LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN EN LA MODERNIDAD LÍQUIDA.

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Bauman añade que el mundo está siempre en un constante cambio y la educación debería cambiar a la vez para no quedarse atrasada, lo cual deriva en que a la memoria se le da un valor inútil, ya que no es un producto que se puede comprar, por lo tanto, si todo cambia constantemente no hace falta fomentar la memoria sino solo seguir adquiriendo nuevos conocimientos. Por otro lado, el autor expresa que en la actualidad para ser una persona exitosa lo más importante radica en la diferencia, no la semejanza; por un lado, tener aptitudes y conocimientos adecuados para el empleo ya exhibidos por otros que hicieron ese mismo trabajo antes –o se postulan para hacerlo ahora- no es suficiente; lo más probable es que se considere una desventaja. Así mismo, hacen falta ideas insólitas, proyectos excepcionales, nunca antes sugeridos por otros y, sobre todo, estar dispuestos a marchar solitariamente por caminos propios: la receta para el éxito es “ser uno mismo”, no ser “como todos los demás”. No obstante, lo que diferencia a todo producto, por regla general, es de corta vida, pues el impacto de la novedad se esfuma rápidamente. El destino de las mercancías es perder valor de mercado velozmente y ser reemplazadas por otras versiones “nuevas y mejoradas” que pretenden tener nuevas características diferenciales, como las de los productos que acaban de ser desechados porque ya perdieron aquello que los hacía interesantes y atractivos, por lo cual concentrar el valor en lo diferencial es una manera de devaluar el resto que no ha sido afectado por el cambio, el resto que “sigue siendo igual”. Visto de tal manera, el mundo de la educación, tal como se vive hoy en día, parece más un artefacto proyectado para olvidar que un lugar para el aprendizaje.

Finalmente, como expresa Bauman “aún debemos aprender el arte de vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún más difícil arte de preparar a las futuras generaciones para vivir en semejante mundo” (Bauman, 2005, pág. 46) , un mundo en donde la época de la modernidad líquida parece abandonar la noción del conocimiento de la verdad útil para toda la vida, para sustituirla con el concepto de usar y tirar (conocimiento desechable), debemos aprender a vivir en un mundo en el que la educación debe ser un pilar, que permita generar ciudadanos informados, que no se guíen por los principios del sistema líquido, en el que el ideal de felicidad no se resuma únicamente en el aspecto económico para poder avanzar hacia una sociedad mejor preparada y más capaz de transmitir la cultura de nuestro tiempo a las nuevas generaciones.

Bibliografía

Bauman, Z. (2005). El Reto de la Educación en la Modernidad Líquida. Barcelona: Gedisa S.A.