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Proyecto: reporte de lectura primera parte ‘’El viejo y el mar’’ por Ernest Hemingway

Enviado por   •  30 de Agosto de 2018  •  2.803 Palabras (12 Páginas)  •  683 Visitas

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Final:

Después de unas horas el mar se encontró en una quietud que podía ver sus propias carnadas y al observar vi un agua mala y al verla el viejo dijo maldita seas pues al ir solo se enfrentaba a una gran lucha pues las aguamalas tienen veneno en sus puntas por suerte vio que nadaba con tranquilidad una tortuga y tuvo la suerte de que se la comiera, pero aun así tenía que sacar el sedal para retirar las partes envenenadas. Al retirar las puntas toco una y es bien sabido que su veneno tiene rápida acción haciendo que la mano del viejo se entumeciera hasta el antebrazo, el viejo en ese instante pensó que se recuperaría pronto.

El sedal se tensaba continuamente y con su mano entumecida solo podía decir rápido mano vuelve , de pronto el pez surgió inesperadamente inhalando agua y aire por sus costados, brillaba bajo el sol y su cabeza y lomo eran de un purpura oscuro, y al sol se podían ver sus manchas doradas y un tenue color azul rojizo, su espada era tan larga como un palo de béisbol lleno de mayor a menor como una espada, el pez apareció sobre el agua dando a conocer su longitud luego volvió a entrar al agua, el viejo vio la hoja de guadaña de su cola sumergiéndose y el sedal comenzó a correr velozmente, este pez es más largo que mi bote dijo el viejo el sedal seguía corriendo velos pero gradualmente y el pez no tenía pánico, el viejo trataba de mantener el sedal con ambas manos para que no se rompiera sabía que si no podía demostrar al pez con una presión continuada el pez podía llevarse todo el sedal y romperlo, es un gran pez y tengo que convencerlo no debo permitirle jamás que se dé cuenta de su fuerza ni de lo que podrá hacer si rompiera el sedal, si yo fuera el usaría toda mi fuerza y seguiría hasta que el sedal se rompiera pero gracias a dios que los peces no son tan inteligentes como los que los matamos aun que son más nobles y más avilés.

El viejo había visto muchos peces grandes, había visto muchos que pesaban más de mil libras y había pescado dos de ese peso en su vida pero nunca solo, ahora solo y fuera de la vista de tierra estaba sujeto al más grande pez que había visto jamás, más grande que los que conocía en historias y su mano izquierda todavía estaba tan rígida como las garras de un águila pero ya se soltara pensó con seguridad que se le quitara el calambre para ayudar a la mano derecha, tres cosas se pueden considerar hermanas el pez mis dos manos tienen que quitarse el calambre. El pez había demorado su velocidad y seguía a su ritmo habitual, me pregunto porque habrá salido a la superficie pensó el viejo brinco para mostrarme lo grande que era ahora ya lose pensó, me gustaría demostrarle la clase de hombre que soy, pero entonces vería la mano con calambres y que piense que soy más hombre de lo que soy y lo seré quisiera ser el pez pensó, con todo lo que tiene mi voluntad y mi inteligencia solamente, se acomodó confortablemente contra la madera y acepto sin protestar su sufrimiento y el pez seguía nadando sin secar mientras el bote se movía lentamente sobre el agua oscura se estaba levantando el oleaje con el viento que venia del este y a medio día la mano izquierda del viejo estaba libre del calambre, malas noticias para ti pez dijo el viejo y movió el sedal sobre los sacos que cubrían sus hombros estaba cómodo pero sufra una que no lo comentara , no soy religioso pero rezaría diez padre nuestro y diez ave María por pescar a este pez y prometo hace una peregrinación hacia la virgen del cobre si lo pesco lo prometo dijo el viejo.

El viejo ya agotado le pregunto al pez ¿cómo te sientes? Y estoy mejor y mi mano ya no me duele y tengo comida para una noche y un día, sigue tirando del bote ve. No se sentía realmente bien pues el dolor de tener el sedal en la espalda era mucho, mis piernas están perfectamente y además te llevo ventaja del sustento ahora ya era de noche, se echó sobre la madera del bote para descansar, habían salido las primeras estrellas no conocía el nombre de venus pero la vio y sabría que pronto estarían todas a la vista y que tendría consigo todas sus amigas lejanas, el pez es también mi amigo dijo en voz alta, jamás he visto un pez así ni he oído sobre uno así pero tengo que matarlo, me alegra que no tengamos que matar las estrellas imagínate que cada uno tuviera que tratar de matar una estrella, luego sintió pena por el gran pez pero su decisión de matarlo no se aflojo ni un instante, podría alimentar a mucha gente pensó, pero serian dignos de comerlo, no desde luego que no, a juzgar por su comportamiento y su gran dignidad.

El viejo después de una noche ya descansado decidió comer el dorado arrancándole las tropas con una sola cortada con ayuda de su cuchillo y viendo que en el interior de su estómago se encontraban dos peces voladores, los puso al lado del dorado y con ayuda de su pie retiro los intestinos tirándolos por la popa y rebanando una parte del pez para comérselo. Su espalda era doblada por la fuerza del sedal que era jalado el pez, metió la mano al agua para limpiarse la fosforescencia del dorado y se dio cuenta que la corriente había bajado, se está cansando o está descansando dijo el viejo, ahora era turno del viejo de tomar su descanso y comer el dorado.

El viejo dio por ganada la batalla con el pez ya que este estaba flotando en el mar y el viejo llevo el bote hasta el pez, cuando estuvo a su nivel y tubo la cabeza del pez junto a la proa no pudo creer que fuera tan grande, paso la soga que tenía en el barco por las agallas del pez y la saco por sus mandíbulas y le dio una vuelta a la espada y luego la paso al otro lado de la agalla y la sujeto a la proa. El pez se había vuelto plateado originalmente era violeta o plateado y los ojos del pez parecían tan neutros como unos espejos o un telescopio. El viejo dijo tal y como esta pesa más de mil quinientas libras.

El pez era tan grande como amarrar un barco más grande a la canoa. El viejo no necesitaba brújula para saber dónde quedaba el sur oeste solo tenía que sentir la brisa y el tiro de la vela. El viejo tenía hambre así que tiro un sedal con algas y pesco algunos camarones que se encontraban alrededor del sedal, el viejo les arranco la cabeza con el índice u el pulgar y se los comió con todo y cola.

De pronto aparecieron unas aletas dorsales saliendo del agua, eran tiburones que olieron la sangre del pez muerto, con gran velocidad estos grandes peces arrancaban tozos enormes del pez y con sus fuertes mandíbulas sol se oía cuando serraba su boca, el viejo trato de ahuyentarlos golpeándolos pero no funciono y también intento arponearlos pero aun así seguían volviendo, con el paso del tiempo prefirió no perder energía y viendo lo inútil que eran esos intentos

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