LOS FANTASMAS DEL PATRÓN DE GONZALO PORTOCARRERO
Enviado por Rebecca • 26 de Enero de 2018 • 1.324 Palabras (6 Páginas) • 568 Visitas
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La tendencia paranoica es propia de un mundo social que vive un “estado de transición”, donde coexisten las figuras simétricas del siervo y del patrón con las figuras, también simétricas, del ciudadano y la autoridad burocrático-legal. Esta transición no es solo una coyuntura subjetiva, de cambio en el imaginario colectivo, sino que es también una realidad objetiva.
Los noticieros si bien indignan y confirman la corrupción de las autoridades también legitiman este sistema de irrespeto a la ley, de transgresión a la ley. De ahí la actitud tan escéptica frente al funcionamiento de la ley.
VI. Aunque se oponga al patrón-autoridad, lo que anhela el siervo-ciudadano es convertirse en el amo que goza del poder de subyugar a gente como él. El siervo también admira esta figura, si bien existe una queja contra la prepotencia, también hay una fascinación por el autoritarismo. Ejm. SL atacaba al patrón, sin embargo, pronto se convirtió también en uno.
Al ser siempre una posible víctima es mejor adelantarse a ser victimario. La ley no llega a regular las relaciones entre las personas. Lacan habla sobre lo imaginario y lo simbólico en donde la importancia de los fantasmas supone una prevalencia de lo imaginario sobre lo simbólico. En lo imaginario priman las imágenes, sentimientos, en lo simbólico está el lenguaje y la cultura, el gran otro. El campo de lo simbólico se basa en el lenguaje y la capacidad de la persona para percibirse como uno entre muchos, hechos que implican el desarrollo de la razón y la capacidad argumentativa.
VII. Si bien en una encuesta de Opinión Pública realizada por la PUCP en el 2008 revela que los padres de familia pretenden inculcar en los hijos los valores de responsabilidad, tolerancia y solidaridad también se notó que hay una sensación de desconfianza y de posibles víctimas en el espacio público. Otra contradicción fue que el peruano es valorado como luchador, laborioso, exigente en sus reclamos y orgulloso de su país, sin embargo, también es un enemigo en potencia, en quien sería iluso confiar. De modo que se instaura un individualismo transgresor que socava cualquier principio de autoridad.
VIII. La perspectiva de género nos dice que el patrón se asocia a lo activo y masculino, mientras que el siervo a lo pasivo y lo femenino. Así, el blanco y occidental evoca la figura del patrón, mientras que lo más oscuro e indígena remite a lo servil. GÉNERO, PODER Y ETNICIDAD EN SOCIEDADES AUTORITARIAS.
La intensidad de la homofobia es índice seguro de un homoerotismo reprimido por las exigencias autoritarias de “normalidad”. La base del autoritarismo está compuesta por el pánico a la homosexualidad. La inferiorización de la mujer y el asco por el homoerotismo configuran una manera de ser que implican cerrarse al diálogo y a la imaginación, y que supone, por tanto, la violencia como forma de acallar esas presencias incómodas, internas y externas. Presencias que amenazan el orden patriarcal hegemónico, percibidas como lo “natural”, lo normal y lo bueno.
Asimismo, algo paradójico es que la homofobia en los sectores populares no impide el regreso del homoerotismo de formas inesperadas. Por ejemplo, el hombre “activo” en su relación sexual con otro hombre, no es considerado homosexual, sino que puede ser -incluso- valorado como “más hombre”. Así se legitima un cierto tipo de homoerotismo.
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