Analisis crítico etica empresarial

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La calidad no solo depende de las inversiones en recursos materiales, infraestructuras y tecnología de última generación . Depende de la calidad de las personas que forman la entidad, de cómo desempeñen su trabajo y de la motivación de cada uno de estos.

Otro de los temas que se recogen en “Ética para la Empresa” es el de la Responsabilidad Social. Esta vez no discrepo tanto del autor. Según Fernando Savater, la Responsabilidad Social en una empresa es la forma en la que ésta asume de manera decidida una posición “a favor de la educación, al lado de la lucha contra las causas de la pobreza, contra estructuras que reproducen los mecanismos de ésta…” El autor defiende que el no posicionamiento por parte de la empresa ante este tipo de responsabilidades no afectará en el corto plazo en apenas nada pero si en el medio o largo dado que el no aceptar a éstas supone “ignorar la catástrofe que se avecina”.

La visión de la Responsabilidad Social (desde lo que hemos contemplado en clase) para Lozano (1999) consiste en asumir de forma consciente todo este mundo de relaciones recíprocas con los distintos agentes sociales y con la sociedad, considerándolos a éstos no como incidentes no previstos en la actividad empresarial, sino como variables relevantes en los procesos de decisión de la empresa.

Haciendo mención a esta responsabilidad no puedo dejar pasar tampoco la oportunidad para hacer referencia a la clasificación que Araque hace a la manera de interpretar y ejercer la Responsabilidad social; Los factores estructurales (marco legal y político, presiones sociales y estructura de mercado) y los factores ideológicos (cultura, referencia sectorial, valores personales…).

En mi opinión, la característica fundamental de la responsabilidad social no es tanto la vinculación con el entorno (clientes, proveedores, comunidades…) sino que se basa más en la conciencia y comprensión real de la importancia de la percepción que dichos actores del entorno tienen sobre la gestión y la forma de actuar de la organización. En definitiva, una empresa será socialmente responsable cuando responda satisfactoriamente a las expectativas que sobre su funcionamiento tienen los distintos grupos de interés.

Durante las últimas sesiones de clase, hemos centrado la visión en la cúspide de la pirámide jerárquica que define, por regla general, a toda organización empresarial. Concretamente en la dirección de la empresa, el gobierno corporativo y la responsabilidad de éstos.

En clase, se nos preguntaba nuestra percepción ante una serie de situaciones que, imaginando que éramos directivos, tendríamos que resolver en base a nuestra “ética personal”. Se nos cuestionaban situaciones como “¿Mentir a la empresa?” o “¿ Ocultaría información a sus colaboradores?”.

En base a lo anteriormente expuesto y a lo interpretado en la obra de Savater me atrevería a decir que aun en el caso en que una persona trabaje en una empresa con una práctica ética excelente, habrá situaciones en las que deberá tomar decisiones privadas teniendo en cuenta los intereses de la empresa pero guiándose por su propia moral.

Ya lo dice Savater “la ética es una práctica irrenunciablemente individual, intransferible, íntima.” Es un espacio personal en el que no hay hueco para el castigo u obligación. Es decir, cada uno decide que es lo que quiere y lo que no en base a su moral.

En cuanto al poder de esta cúpula que hemos definido antes, actualmente el concepto de autoridad intenta no ser simplemente el mantenimiento de una disciplina a base de látigo para que el barco se mueva, sino que debe de ser la persona o grupo de personas que haga crecer la posibilidad de la empresa y las posibilidades del factor humano de ésta en el entorno. Esta autoridad debe tender cada vez más a la colectivización, al grupo y sobre todo a escuchar a otros para así, captar diferentes puntos de vista y hacer crecer las posibilidades de satisfacción de la sociedad.

En este caso, la opinión pública puede contribuir en gran medida a que la autoridad cumpla con su cometido.

A modo de conclusión de este breve ensayo, quiero hacer hincapié en uno de los principios que, a mi parecer, es necesario en toda persona, sobretodo si estamos ante un directivo. Hago referencia al principio de buena fe tanto a nivel empresarial como personal. Ya lo recoge el ordenamiento civil de nuestro país a la hora de realizar una serie de actos que de no hacerse bajo este principio quedan sin valor.

Una persona sin moral, sin ética, no es considerada como tal, una persona que actúe sin “buena fe” tampoco.

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Bibliografía

Savater, F. (2014). Ética para la empresa. Barcelona: Conecta.

Material de Clase. (2016). Ética Social y Profesional. Universidad Loyola Andalucía

Labastida, A. (2015). Ética para empresas: 6 lecciones de Savater. [online]

REVISTA MEJORES PRÁCTICAS. (2016). Lecciones de ética empresarial a cargo de Fernando Savater. [online]

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La ética es una empresa para toda la vida,

no es un curso o una lección que se acaba al final del semestre,

sino que permanentemente se está reflexionando sobre ella.