Tratado de los delitos y las penas de Beccaria

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En su capítulo VI, establece la necesidad de la existencia de una proporción entre delito y pena, es decir, que los delitos cometidos no pueden ser castigados de la misma manera, si no que serán castigados en función del daño que causan a la sociedad: a mayor daño, mayor será la pena impuesta para ese delito. Para ello, considera que es necesario establecer una escala de valoración del delito en el que figuren los deseos y el placer que motivaron al hombre a cometer el delito y la finalidad con la que se llevó a cabo el mismo para cometer un daño en la sociedad, ya que no es lo mismo atentar contra un solo individuo, que contra una parte mayor e importante de la sociedad que afecta a varios miembros o sectores.

En su capítulo VII, hace mención del error cometido por los hombres de realizar una escala de gravedad del delito, pues primeramente se consideraba que era necesaria una ley para cada delito, o que había que medir los delitos en función de la ofensa realizada a la dignidad de la persona, o incluso de la malicia del corazón… sin embargo, esto solo demuestra que el hombre no ha sido capaz de diferenciar los delitos a los ojos de los hombres y los delitos a los ojos de Dios, pues esto lleva a la confusión de no saber si se está llevando a cabo las medidas correctas o no para prevenir y castigar el delito, pues lo que para los hombres se puede considerar justo, para Dios no lo sea.

Finalmente, en su capítulo VIII, concluye que existen principalmente tres tipos de delitos: los primeros, a los cuales denominó “Lesa Majestad”, son aquellos que atentan contra la sociedad o quien la representa; los segundos, a los cuales denominó delitos contrarios a la seguridad de cada particular, son aquellos delitos que ofenden la particular seguridad de los ciudadanos, es decir, aquellos delitos cometidos contra la vida, el honor o el patrimonio de las personas; y los terceros, son aquellas acciones contrarias a las normas, es decir, el no cumplimiento de los deberes que el hombre debe llevar a cabo para con la sociedad.

En conclusión a la lectura realizada, podemos determinar que Beccaria tuvo una gran influencia en el pensamiento penal de su época y gran repercusión en el pensamiento actual, ya que estableció una serie de principios lógicos entre los cuales, podemos destacar:

- Estableció la necesidad de crear un contrato social e imponer un castigo como medida para aquellos que violaran el contenido de dicho contrato.

- Consideró que la gravedad de los delitos residía en su nocividad, y el daño provocado a la sociedad.

- El principal objetivo de la imposición de las penas consiste en retraer una futura comisión del delito por otros, de modo que se haga una distinción entre lo que está bien y lo que no está bien y puede ser castigado por ir en contra de las normas sociales o no ser acorde a lo que se establece la sociedad como moral.

- Debe existir una proporción entre los delitos cometidos y las penas impuestas, es decir, que éstas han de ser eficaces en función del tipo de delito cometido y del daño causado en la sociedad.

BiBLiOGRAFiA.

- Bonesa, C. (1993). Tratado de los delitos y las penas. Argentina: Editorial Heliasta.

Artículo obtenido de: http://criminologiacomunicacionymedios.files.wordpress.com/2013/08/beccaria-cesar-tratado-de-los-delitos-y-de-las-penas.pdf

- Téllez Aguilera, Abel (2009). Criminología. Madrid: Edisofer.

- Serrano Gómez, A. (1973). La Criminología en los primeros autores clásicos. Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales, 26 (1), 73-90. Artículo obtenido de: http://www.cienciaspenales.net/portal/page/portal/IDP/1970-1979/1973_fasc_I.pdf

- Apuntes proporcionados por la profesora de Introducción a la Criminología, Montserrat López Melero, Tema 5. Teorías criminológicas: la Escuela Clásica y la Escuela Positiva, de la Universidad Internacional de La Rioja.