Trabajo importante.

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En tal sentido, queremos aclarar que nuestra escuela, a pesar del medio siglo de impartir una educación de calidad, con el lema “la educación de Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto” acuñado por el Padre José María Vélaz, fundador de este humilde movimiento evangelizador-educativo, no fue la primera institución educativa que se puso al servicio de la población de Santa Rita. Este privilegio lo tuvo la escuela “Felipe Guevara Rojas”, la cual funcionaba dentro del campamento petrolero que se asentó en esta comunidad a finales de los años treinta. Dicha escuela estuvo bajo la dirección, administración y gestión pedagógica de dos monjas llamadas Sor Massiú, Sor Piedad, y posteriormente la muy conocida Madre Sor María del Pino, quien llegó para encargarse del recién creado Instituto Agropecuario, luego de que la petrolera, antes de irse, cediera 84 hectáreas de terreno al Padre Vélaz para contribuir con su proyecto.

Desde entonces nuestra escuela, siendo un instituto agropecuario, ubicado en una zona netamente rural, sin acceso a muchas de las “comodidades” que caracterizan a la zona urbana, tales como las tuberías de agua potable, electricidad fluida, sistemas de cloacas o servicio de aseo, entre otras, ha basado su currículo en el impulso de un perfil del egresado con competencias primordialmente relacionadas con la producción y comercialización de rubros agropecuarios, además de eso, que sea crítico de su realidad, con sentido de pertenencia y de convivencia, que contribuya a la transformación de su entorno de manera positiva sin dañar el ecosistema. Sin embargo, aunque nos sentimos orgullosos de nuestra labor, poco hemos logrado con respecto a la transformación de esta comunidad, puesto que sus pobladores son muy dogmáticos en cuanto a sus costumbres, y la formación que reciben la aplican en otros lugares, menos para el desarrollo de su propia comunidad.