El tratado de los delitos y de las penas

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Nos habla de que siempre vamos a requerir de dos testigos, en cierto modo, para que uno de ellos afirme y otro niegue, quizá esto pueda sonar algo confuso, con el hecho de que para que se necesita otro testigo que al negar o afirmar, solo contradiga y pueda alargar el juicio o poner en duda la verdad, esto es para tener una segunda opinión, para poder analizar de forma más objetiva, porque, recordemos que un testigo (de acuerdo al ámbito o tipo de testigo que sea) puede ser creíble o no, sin embargo estos son muy necesarios para dar otro punto de vista a lo ocurrido y analizarlo de la mejor manera posible.

Nos habla claramente de que para poder juzgar a un presunto culpables, tiene que haber pruebas o indicios que realmente determinen o certifiquen que se cometió tal o cual delito, de esta manera, puede llegar a ser más simple la resolución de un juicio justo, basándose en las pruebas demostradas, de las cuales se les da oportunidad a los demandados y a los demandantes de que recauden lo más posible que se pueda.

Por otro lado muy distinto, nos habla del porque Beccaria desaprueba la pena capital, menciona varios motivos por los cuales está en contra de este tipo de penas, entre ellas el hecho de que ningún ser humano tiene el derecho de arrebatarle la vida a su igual.

Otra parte muy importante que retoma, es la de los testigos, estos, son muy importantes dentro de la presentación de pruebas dentro de los acusados, Beccaria los considera muy importantes por el hecho de que dan una certeza a las pruebas presentadas por el acusado. En cierto modo pretenden asegurar lo ocurrido, sin embargo, también nos habla de que se pueden presentar dos tipos de testigos, los cuales dentro de un punto pueden llegar a confundir las situaciones y la forma en como se está llevando a cabo, por el hecho de dos testimonios tanto pueden coincidir y ser favorables para el juicio, como pueden llegar a ser contradictorios el uno con el otro y por ende, complicar las cosas, complicar el juicio y obligar al juez a solicitar más pruebas, porque debemos recordar que un testigo jamás está mal, si estuvo dentro de lo ocurrido, puede percibir de forma diferente a otro testigo por varios factores que podrían influir en él, pueden abarcar desde el miedo, las amenazas, la distracción, el terror, algún defecto visual o mental, que no permita que se percate de lo que realmente sucedió, sin embargo no se le puede juzgar por hablar únicamente de lo que vio, porque fue una percepción personal.

Aunado a esto, debemos recordar que tanto puede haber testigos honestos, que realmente relaten lo que ellos observaron y otros que pueden llegar a ser “comprados” o amenazados para declarar a favor de alguna de las dos partes interesadas, esto lo pueden lograr por medio de amenazas.

Otro punto que retoma para ponerse en contra de la pena de muerte, es el hecho de que el Estado está dentro de una incongruencia, esto refiriéndose al hecho de que pretende castigar el asesinato, cometiendo otro, en cierto modo es como combatir “fuego con fuego”, lo cual, siempre hemos aprendido que entre más violencia, mas violencia se generará, tomando en cuenta que las personas van a ser tipo “tentadas” a actuar de manera ilícita a través del asesinato, sin importar nada, a fin de cuentas se les aplicará la pena.

Dentro de alguna parte del texto no habla de algo que fue muy común en la época en que se redactó el libro: la tortura, la cual, se daba con el fin de que se confesaran los delitos cometidos o no. Llega a mencionar que hubo un punto en que casi casi se hacían cálculos para determinar de acuerdo al tipo de cuerpo que tuviera el acusado (estatura y robustez) que cantidad de dolor podría soportar antes de confesar haber cometido el delito aunque no lo hubiere realizado.

En cierto modo, se llegaba a decir que entre más delgada fuera la persona, era más fácil que fuera a ser condenado por el hecho de que tendría menor aguante ante la tortura y acabaría por admitir el delito aunque no lo hubiese realizado.

En cambio una persona robusta, tendría mayor aguante y aunque este sí hubiera cometido el delito del que se le acusaba, aguantaría más la tortura a fin de que se le declarase inocente.

Más adelante del libro, nos menciona algunos tipos de delitos que, supongo, son los más comunes, y como deberían de ser castigados, de acuerdo al tipo de delito sería el tipo de pena, aplicando también el hecho de que la pena debe ser proporcional al delito.

Entre algunos tipos de delitos, nos menciona:

- Violencia

- Infamia

- Suicidio

- Destierros

- Ocio

- Etc.

Nos habla también de la prontitud de la pena, que en cierto modo también incluiría que si se desea que una pena realmente sea efectiva, la sanción se debe aplicar lo más pronto posible, para que realmente se le considere como un castigo efectivo, porque si no, entre más se tarde en aplicar la pena, menos efectivo será al momento en que se desee rehabilitar al infractor

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Para finalizar podemos concluir que esta obra fue muy importante para la ciencia que hoy conocemos como criminología por el hecho de que es como un forma de prevenir que los delitos ocurran, el hecho de evitar que sucedan, lo consideran más efectivo que el hecho de castigar, de modo que también habla de la forma que Beccaria considera correcta para castigar los delitos que presentan las sociedades.

También buscan en cierto modo apoyar a la prevención de los delitos, esto con el fin de no preocuparse por el hecho de no poder castigarlos fuertemente como lo hacían antes.

En cierto modo, esta obra es una fuerte crítica al gobierno, hablando que desde siempre ha existido el hecho del abuso de autoridad y la forma tan cruel en que se castigaba a los infractores de las leyes.

Fuentes consultadas

- Wikipedia. (2016). Cesare Beccaria. 17 septiembre 2016, de Fundación Wikimedia, Inc. Sitio web: https://es.wikipedia.org/wiki/Cesare_Beccaria#Pensamiento

- Cessare Beccaria. (1822). Tratado de los delitos y de las penas. Madrid: Porrúa.