Principios de la administración Científica.

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Resalta Taylor que existe la necesidad de una organización científica que ayude a mejorar y estandarizar con la argumentación y las bases necesarias que se puede mejorar y obtener mayores ganancias de lo que se hace con los modelos pasados, y explica el autor que no es la solución a todos los problemas o la panacea de la prosperidad pero enfocando los esfuerzos en la verdadera esencia del sistema, donde se podrá tener un tiempo más próspero en las organizaciones incluso cuando se presenten dificultades.

Taylor después de aclarar esta perspectiva de las organizaciones, encamina su tesis en los “principios de la administración científica” partiendo de que cada administrador pensara que su modelo tradicional es el correcto y que ningún otro dará mejores resultados, pero la idea de la administración científica mostrará que de esta forma se lograran muchos beneficios para obreros y patrones, además que se asumirán nuevas responsabilidades para sus directores, y estos métodos empíricos, sin base y tal vez variados para cada individuo, se alinearan de forma tal que sean óptimos para obtener el “máximo de prosperidad” que es a lo que se quiere llegar.

Plantea Taylor de manera muy clara en sus enunciados los cuatro principios fundamentales de la administración científica que a groso modo implican desarrollo para cada elemento del trabajo, selección científica e instrucción del obrero, cooperación cordial con el obrero y finalmente la distribución equitativa de trabajo y responsabilidad entre la administración y los obreros, donde la distribución de las tareas es el elemento principal de este concepto.

El autor ilustra con varios ejemplos la evolución de algunos casos con su respectivo diagnóstico, fundamentación, análisis e implementación de la administración científica en diversas organizaciones que abarcaban el mercado de esa época. Se exponen en el texto casos en diferentes tipos de ambientes laborales y organizaciones donde se trata de forma específica cada tema para lograr mejoras.

Haciendo énfasis en los esfuerzos que genera la administración científica, Taylor destaca que el llevarla requiere dedicación, inversión económica, estudios, comprobación e implementación de los directivos de la forma correcta, sin premuras o intentando adelantar el proceso mesurado que esto requiere.

Podría presentarse confusión entre la filosofía de la administración científica y los detalles prácticos de su funcionamiento, pues la puesta en marcha después de los análisis de la administración científica podría dar muchos beneficios o resultados desastrosos si no se aplica con los criterios adecuados

En conclusión se nota el esfuerzo significativo que hace el Taylor por comprobar el funcionamiento de su tesis, además que enmarca los contextos de manera explícita en los que se podría desarrollar y dar funcionalidad a la administración científica, que basados en su educación ingenieril, estructura su modelo como un manual de seguimiento que es riguroso en cuanto a sus conceptos fundamentales pero versátil ante los diferentes entornos que se podrían presentar, sin embargo.