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DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS- CESARE BECCARIA

Enviado por   •  19 de Diciembre de 2018  •  3.463 Palabras (14 Páginas)  •  624 Visitas

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CAPITULO XIII. DE LOS TESTIGOS

Debe comprobarse que el ciudadano cometió el delito por el que se lo juzga. Se comprueba con la presencia de pruebas y testigos que lo afirman. Cualquier hombre racional puede ser testigo. Es necesario que siempre haya más de un testigo, porque si uno afirma y otro niega, no hay nada de cierto, y prevalece el concepto que todo hombre es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

CAPITULO XIV. INDICIOS Y FORMAS DE JUICIOS

Beccaria nos menciona el tipo penal y la pena, pero entre estas dos está la comprobación del delito, aquí es donde entran las pruebas, ya teniendo las mismas es mayor la probabilidad del hecho, ya que la falsedad de una prueba no influye sobre la otra.

Existen dos tipos de pruebas: las perfectas y las imperfectas.

Las pruebas perfectas son aquellas que con la muestra de una sola basta para determinar que el individuo fue culpable. Las pruebas imperfectas son aquellas que no demuestran con exactitud que el individuo fue culpable. Es necesario para penar al individuo la suma de pruebas imperfectas que fueran necesarias para lograr una prueba perfecta.

CAPITULO XV. ACUSACIONES SECRETAS

En este capítulo se habla que las acusaciones secretas son desordenes evidentes, y en muchos casos, admitidos como necesarios por la flaqueza de la constitución.

CAPITULO XVI. DEL TORMENTO

Este capítulo retoma un tema anterior donde dice que ningún individuo puede ser llamado reo o culpable hasta que lo demuestre la sentencia del juez. Por ese motivo, las pruebas en las que el individuo, estando torturado, declare haber cometido un delito, no son válidas. Es por eso que las pruebas y los testigos son la base de encontrar si es culpable o no el detenido.

CAPITULO XVII. DEL ESPÍRITU DE FISCO

Se explica que anteriormente casi todas las penas eran pecuniarias. El objeto de las penas era un litigio entre el fisco y el reo; un asunto privado, más que público.

El juez, era más que un protector de las leyes, un abogado del fisco y no un indagador de la verdad y cuando el reo se declaraba culpable, automáticamente se declaraba deudor del fisco.

CAPITULO XVIII. DE LOS JURAMENTOS

En este capítulo se explica que los juramentos que se le exigen al reo es una contradicción entre las leyes y los sentimientos naturales del hombre.

Se dice que es una contradicción por que se le pide al reo que diga la verdad, cuando si dice la verdad se declara culpable; y su único interés es mentir para tener posibilidades de ser declarado inocente.

CAPITULO XIX. PRONTITUD DE LA PENA

Este capítulo explica que cuanto más pronta y más cercana al delito cometido sea la pena, será más justa y más útil.

Será más justa porque el reo evita los inútiles y feroces tormentos de la incertidumbre que crecen con el vigor de la imaginación y con el sentimiento de la propia debilidad. La prontitud de las penas es más útil porque cuanto es menor la distancia del tiempo que pasa entre la pena y el delito, tanto es más fuerte y durable la asociación de estas dos ideas "delito" y "pena".

CAPITULO XX. VIOLENCIAS

En este capítulo se explica que hay dos tipos de atentados: contra la persona, y contra la sustancia.

Los atentados contra las personas deben ser penados con castigos corporales. Los atentados contra la seguridad y libertad de los ciudadanos son uno de los delitos más graves; por ese motivo, el rico no debe poder poner precio a los atentados contra el pobre.

CAPITULO XXI. PENAS DE LOS NOBLES

Este capítulo toma la necesidad de igualdad dentro del estado, pero explica que TODOS los nobles que hayan cometido idénticos delitos, deberán ser penados con idénticas penas; sin importar el nivel social o de riqueza de cada ciudadano.

CAPITULO XXII. HURTOS

Este capítulo explica que los hurtos que no van acompañados de violencia, deberían ser castigados con penas pecuniarias; ya que aquel que intenta enriquecerse con bienes ajenos, debería ser empobrecido de lo propio.

Cuando los hurtos van acompañados de violencia, las penas deben ser pecuniarias y corporales. El robo también es parte la pobreza del pueblo, nunca vemos a un rico robando en la calle. La desigualdad crea conflictos internos en el hombre.

CAPITULO XXIII. INFAMIA

En este capítulo se explica que la infamia es un signo de la desaprobación pública, que priva al reo de la confianza de la patria y de los votos públicos. Es necesario que la infamia de la ley sea la misma que aquella que nace de las relaciones de las cosas. Tampoco las penas de la infamia deben recaer sobre un gran número de personas a un tiempo, porque la infamia de muchos se transformaría en la infamia de ninguno.

CAPITULO XXIV. OCIOSOS

Cesare Beccaria, en este capítulo, explica que los gobiernos sabios no permiten el ocio político en medio del trabajo; ya que aquel que turbe la actividad pública y no obedezca las leyes, debe ser excluido de la sociedad. No es ocioso aquel que se hizo rico trabajando, ni aquel que goza de la riqueza de sus antepasados.

CAPITULO XXV. DESTIERROS Y CONFISCACIONES

En este capítulo se explica que todo ciudadano que turbase la tranquilidad pública debe ser proscripto de la sociedad. Los ciudadanos proscriptos de la sociedad pueden perder sus bienes, o parte de ellos.

Hay casos en los que se impone la perdida de todos o parte de los bienes del individuo, por la gravedad del delito cometido; y hay casos en los que el individuo no puede ser privado de sus bienes.

CAPITULO XXVI. DEL ESPÍRITU DE FAMILIA

Este capítulo explica que si una asociación está hecha por familias, serán hombres los padres de familia, y esclavos la esposa y los hijos. Aquí retoman una monarquía o mini monarquía en cada estado.

Cuando la república es de hombres, la familia no es una subordinación de mando, sino de contrato; y los hijos al tiempo de la edad los saca de la dependencia de naturaleza por su flaqueza.

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