La ética en los negocios, empresas socialmente responsables y la economía del bien común
Enviado por Jerry • 29 de Abril de 2018 • 3.519 Palabras (15 Páginas) • 556 Visitas
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La Ética de Negocios cree en la existencia de valores objetivos que pueden ser usados para determinar si una acción es buena o mala en sí misma —lo que la hace opuesta a visiones relativistas.” (Mora, 2012)
Se puede ir más allá y considerar también que las reglas éticas no sólo aplican para los grupos de interés (stakeholders) internos de la empresa sino también a los externos como pueden ser los proveedores, el gobierno, organismos no gubernamentales, clientes, y comunidad. La responsabilidad de la empresa se considera de forma acotada, no es con la sociedad en abstracto que la empresa se obliga, únicamente lo hace con la comunidad en la que participa de manera directa, de forma que considere el bien común, y sea socialmente responsable.
Es necesario que la organización tome en cuenta las relaciones que deben de existir con cada uno de los stakeholders, tanto internos como externos. Para ello debe de tomar en cuenta la Teoría de los stakeholders (Fernández Fernández & Bajo Sanjuán, 2012) y de modelos ya definidos que tratan sobre la manera de identificar y evaluar la forma en que se deben de considerar a cada uno de los grupos de interés (Acuña, 2012).
De la misma manera, la empresa debe establecer un código de conducta corporativa que le permita restablecer la confianza de la comunidad hacía la misma, para esto puede tomar en cuenta diversos códigos globales que consideran principios éticos que defienden organismos internacionales de solvencia moral. Entre los códigos globales más importantes se encuentran: 1) The Caux Round Table’s Principles for Business; 2) The Union Nations Global Compact with Business; 3) Human Rights Principles for Companies of Amnesty International; 4) The Business Charter for Sustainable Development, y 5) The Coalition for Environmentally Sustainable Development Principles. (Ramírez, 2008)
La confianza en una empresa depende de su prestigio. En el tiempo actual con redes sociales y tecnología que permite tener acceso a la información de forma inmediata, dicho prestigio depende de un gran número de variables como pueden ser: la reputación del CEO, el trato al capital humano, la calidad del producto o servicio, la imagen corporativa y de marca, los premios o reconocimientos, la permanencia en el mercado, la mejora continua, el área de influencia, y actualmente por medio de las redes sociales también depende de las referencias de los clientes, la transparencia en la información, las certificaciones, la innovación, el cumplimiento de obligaciones, las aportaciones sociales y el cuidado del medio ambiente, entre otras. En pocas palabras que sea una empresa socialmente responsable.
Hoy no se puede ser socialmente responsable si no aspiramos a un desarrollo sostenible; es decir, si nuestra cultura, nuestras conductas diarias y nuestras lógicas económicas, ambientales y sociales no se encuentran coherentemente alineadas. Nos enfrentamos al desafío de plasmar de nuestras empresas y organizaciones una ética de responsabilidad social. (Vives & Peinado-Vara, 2011)
Christian Felber, economista austriaco, ha desarrollado un proyecto económico dirigido a las empresas y que pretende implantar y desarrollar una economía sostenible y alternativa a los mercados financieros. La economía del bien común es presentada como una opción tanto al capitalismo de mercado, como a la economía planificada.
La economía del bien común es un libro de 150 páginas que se publicó el 16 de agosto de 2010 en la editorial vienesa Deuticke. Los fundamentos teóricos habían sido elaborados en un libro precedente „Nuevos valores para la economía”, del mismo autor (Deuticke, 2008). Desde entonces, una veintena de empresarios ha participado en la tarea de desarrollar y detallar el modelo. Uno de los objetivos de la publicación del libro es escapar de la estéril dicotomía “lo que no es capitalismo tiene que ser comunismo” y ofrecer una alternativa sistémica humana. En el apéndice del libro, 70 empresas apoyan el modelo con su firma – lo cual es una señal de que el modelo no sólo es una hermosa idea utópica, sino que ha emergido desde la práctica empresarial. Hoy, unas 250 empresas apoyan el modelo y 70 se han decidido a implementarlo.
1. La economía del bien común reposa sobre los mismos valores que hacen florecer nuestras relaciones interhumanas: confianza, cooperación, aprecio, co-determinación, solidaridad, y acción de compartir. (Según recientes investigaciones científicas, las buenas relaciones interhumanas son uno de los factores que más contribuyen tanto a motivar a los seres humanos como a hacerlos felices.)
2. En la economía del bien común el marco legal experimenta un giro radical al pasar de estar orientado según los principios de competencia y avidez de lucro a los de cooperación y solidaridad. El significado del éxito empresarial cambia de beneficio financiero a contribución al bien común.
3. El bien común será predefinido en un proceso participativo desde abajo y luego pasado a una asamblea democráticamente elegida y anclada en la constitución a través de referéndum.
4. Un nuevo balance principal mide el bien común: el balance del bien común. Este balance mide rendimientos sociales, ecológicos, democrátios y de justicia distributiva, cuyo conjunto constituye el nuevo sentido de “éxito empresarial”. Este ya no se mide en términos monetarios, sino en puntos neutrales. El máximo que se puede alcanzar son 1000 puntos del bien común.
5. Las empresas con los mejores balances disfrutan de incentivos y ventajas legales que les permiten cubrir sus costes mayores y ofrecer los productos éticos a precios inferiores que los no éticos: tasas de impuestos reducidas, créditos con interés reducido, prioridad en la compra púbica y programas de investigación, ...
6. El balance financiero será el balance secundario. El beneficio financiero, antes el fin de la actividad empresarial, se convierte ahora en un medio del neuvo fin: el bien común. Eso significa que sólo serán permitidas aquellas aplicaciones del beneficio financiero que aumenten el bien común: inversiones (con plusvalía social y ecológica), repago de créditos, reservas (limitadas), distribución a los que crean la plusvalía (máximo: 20 veces el salario mínimo) y créditos sin interés a co-empresas; mientras que las aplicaciones que reduzcan el bien común ya no serán legales: inversiones en los mercados financieros, adquisiciones hostiles, distribución a personas que no trabajan en la empresa, donaciones a partidos políticos.
7. Como el beneficio financiero ya no es un fin en sí mismo, las empresas recuperan la libertad de aspirar a su tamaño óptimo.
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