La narracion Oral y la literatura

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- A la hora de seleccionar cuentos para narrar con niños, el narrador deberá tener presente tres puntos fundamentales:

- Las características del cuento:

En primer termino debemos buscar la calidad estética. Muchos docentes y padres no tienen en claro estos puntos y, a la hora de seleccionar un cuento, buscan algo que deje una enseñanza explicita, que transmita un valor moral, y descartan las historias plagadas de fantasía, de humor absurdo o los cuentos tradicionales, porque sienten debido a todo lo que les transmiten a ellos, que no sirven, por triviales o por truculentos, o por “pasados de moda”, como expresan algunos adultos. Vale la pena reafirmar la importancia de narrar cuentos tradicionales a los niños, teniendo en cuenta algunos conceptos o ideas.

Deben pasar cosas interesantes, que generen expectativas, con guiños de humor y de ternura.

Deben tener personajes con los que a los chicos puedan identificarse o ver identificados a otras personas de su entorno. Debe haber un conflicto bien marcado.

En cuanto al final de los cuentos, podemos decir que, cuando están destinados a niños pequeños, será importante que tengan una resolución feliz. Pero, cuando los destinatarios ronden los nueve o diez años, los relatos pueden tener un desenlace triste o trágico. El final también puede ser abierto.

Uno no debe elegir nunca un cuento para enseñar normas o actitudes. El cuento debe ser elegido por su belleza estética, por la carga de emociones que transmita, por la fuerza de su argumento de sus personajes, ahí residirá todo su valor.

- Las características del narrador:

El narrador debe elegir antes que nada un cuento que lo movilice, que le guste; un cuento que les tanto que desee contarlo con apasionamiento, con ganas de compartir las emociones que le produjo al leerlo.

Lo importante no es encasillarnos dentro de un genero determinado, sino asumir el compromiso de vencer nuestras propias limitaciones o gustos y abordar l preparación de cuentos de géneros variado, aun cuando sabemos que eso puede ser todo un sueño.

- Las características del espectador.

Partiremos de considerar tres etapas diferentes, teniendo en cuenta edades ue van desde los tres hasta los trece años.

Primera etapa (de 3 a 6 años): Los niños pueden escuchare cuentos sencillos, con pocos personajes, con lenguaje claro, en los que los protagonistas sean animales, niños u objetos conocidos, con mucho ritmo, con mucha acción y pocas descripciones.

Segunda etapa (de 11 a 13 años): En esta etapa sobresale la imaginación y la fuerza del héroe y aventura. Funcionan muy bien los cuentos maravillosos, con personajes antagónicos: los héroes venciendo a brujas, diablos, ogros.

Tercera etapa (de 11 a 13 años): En esta etapa los niños prefieren los cuentos de terror y misterio. También funcionan muy bien los relatos con algún viso realista, en los que aparece la objeción critica hacia los adultos y hacia la sociedad que ellos empiezan a cuestionar.

- La intervención del adulo como intermediario entre el niño y el libro es buena, siempre y cuando el adulto tenga conocimiento de lo que le recomienda al niño. El adulto que asume la función de recomendar libros a los chicos, tiene que tener presente que tiene en sus manos la responsabilidad de formar lectores.

Los lectores no se forman imponiendo, obligando, castigando. Los lectores se hacen con amor a los chicos, y fundamentalmente con amor a los libros.

La opinión de los padres es importante pero no siempre es acertada. Como con el resto de las cosas no siempre tenemos razón. Muchas veces, lo que a los padres les gusta o lo que les gusta a los chicos no es lo mismo que le gusta a sus hijos.

Lo más importante es dar la opinión, aconsejar pero estar predispuesto a una diferencia de criterio, sobre todo con los chicos más grandes. La opinión de los padres se debe formar basada en la lectura. Tengamos en cuenta entonces que nuestra opinión como padres no siempre es infalible y que para fundamentarla es necesario que leamos los cuentos para los chicos.

- Las características del auditorio condicionan, necesariamente, nuestra elección. Podemos analizarlos así:

Homogéneo/heterogéneo: cuando narramos ante un grupo compuesto por niños de distinta edad o sexo, por ejemplo debemos elegir un cuento con mucha acción o humorístico.

Conocido/desconocido: no existen dificultades cuando se trata de un grupo conocido, de nuestros alumnos, por ejemplo. Sabemos de sus frecuentaciones lectoras, sus gustos, intereses, su tiempo de atención. Cuando el grupo es desconocido, es muy útil mantener una conversación previa que oriente nuestra elección.

Chicos/adultos: No existen temas infantiles y temas adultos sino temas vivos y cualquiera de ellos puede interesar, el problema se centra en como contar.

Pequeño/Grande: aunque el ideal y la tradición marcan que los grupos de narración deben ser pequeños, para lograr la intimidad que requiere el momento. Con grupos numerosos, se debe narrar o leer de pie o con micrófono, para mantener la atención y dominio del auditorio. Para alumnos de una escuela, senados en sus sillas en el salón de actos, tendremos que buscar un escenario o tarima para que la visón que ellos tengan del cuento y del narrador sea total.

- Criterios de clasificación de acuerdo a las edades:

Desde 1 año: es habitual que a los niños pequeños se le canten sencillas canciones y nanas o se les narren breves relatos.

Desde 3 años: Cuentos cortos y sencillos, sin excesiva literatura, anécdota simple y emotiva, que relate experiencias familiares con personajes con quienes el niño pueda identificarse.

Desde el preescolar: este es el momento en el que los chicos comienzan a interesarse más deliberadamente por la palabra escrita. A esto vale agregar:

- Una mayor complejidad en las acciones

- Mayor cantidad de personajes

- Breves inclusiones de rozos liricos

Esta es la oportunidad de aprovechar ese interés para leer juntos libros donde ellos participen de la lectura.

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