Explicación del tema 1 Cultura Organizacional Tema 1. Conceptos Generales
Enviado por mondoro • 4 de Abril de 2018 • 6.635 Palabras (27 Páginas) • 628 Visitas
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Explicación del tema 2
Cultura Organizacional
Tema 2. Manifestación de la cultura
La Biblia, el Corán, el Veda, el Talmud, los Sutras o el Popol-Vu, como el ejemplo de los indígenas de Chiapas, son algunas de las más poderosas fuentes de creencias para los grupos humanos que los adoptan. Esas creencias justifican los hábitos que manifiestan ciertos rasgos culturales de un pueblo, en el momento que las creencias se comparten por los miembros del grupo se genera la cultura del mismo.
Pero aún donde no existan libros sagrados, también se genera una cultura, ya que las creencias tienen muchas fuentes y hacen que todos los grupos humanos posean, por naturaleza, una cultura propia. El volcán, el rayo, las inundaciones, las plagas, etc., eran en tribus primitivas las más comunes fuentes de creencias. Incluso nacían dioses de estos fenómenos y se ofrecían sacrificios a ellos, como hábitos que manifestaban su cultura.
La simple observación cotidiana de los hábitos de los demás puede generar creencias que nos hacen acoplarnos a ellos generando una cultura de grupo. Si por alguna razón llegamos a vivir en un ambiente donde todos los compañeros tienen hábitos saludables de ejercicios rutinarios, los escuchamos hablar de los beneficios que esto les reporta, comenzamos a ver en ellos modelos imitables por su energía, buena salud o buen aspecto; muy seguramente terminaremos sembrando en nosotros mismo esa creencia, de manera inconsciente, nos sentiremos mal si no hacemos ejercicio, y finalmente adoptaremos el hábito del ejercicio sumándonos a este rasgo cultural del lugar.
Si hacemos esta observación de manera consciente, tratando de identificar cuáles son los rasgos culturales comunes de un grupo de gente, podemos definir la cultura grupal y asociarla a esa comunidad humana.
Lo podemos hacer incluso a nivel familiar, observando los hábitos particulares de diversas familias identificando con ello, cuál es la cultura particular de ese grupo familiar. Podemos observar, empresas, clubes, ciudades, países, etc., todos tendrán, sin duda, rasgos culturales particulares. Si buscamos en las regiones de nuestro país, nos queda claro que hay hábitos culturales característicamente particulares de los norteños, capitalinos, veracruzanos, yucatecos, etc.
En un grupo, los adultos manifiestan con sus hábitos la cultura, al observar estos hábitos los niños de la nueva generación aceptan, como la única verdad, esos hábitos y las creencias que los sustentan; cuando crecen siguen fielmente los hábitos continuando el ciclo de reforzamiento de la siguiente generación. Mientras más veo a mí alrededor un comportamiento determinado, más me convenzo y confirmo la existencia de la creencia subyacente, y la instalo en el fondo de mi subconsciente. El hábito de fumar, está demostrado que en su mayor porcentaje se sustenta en la creencia de que proporciona cierto estatus personal, cuando el joven llega a un entorno de jóvenes fumadores empieza a sentir que algo le falta y lo excluye si no fuma; se siente menos, e inconscientemente genera una creencia que no percibe pero le produce un efecto en sus valores, comienza a valorar el fumar como algo valioso para su persona y en ese momento se inicia en el hábito de fumar. Así, él mismo se suma al entorno fumador y al ciclo de reforzamiento para los nuevos jóvenes que se integren.
Entonces, con estos ciclos de reforzamiento ¿las culturas quedan implantadas para toda la eternidad?
Existen disruptores de estos ciclos de reforzamiento que son capaces de sustituir una creencia por otra, y con ello de cambiar la cultura. Cuando una misión médica llega hasta tribus alejadas que basan su curación en la “magia”, y comienzan a tratar las enfermedades que, tradicionalmente padecen con procedimientos científicos, se dan cuenta que el porcentaje de efectividad en curaciones sube dramáticamente; se comienzan a cuestionar, interiormente, los ritos mágicos y terminan por cambiar sus creencias hacia los “ritos” científicos. En este caso la tribu tuvo un acontecimiento relevante que rompió los ciclos de reforzamiento y cambió su cultura.
Lo mismo nos dice la historia de las poblaciones esclavas que ven llegar su libertad. Para quien nació y creció dentro de la esclavitud, no conoce otra forma de vivir y esa es su realidad, por tanto la base de sus creencias. Cuando tras una guerra de liberación se ven ante un escenario diferente, conocen otra forma de vida y sus creencias, hábitos y cultura terminan cambiando.
Todo esto que se señala para grupos humanos, es evidentemente válido para organizaciones empresariales que son también grupos humanos. Mientras más años tiene una empresa, su cultura está más enraizada, por la cantidad de ciclos de reforzamiento vividos. Una práctica común para apoyar los ciclos de reforzamiento son los cursos de inducción que se dan al personal de nuevo ingreso.
Aquí es importante observar que para las empresas, la cultura es un impulsor de su competitividad cuando está alineada a la misión. Si la empresa es de orientación a la educación (universidades y escuelas) y la cultura muestra hábitos como el apoyo al aprovechamiento de los alumnos; la preocupación por actualización de parte de los docentes; el involucramiento de maestros, alumnos y padres en la formación de una comunidad educativa; estos hábitos le ayudan a ser más competitiva.
Los líderes juegan un papel muy relevante en lo anterior, ya que como hemos visto, son ellos los que consciente o inconscientemente dan origen a las creencias que forman la cultura. Cuando lo hacen como una tarea consciente y bien enfocada, logran que la cultura apoye a la competitividad.
Si los líderes son fieles a la misión de la empresa, no desviando recursos ni tomando decisiones que la saboteen; respetan la dignidad de los trabajadores con un trato siempre justo y equitativo; proporcionan a sus trabajadores, oportunamente, de todos los medios adecuados para realizar su trabajo en las mejores condiciones laborales, dan origen a una serie de creencias. Se puede confiar en que su comportamiento es siempre congruente, vale la pena ser leales y entregarse en este trabajo porque se tendrán las mejores condiciones. Estas creencias generan valores como la confianza y el compromiso; a su vez genera actitudes positivas y productivas que producen conductas y hábitos de profesionalismo en el actuar, lo que contribuye a la competitividad de la empresa.
Lo anterior también se puede producir en sentido contrario cuando los líderes generan con su actuar creencias
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