AMOR DE TEMPORADA

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Era ya fin de semana y el tiempo de leer, tenía todo planeado para hacerlo sin quedarme dormido pero al primer intento de iniciar el primer capítulo la pereza no me dejo avanzar y terminé dormido; me arrepentí por eso después ya que la profesora hizo un examen de la primera parte y no tenía mucha idea de nada, tendría que redimirme para el siguiente que sería en una semana. Deje olvidado el libro en un rincón de mi cuarto la última vez que lo había cogido y tenía varias cosas encima por lo que demore en encontrarlo. Esta vez estaba concentrado, no podía dejar que el sueño o la pereza me vencieran, así que me acomode y empecé con mi segundo intento de lectura.

No lo podía creer, ya había acabado el primer capítulo y quería saber más de los personajes y las situaciones en las que se encontraban, los escenarios pude imaginarlos conforme los leía y el aire de suspenso e intriga me atrapo totalmente. Nunca había sentido tanta atracción por un libro, cosa que no fue solo sorprendente para mí sino también para mi familia quienes se extrañaron de encontrarme con un libro en la mano leyéndolo con tanta emoción, es que me era inevitable no hacerlo. Cuando me di cuenta ya el libro no lo leía por obligación sino porque realmente me sentía bien leyendo.

Pasaron los días y cada vez más me sumergía en el mundo del libro, me sobresaltaba con los cambios en la trama y las situaciones en las que los personajes corrían peligro o no podían escapar a su destino, incluso llegué a sentir lo que cada personaje transmitía con las palabras que el escritor, era alucinante. Sin embargo todo lo bueno acaba y para mí era el momento de terminar la historia que por días me tuvo atrapado y que disfruté incluso cuando pensé que sería otro libro más.

Llegó el fin de la lectura y no pude evitar sentir que nunca sentiría esta sensación que tuve con el libro. Me encantó el final, aunque en mi mente se empezaron a formar diferentes preguntas que no parecía poder responder con lo que sabía así que empecé a comentar el libro con mis amigos en el salón y fue genial sentir que no fui el único al que el libro había emocionado. Así fue por un tiempo hasta que nos dieron la noticia que me hizo amar aún más ese libro: tendría la oportunidad de conocer al autor en persona. No me lo creía, pero sucedió y pude conocerlo, preguntarle unas cuantas cosas que sólo él podía resolver y me autografió el libro con una dedicatoria. Aún tengo ese libro en mi cuarto con un aprecio muy especial ya que fue, como dije antes, mi amor de temporada.