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“RESTAURACIÓN Y MONITOREO DE AREAS DEGRADADAS”

Enviado por   •  28 de Mayo de 2018  •  23.670 Palabras (95 Páginas)  •  361 Visitas

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Aliada a esta cantidad cada vez mayor de tierras agrícolas que se encuentran en el proceso de degradación, lo que conduce a la pérdida de productividad de los sistemas de producción agrícola y adjudicación por organizaciones internacionales como la FAO y el FMI, el comienzo de la "Era la comida cara "debido a varios factores, entre ellos: los inventarios bajo mundo, altos precios del petróleo (que aumenta los insumos y fomenta la producción de etanol a base de maíz) y el aumento de la demanda (especialmente de China, que aumentó su consumo anual de cereales de 450 millones de toneladas en 2001 a 513.000.000 de toneladas en 2007 y en la actualidad es el algodón y soja es el mayor importador en el mundo), así como una previsión de la población mundial a 8,3 millones de personas para el año 2030, se espera que las políticas nacionales y uso internacional y el manejo del suelo se dirigen en el camino de sostenibilidad de este importante ecosistema llamado suelo.

La complejidad de los procesos de degradación y áreas de recuperación degradada se debe a numerosos fenómenos biológicos y físico-químicos involucrados.

Por esta razón, la recuperación de las zonas degradadas puede ser conceptualizada como un conjunto de acciones ideadas y realizadas por expertos de diferentes campos del conocimiento humano, destinado a proporcionar el restablecimiento de las condiciones del equilibrio y la sostenibilidad de un sistema natural preexistente. Personajes con acciones multidisciplinarias encaminadas a proporcionar dichos rendimientos se deben tomar, principalmente como el punto de partida del proceso. Por lo tanto, la participación directa e indirecta de diferentes especializaciones técnicas permite enfoque holístico es necesario (DIAS y Griffith, 1998). En este capítulo se busca estandarizar términos, conceptos y definiciones utilizados en la descripción de los fenómenos degradación y recuperación de áreas degradadas, para facilitar a los lectores comprensión de la materia.

WRGR/Set/2016

Control de Lectura: MINAM La conservación de Bosques en el Perú (2011-2016) Conservando los bosques en un contexto de cambio Climático como aporte al crecimiento verde

Tema N° 02

EL CONCEPTO DE SUCESION VEGETAL EN EL MARCO DE LA

ECOLOGIA DEL PAISAJE

Los paisajes constituyen sistemas dinámicos. Distintos autores han interpretado que los patrones observados en la naturaleza y los procesos de cambio, son producto de la acción de factores que actúan e interactúan a diferentes escalas espaciales y temporales en una forma relativamente jerárquica.

El análisis de los cambios que ocurren en la superficie terrestre ha constituido un tema central en diferentes campos de la ciencia como la geomorfología, edafología, ecología, biogeografía y evolución biológica, partiendo de diferentes marcos conceptuales y aproximaciones metodológicas.

En particular, desde el punto de vista de la ecología vegetal, los cambios en cuanto a los patrones de distribución de las plantas (Fitogeografia), y la composición específica de las comunidades en el tiempo, fueron señalados históricamente como un fenómeno natural y común por diferentes autores desde tiempos remotos.

Dentro de estos esquemas, de tipo holístico, Margalef (1958) y también Odum (1969), definen el proceso de sucesión vegetal en términos de atributos funcionales, en la búsqueda de leyes generales para los ecosistemas. En este sentido, Margalef, desde la teoría de la información, considera la sucesión como un proceso de autoorganización que ocurre en todos los sistemas cibernéticos, siendo equivalente a un proceso de acumulación de información. Odum, por su parte, enumera una serie de tendencias sucesionales en los parámetros de las comunidades y ecosistemas (biomasa, diversidad) que describen la tendencia de cambio de los mismos hacia situaciones de máxima homeostasis.

Desde mediados de la década del 70, dos tendencias conceptuales principales dominaron el campo de la investigación acerca de la dinámica de la vegetación. Por una parte, se produjo un reemplazo de las explicaciones holísticas por aproximaciones reduccionistas y mecanicistas que enfatizan las causas próximas para explicar los cambios de la vegetación, particularmente relacionadas con el enfoque de la ecología de poblaciones. En segundo término, se reemplazan los paradigmas de equilibrio por aquellos de no equilibrio.

En este esquema, son los procesos poblacionales los que determinan básicamente el patrón de las comunidades. Estos procesos se expresan a través de mecanismos resultantes de propiedades individuales como capacidad de colonización, competencia o atributos vitales, y también mecanismos derivados de la interacción entre especies, en particular, los modelos de facilitación, inhibición y tolerancia propuestos por Connell y Slatyer (1977).

Las predicciones en este marco, son derivadas empíricamente del conocimiento de los mecanismos que actúan en los cambios de la vegetación aplicados a localidades y situaciones particulares, en lugar de una aproximación deductiva derivada de una teoría universal. En este sentido Peet (1992) señala que una teoría ecológica sobre la sucesión no debe depender de las especies particulares presentes. Este autor, plantea que los procesos e interacciones poblacionales sólo pueden explicar algunos patrones de sucesión y no todos. A su vez, los cambios en los recursos del suelo y el ambiente físico, si bien pueden ser imperceptibles a la escala de tiempo apropiada para los estudios poblacionales, pueden ser factores críticos de los cambios sucesionales a largo plazo. En consecuencia, muchas de las investigaciones más recientes se han centrado sobre aspectos de la estructura de la comunidad y el funcionamiento de los ecosistemas.

La visión contemporánea de los cambios de la vegetación puede ser concebida como una visión “dinámica” o “cinética” en la cual no hay una premisa de estabilidad a largo plazo o de existencia de un punto final en la sucesión (Drury y Nisbet, 1973). En este esquema se incorporan los disturbios como un factor de gran importancia y se acepta el cambio continuo de la vegetación como norma (Picket y White, 1985). De igual manera, en las dos últimas décadas un gran número de datos empíricos apoyan la idea actual de que el proceso de sucesión en un área determinada, puede seguir múltiples caminos (Drury y Nisbet, 1973; Connell y Slatyer, 1977; Miles, 1987).

Al considerar la multiplicidad de factores que actúan e interactúan durante

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