto “Los sujetos pobres, vistos en otros momentos como decentes o indecentes, válidos o inválidos para el trabajo, beneficiarios de la caridad o la asistencia pública o privada, y actualmente como excluidos, no sólo se enfrentan a la supervivencia, sino que su situación social se liga a procesos de escala mundial como población excedente.” (Redondo, 2004:74). Es en estas condiciones históricas donde los significados se configuran a partir de la combinación de elementos que vinculan la pobreza a la peligrosidad social y a viejas consideraciones de orden moral: los pobres se transforman en marginales o excluidos, la marginalidad se asocia a la violencia, ésta al riesgo y éste último al peligro.

Por lo expresado hasta el momento y por experiencias vividas en instituciones escolares, puedo decir que a menudo se cae en la falsa idea de que aquellos/as niños/as que viven en condiciones de pobreza no pueden aprender; de esta forma, las mismas instituciones escolares se encargan de estigmatizar a esos/as niños/as haciendo que crezcan pensando que no van a llegar a “ser nadie en la vida” por ser pobres. Como docentes, deberíamos ser capaces de establecer una relación entre los procesos de escolarización y subjetivación, y no el desvelo por “cómo ensañar a los pobre”. Se trata de encontrar un punto de intersección entre la organización escolar y los/as sujetos/as que la habitan como un espacio de encuentro. Se trata de  instituir un encuentro que implique la construcción  de un común que reconozca al Otro como un semejante y lo albergue; le dé un espacio para ser y estar; se trata de romper con los ideales y creencias adquiridas, para dar lugar a que el Otro sea. Se trata del sentido de educar y recibir al otro; el reconocimiento de ese/a sujeto/a que está allí para mirarlo/a, acompañarlo/a y darle un lugar, y de esta manera, inscribirlo/a simbólicamente en la institución. Para que se entienda mejor, es crear lazos de habilitación, guiar a los/as sujetos/as en su recorrido y sobre empoderarlos/as.

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