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Pensamiento de Paulo Freire.

Enviado por   •  20 de Junio de 2018  •  5.289 Palabras (22 Páginas)  •  515 Visitas

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De esto se deriva algo obvio como que aquellos que han adquirido grandes cantidades de conocimiento pueden pretender a una superioridad de valores, lo que lleva aparejado el ascenso social. Se lo asocia con el crecimiento personal y el progreso social.

Esto se produce por la estructura escolar y por el curriculum, que están más allá de los maestros y directivos. Estas estructuras graban en las mentes de los escolares el mensaje según el cual la escolarización prepara para la vida y que lo que se pretende aprender fuera de la escuela casi carece de valor y no merece la pena ser sabido. La escuela es vista como una expresión de un sistema sociopolítico general, a través de la escolarización que enseña a aceptar y la educación que enseña a reproducir el sistema social.

Se ha transformado la enseñanza en un procedimiento por medio del cual se forman los capitalistas del saber, los pobres son los burros y el rico el capitalista en conocimientos. Las élites aparentan dar educación a todos por igual y aseguran que cada uno obtendrá lo que se merezca. La escuela es una carrera de obstáculos, en la que los más lentos deben soportar la carga creciente del fracaso. Pero esto es un poco crudo, así que se lo explica con otro término: justicia social. Este mito de igualdad de oportunidades corresponde a la realidad de la desigualdad obligatoria. Los pobres padecen la desventaja de la cultura del silencio.

La escuela parte de la hipótesis de que el aprendizaje es el resultado de la enseñanza, esto es la raíz del fracaso, pero Illich y Reimer creen que la obligación de asistir a la escuela restringe el derecho a aprender. Porque para ellos la mayor parte de aprendizaje se hace sin los maestros, se hacen a pesar de la escuela. El sistema escolar alienta más a la obtención de notas aceptables que de educación y de aprendizaje.

Para Illich y Reimer la cultura está siendo hoy apagada en la escuela, en esta se enseña e impone la alienación, desde el momento en que separa a los niños de las realidades sociales, políticas, culturales, familiares y económicas.

Las escuelas enseñan subordinación, domesticación y que el individuo manso sea capaz de ajustarse a los imperativos de la autoridad de turno, según Illich. Para Reimer lo único que la escuela enseña es la habilidad para ser más listo que el sistema escolar. Se aprende a aceptar sin rebelarse su papel en la sociedad.

- Caracterizar a la disfuncionalidad de la escuela tradicional.

Este texto totaliza las críticas parciales que se han ido realizando a la escuela tradicional. Habla sobre la crisis evidente que hay en el sistema de educación que está vigente en la actualidad.

En primer lugar se habla del retraso que existe en la escuela. Se dice que la escuela es el elemento más conservador de la vida social, que está fundada en el pasado. Esto se contrasta con la actualidad ya que hoy en día los cambios se producen de manera drástica y a gran velocidad en todos los niveles de la vida. Todo se ha transformado alrededor de la escuela, pero esta ha permanecido anclada en el pasado. Se critica que la escuela y la enseñanza no han proporcionado ninguna respuesta a la nueva situación social.

La escuela podía ser útil para una sociedad de evolución lenta, pero es totalmente disfuncional para la sociedad actual, que está definida y caracterizada por los cambios acelerados constantes.

En segundo lugar se critica la forma de instruir que tiene la escuela. La escuela tradicional se preocupa exclusivamente de instruir pero no educa. Se ocupa solamente de la inteligencia y deja de lado el resto de la personalidad de los alumnos. A pesar de que se centra solamente en instruir ni siquiera lo realiza de manera exitosa. Los alumnos pasan de un curso a otro según su edad y no según sus conocimientos. Los alumnos brillantes e inteligentes no lo son gracias a la escuela, sino que han hallado en medios familiares, en medios culturales, en los grupos exteriores, fuentes de enriquecimiento para su inteligencia y personalidad. La escuela les pone un freno y frustra su desarrollo. La “función” a la que más importancia le da es a la memoria, le da primacía a la instrucción y memorización.

La escuela se ha vuelto no-educativa o podríamos decir antieducativa. Las causas que ayudan a esta situación son la rigidez y estrechez de los programas escolares, así como la inflexibilidad de un curriculum rígidamente graduado por clases, por cursos.

Como se mencionó antes, se habla sobre el desarrollo de la personalidad de los alumnos. La escuela se olvida de la educación de “todo el niño”. La escuela ha sido acusada de ser un sistema de neutralización del desarrollo, un sistema obsesional, cerrado sobre sí mismo, que inculca la impotencia y la perdida de contacto. Obliga a los niños a estudiar mecánicamente, sin cultivar las funciones de síntesis y decisión, ignorando la relación entre la afectividad y la acción.

La escuela se despreocupa de la educación y además dificulta el desarrollo de la personalidad del niño. Por esto no es extraño que la escuela sea incapaz de ayudar al niño en las dificultades que se le presentan fuera de ella.

Según Mendel, la escuela debe dejar de infantilizar al niño y debe potenciar, dinamizar y facilitar el desarrollo de todo su ser. Y Freire dice que la escuela debería abandonar su actitud “bancaria” y entregarse a una práctica “liberadora”.

Por otro lado se hace una crítica al autoritarismo que presenta la escuela tradicional. Esta se encuentra forzada a elegir entre “el maestro o nada” y lógicamente elige al maestro. Todas las críticas señalan que en la escuela tradicional predominan las necesidades de vigilancia sobre las de enseñanza. El autoritarismo de esta escuela constituye un serio obstáculo para la consecución de los objetivos de la educación.

La escuela tradicional pone en práctica una pedagogía de la sujeción, una pedagogía que rechaza objetivamente tener como fin la liberación del niño, la liberación de los obstáculos que se oponen a su desarrollo. Esta pedagogía de la sujeción se caracteriza por negar la importancia de las relaciones interindividuales. Este modelo que la escuela tradicional pone en práctica se opone al trabajo cooperativo propuesto por Freinet. Mira con desconfianza la cooperación entre los niños y en algunos casos puede llegar a castigarla. De esta manera, la escuela prepara a los niños para el conformismo, el inmovilismo, la falta de espíritu cívico y democrático, la ausencia de espíritu cooperativo que cada vez es más necesario, la competitividad y el aislamiento. En vez de liberar

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