Informe de lectura "El Alcaraván"
Enviado por tomas • 5 de Febrero de 2018 • 1.157 Palabras (5 Páginas) • 366 Visitas
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Al leer la crónica, uno se siente en el lugar, nos transporta al momento de los hechos, en aquella Colombia de 1996 donde la violencia era pan de cada día y el occidente se conquistaba en carroza y caballos.
“Eran las siete de la mañana. La llanura estaba desierta y solo se veían la carreta halada por un tractor que roncaba en el caminito que va de Monterrey a Barranca de Upía y dos ancianos que salieron del único rancho a pesquisar de donde venía el encuentro”.
Así reza un fragmento del escrito, me puedo visualizar en aquel lugar, deleitándome con el horizonte, con los hermosos paisajes; claro ya estuve allí, en los llanos y analizo la evolución que ha tenido esta zona del país, un avance lento pero seguro que pretende conservar lo característico del llano, sus extensiones de tierras verdes y llenas de barro.
Es heroico pilotar un avión DC-3 en las condiciones que para ese entonces mantenían, motores en mal estado, alas y llantas desgastadas, y para colmo de males las tormentas del amazonas y ciertas regiones de los llanos, eso hacía de los viajes una aventura llena, más que de miedo, de adrenalina.
Lleno de historias desastrosas, felices, ingeniosas, de amistades perdurables, Caycedo nos ofrece un trabajo elaborado con el mayor amor posible, inclusive él mismo dice que es “su obra más bella” y no lo dudo, te hace ver que más allá de una riqueza material, existe una mental, aquella que te permite realizar todo teniendo poco, que basta con dejar volar tú imaginación como vuela el alcaraván.
“El avión se deslizó unos trescientos metros, halló una zanja y al cruzarla se partió por la mitad, pero siguió arrastrándose y remolcando la cola que se movía como la de un pescado cuando muerde el anzuelo y cuando se detuvo, vieron que también tenía destrozada el ala con que despanzurro al toro y a los novillos”.
Otro fragmento relatando el peligroso aterrizaje de unos pilotos en una zona de Villavicencio, curioso porque luego del hecho, lo primero que se les ocurre hacer a los pilotos es ir a tomarse un par de “frías” y celebrar que no les pasó nada, lo acostumbrado era que al otro día buscaban un ingeniero para reparar los daños de la aeronave y poder continuar con los vuelos de rutina.
“Ese mismo día se lo comentó a algunos compañeros y todos dijeron, sí . Entonces invitó a Fabio Moreno a quien hizo su socio en el contrato, de manera que la alineación quedó asI: Oscar Arenas, especialista en estructuras. Fabio Moreno, en motores, estructuras, sistemas hidráulicos; un todero o lo que se llama en esta aviación, un mecánico misceláneo. Jimeno Flores, técnicos en láminas y como ayudantes, Leonel Aguirre -el mismo del altercado con don Titoá, Gustavo Torres, Celestino Velásquez y el maestro Cárdenas, carpintero de magnífica reputación...”
Allí es donde se entrelazan las historias de los magníficos aventureros, preparados para no dejar de volar como el alcaraván, porque su pasión era los retos, un cielo del llano, majestuoso pero peligroso y listos para arriesgarse con tal de tocar tierra con sus máquinas de hojalata, impresionante porque, aunque ya existían los Boeing 757, estos temerosos pilotos preferían sus aviones oxidados, sabían como tratarlos.
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