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Diagrama de lectura de un manga

Enviado por   •  10 de Enero de 2019  •  5.412 Palabras (22 Páginas)  •  431 Visitas

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la historia y el erotismo a la comedia y la crítica. Hokusai, una de sus figuras, implantaría el uso del vocablo manga en uno de sus libros, Hokusai Manga, recopilado a lo largo del siglo XIX. Otros dibujantes, como Gyonai Kawanabe, se destacaron también en este período artístico.

La prensa satírica de origen occidental (1862-)

Comparación de Charles Wirgman (arriba) y Kōtarō Nagahara (abajo) en 1897.

Durante el siglo XIX, en plena transición de la era feudal a la industrializada, los artistas occidentales se maravillaban del ukiyo-e por la exótica belleza que transmitía. Con todo, los verdaderos inicios del manga moderno no se debieron al esteticismo del arte del período Edo, sino a la expansión de la influencia cultural europea en Japón.7​

Fueron Charles Wirgman y George Bigot (ambos, críticos de la sociedad japonesa de su tiempo) quienes sentaron las bases para el desarrollo ulterior del manga. La revista británica Punch (1841) fue el modelo para la revista The Japan Punch (1862-87) de Wirgman, como lo había sido antes para otras revistas similares en otros países. También en 1877 se publicó el primer libro infantil extranjero: Max y Moritz del alemán Wilhelm Busch.8​

La expansión de las técnicas historietísticas europeas se tradujo en una producción lenta pero segura por parte de artistas autóctonos japoneses, como Kiyochika Kayashi, Takeo Nagamatsu, Ippei Okomoto, Ichiro Suzuki y sobre todo Rakuten Kitazawa, cuya historieta Tagosaku to Mokube no Tokyo Kenbutsu 『田吾作と杢兵衛の東京見物』 se considera el primer manga en su sentido moderno. Todos ellos oficiaron de pioneros, difundiendo su obra a través de publicaciones, como Tokyo Puck (1905), aunque, igual que en Europa, el uso de globos de diálogo que ya era habitual en la prensa estadounidense desde The Yellow Kid (1894) todavía no se había generalizado. Desde 1915 se empezó a ensayar simultáneamente la adaptación del manga a la animación, lo que más tarde devendría en el surgimiento anime.

Los primeros mangas infantiles (1923)

Manga anónimo (1912-1926).

Los años 1920 y 1930 fueron muy halagüeños, con la aparición y triunfo del kodomo manga (historietas infantiles), como Las aventuras de Shochan (1923) de Shousei Oda/Tofujin y Los Tres Mosqueteros con botas en la cabeza (1930) de Taisei Makino/Suimei Imoto. Curiosamente, la primera historieta de estilo manga aparecida en España fue un cómic infantil de esta época, publicado en el número 35 bis de Bobín9​ en 1931, un mes antes de que se proclamase la Segunda República Española.10​

El cómic estadounidense -en especial Bringing up father (1913) de George McManus - se imita mucho en los años 20,7​ lo que ayuda a implantar el globo de diálogo en series como Speed Taro (1930-33) de Sako Shishido, Ogon Bat (1930, un primer superhéroe) de Ichiro Suzaki/Takeo Nagamatsu y Las aventuras de Dankichi (1934), de Keizo Shimada, así como la tira cómica Fuku-Chan (1936-), de Ryuichi Yokohama.11​ Para entonces, habían surgido historietas bélicas como Norakuro (1931-41) de Suihou Tagawa, ya que el manga sufría la influencia de las políticas militaristas que preludiaban la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue usado con fines propagandísticos. En 1945, las autoridades de ocupación estadounidenses prohibieron de manera generalizada este género.

Nacimiento del manga moderno (1945)

Tras su rendición incondicional, Japón entraría en una nueva era. El entretenimiento emergió como industria respondiendo a la necesidad psicológica de evasión ante una cruda posguerra. La falta de recursos de la población en general requería de medios baratos de entretenimiento, y la industria tokiota de mangas basados en revistas vio surgir competidores. Apareció así el Kamishibai, una especie de leyendas de ciego, que recorría los pueblos ofreciendo su espectáculo a cambio de la compra de caramelos. El Kamishibai no competía con las revistas, pero sí otros dos nuevos sistemas de distribución centrados en Osaka:

Las bibliotecas de pago, que llegaron a constituir una red de 30.000 centros de préstamo que producía sus propios mangas en forma de revistas o tomos de 150 páginas.

Los libros rojos, tomos de unas doscientas páginas de papel de baja calidad en blanco y negro, cuyo rasgo característico eran sus portadas en color rojo y su bajo precio. Esta industria pagaba a sus artistas sueldos próximos a la miseria, pero a cambio les otorgaba una amplia libertad creativa.

Osamu Tezuka, un estudiante de medicina veinteañero apasionado de los dibujos animados de Fleischer y Disney, cambiaría la faz de la historieta nipona con su primer libro rojo: La nueva isla del tesoro, que vendió de súbito entre 400.000 y 800.000 ejemplares, gracias a la aplicación a la historia de un estilo cinematográfico que descomponía los movimientos en varias viñetas y combinaba este dinamismo con abundantes efectos sonoros.

El éxito de Tezuka lo llevó a las revistas de Tokio, particularmente a la nueva Manga Shōnen (1947) que fue la primera revista infantil dedicada en exclusiva al manga, y en la que Tezuka publicó Astroboy. En estas revistas impuso su esquema de epopeya en forma de serie de relatos y diversificó su producción en múltiples géneros, de los que destacan sus adaptaciones literarias y el manga para chicas o shōjo manga. A mediados de la década de 1950 Tezuka se trasladó a un edificio de la capital llamado Tokiwasi, al que peregrinarían los nuevos autores. Hay espacio, sin embargo, para autores como Machiko Hasegawa, creadora de la tira cómica Sazae-san (1946-74), Kon Shimizu o Shigeru Sugiura con un grafismo muy diferente, nada disneyano.

Un año después, Shōnen desapareció y los libros rojos agonizaron. Entre ambos, y por obra de Osamu Tezuka, habían puesto los pilares de la industria del manga y anime contemporáneos.

El lenguaje del manga (1959-)

Leiji Matsumoto en 2008.

El triunfo de las revistas de manga acabó con el Kamishibai, y muchos de sus autores se refugiaron en el sistema de bibliotecas. Las revistas de manga eran todas infantiles, y las bibliotecas encontraron su nicho creando un manga orientado hacia un público más adulto: el gekiga. Abandonaron el estilo de Disney por otro más realista y fotográfico y se abrieron a nuevos géneros más violentos, escatológicos o sensuales como el horror, las historias de samuráis, los mangas sobre yakuzas, el erotismo, etc. Entre ellos cabe destacar

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