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ANTOLOGÍA DE TEXTOS SOBRE PERIODISMO Y LITERATURA.

Enviado por   •  29 de Mayo de 2018  •  3.895 Palabras (16 Páginas)  •  514 Visitas

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- ISIDORO FERNÁNDEZ FLÓREZ (Fernanflor): Discurso de ingreso en la Real Academia Española, leído el día 13 de noviembre de 1898 con el título “La literatura en la Prensa”.

“Reemplazo, en esta gloriosa Corporación, al orientalista D. Francisco García Ayuso, catedrático que fue del Instituto de San Isidro; hombre versado en letras antiguas y modernas, (...)

Es deber y costumbre de los académicos, al posesionarse de estos sillones, demostrar la propia suficiencia de un discurso que resulte lección de sabio; yo no puedo cumplir con tan difícil precepto. Yo soy aquí uno más del público; un elegido de entre las hileras para llevar su voz y significar sus aficiones y sus juicios. Si yo me presentase a vosotros vestido con la levita del rebuscador de levitas antiguas, o cubierto con la hopalanda del gramático, presentaríame con un disfraz... Será preciso que me permitáis ser ahora lo que únicamente he sido: un improvisador de crónicas y cuentos, a quien sólo le fue encargado el suceso del día; que no es libro, que no es discurso, ni página selecta; sino que es, y debe de ser, conversación ligera, que brilla y pasa para no volver jamás, ni ser recordada... (...)

[A imitación de Los Lunes del Imparcial, suplemento literario en el que él influyó decisivamente y que fue el primero de su género en España] todos los diarios quisieron tener Hojas [literarias]; difundióse el gusto; entró en todas las casa, por debajo de la puerta, varia y libre lectura, y hoy es imposible sostener un periódico sin el adorno de las letras; con sólo la política. No me atribuyo exclusivamente un resultado tan útil para la cultura nacional; pero he contribuido a él con la labor de toda mi vida... ¡Si vosotros al honrarme con vuestros sufragios, quisisteis recompensar mi propósito y mi constancia, una vez más, del más rendido modo, elevo a vuestra dignación el homenaje de mi gratitud!

Y ahora, como soy periodista, discurriré sobre la Literatura de la Prensa, evitando un estudio serio de este difícil asunto; porque la índole de mi profesión y de mi genio no lo consiente. Haré, pues, una larga crónica, no un breve discurso.

Ser periodista es serlo todo o nada. Para ser periodista no se necesita en realidad más que un rimero de papel, una caja de plumas. Después, hablar como persona civilizada y participar de las pasiones, de los errores y de las virtudes de todo el mundo. El vocablo exquisito, la colocación sabia de las palabras, la percepción de la belleza, el arte de los efectos no se improvisan. De todos modos, ni aun ducho ya el periodista en las habilidades del oficio podrá escribir como maestro; no se le pide que escriba bien; se le advierte que escriba pronto.

A este ejercicio atropellado del pensamiento y de la palabra, a este sport literario llegué yo –permitidme este recuerdo personal- cargado de libros viejos; que fueron los que más fácilmente, cuando niño, se me vivieron a las manos; pero bien pronto hube de renunciar al oro cárdeno y el marfil dorado de la prosa de nuestros abuelos, y aprender que el periodismo es realidad, es acción, es vida; germinación súbita, desplegamiento de ideas innumeradas, entre luz y entre impureza. Yo entraba en la redacción vestido de trusa y sombrerete, como un hidalgo de los tiempos de Felipe II, y encontraba allí escritores con la americana del burgués y hasta con la blusa del obrero. No vacilé sin embargo; me arrojé, en la vida, en la prosa modernas. Procuré desenvolverme del ropón de bordado terciopelo de mis autores y de su morrión de joyeles y plumas para circular más fácilmente con telas sencillas, de esas que se ciñen como otra piel al cuerpo; para andar al estilo de la breve, rápida y tornasolada lengua francesa. Tengo, sin embargo, a dicha, no haber conseguido del todo este propósito: ¡aquel aroma del primer licor generoso que se vertió en los odres percíbese en el vino de hogaño, y los zapatos del cazador de monte huelen siempre a romero!

El periodista suele llegar al trabajo sin el estudio de los autores antiguos; tiene tiempo de ir formándose y nutriéndose; pero yo digo que si ha llegado sin el maletín de cuero, cosido en arabescos, del siglo de oro, podrá entrar en las Cámaras y en los Ministerios, no en las tertulias de los sabios en letras. Y, es más; no alcanzará el dictado de periodista insigne; porque las ideas de la política son muchedumbre de diosas y esclavas igualmente prostituidas; que sólo tienen la virtualidad y la hermosura que les da quien las elige y las llama. Los efectos del periodismo están reservados a los literatos; y, no es la Verdad, no es la Razón, quien derriba gobiernos, quien instituye dictaduras, quien agita las muchedumbres, quien oscurece o ilumina las conciencias; lo es una pluma... ¡Una pluma; creadora de palabras que nos conmueven, que nos deslumbran, que nos inflaman! ¡Sólo el literato es efectista; sólo él puede ser sensacional!

Y no es posible ser literato sin conocer por sus nombres, las suavidades, las energías, las astucias y los misterios de la lengua.”

- JUAN VALERA: “El periodismo en la literatura” (Respuesta al discurso de ingreso en la RAE de Isidoro Fernández Flórez, “Fernanflor”13 de nov 1898)

“Ser periodista es, sin duda, profesión u oficio, como ser ingeniero, abogado o médico. Es evidente asimismo que el periodista debe ser literato: un literato de cierta y elevada clase. Pero ¿se infiere de aquí que hay un género de literatura, distinto de los otros, que pueda y deba llamarse género periodístico? Sobre esto es sobre lo que yo no estoy muy seguro, aunque , si me inclino a algo, es a negar que haya tal género. Lo que distingue al periodista de otro cualquier escritor, poco a nada tiene que ver con la literatura. Se llama periodista al literato que escribe con frecuencia o de diario, o casi de diario, en un pliego o gran hoja volante, que se estampa periódicamente y se difunde entre el público, a veces por centenares de miles de ejemplares. (...)

El libro es un medio de publicidad y el periódico es otro. De ambos medios se vale o puede valerse el escritor; pero no hay, en realidad, diferencia literaria entre ambos medios. De un serie de artículos se forma a menudo un libro, y de fragmentos o pedazos de un libro se hacen a menudo también no pocos artículos de periódicos.(...)

¿Hay entre estos géneros [poesía, prosa] modo de calificar, distinguir y separar de los otros y determinar un género especial que llamemos periódico? Yo creo que no lo hay. Al contrario, cuantos son los tonos, géneros y manera de escribir caben en el periodismo. Y nada hay que no pueda insertarse con éxito en los periódicos, cuando la inserción es oportuna

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