Propuesta de modelo económico para Chile

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Otra arista de la economía mundial es el crecimiento de los países menos desarrollados, en los que permanece muy por debajo de la meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible a corto plazo. Sin embargo se espera que crezca de forma estable a partir de un 4,5% en 2016 a un 5,2% y un 5,5% en 2017 y 2018 respectivamente. Este devenir del crecimiento económico representa fuertes escollos en ámbitos como la salud, educación, protección social y adaptación al cambio climático, ya que el gasto público se ve limitado. Este último punto cada vez tiene mayor peso dentro de las comunidades alrededor del mundo, debido q son precisamentes estas economías las más sensibles a cambios climáticos, desastres naturales, etc.

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Mapa mundial que muestra el PIB per cápita por países en 2008[3]

Si bien es cierto que los países menos desarrollados manejan un presupuesto más acotado, se deben realizar esfuerzos por ampliar el abanico de las exportaciones, las que comúnmente se concentran en unos cuantos productos primarios, expuestos a los cambios de precios.

Para los países menos desarrollados, acumular recursos es una tarea difícil, ya que muchos de ellos deben cancelar deudas externas y a la vez mantener niveles de producción y satisfacer las necesidades de la población. Para que esto tome otro rumbo la inversión debería expandirse a una tasa promedio anual de al menos 11% hasta 2030. Además los inversionistas extranjeros evitan realizar sus actividades en países menos desarrollados.

La creciente preocupación al cuidado del medio ambiente influye también en la economía mundial. Los niveles de emisiones de carbono se han ido disminuyendo, esto producto de una disminución en la intensidad del uso energético convencional, dando lugar a las energías renovables o limpias.

Sin embargo, en los países en vías de desarrollo, donde el nivel nivel de inversión en materia de energías renovables excede a los países desarrollados en 2015, estas siguen representando una pequeña fracciona de la matriz energética.

Dado todo lo anterior, el comercio a nivel mundial se encuentra en un punto muerto producto de la caída del crecimiento del comercio mundial, explicado por la desaceleración económica. Los volúmenes de comercio en este ámbito sólo crecieron en un 1,2% en 2016, la tercera menor tasa de crecimiento en las últimas tres décadas.

Previo a este periodo, las repercusiones que tuvieron algunos cambios estructurales propiciaron una rápida expansión, que con el correr del tiempo y como todo ciclo, fueron declinando.

El caso de Chile

SANTIAGO.- El economista y académico Klaus Schmidt-Hebbel disparó sus fuegos contra el manejo económico del Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet en el marco de su exposición en el Encuentro Nacional del Agro (Enagro 2015).

Schmidt-Hebbel realizó un diagnóstico negativo de la economía chilena, indicando que en el plano interno, el escenario está marcado por el impacto que están teniendo las reformas estructurales (tributaria, educacional, laboral y constitucional) que impulsa el Ejecutivo.

En esa línea, aseguró que desde la propia Nueva Mayoría han surgido voces que están en desacuerdo con las reformas que propuso el Ejecutivo, y recordó las palabras del economista Sebastián Edwards, quien sostuvo hace un tiempo que el problema es que "el programa es malo, las reformas son malas y el diagnóstico es malo".

El experto criticó que no se ha presentado ningún informe sobre los efectos fiscales o deficiencias de las reformas.

"No sabemos nada, en forma concreta y cuantificada, sobre los efectos en ahorro, inversión, empleo, emprendimiento y crecimiento, y tampoco sobre sus efectos en pobreza y desigualdad. No hay estudios académicos sobre estas reformas emblemáticas que el Gobierno está empujando. Esto me parece irresponsable", sostuvo el economista, en declaraciones recogidas por "El Mercurio".

Asimismo, Schmidt-Hebbel aseguró que en los últimos meses, la economía chilena es la que ha exhibido el peor desempeño en comparación con sus socios de la Alianza del Pacífico. Agregó que la economía internacional atraviesa por un buen momento.

Además, indicó que la única variable que refleja en tiempo real la velocidad de crecimiento de la economía chilena es el Imacec (Índice Mensual de Actividad Económica) desestacionalizado.

Recordó que desde julio de 2013, cuando se conoció el programa del gobierno actual, hasta diciembre de 2014, el país creció 1,8%.

Sin embargo, advirtió que "si se toma el Imacec desde diciembre de 2014 hasta septiembre, añadiendo un dato de mi proyección, el crecimiento es 0,0%. Entonces, estamos en recesión".[4]

Este extracto refleja la realidad que manifiesta la economía chilena, desde un punto de vista, ya que otro experto puede diferir de las opiniones emitidas por Schmidt-Hebbel.

Por otro lado, viendo desde otro punto de vista, las exportaciones chilenas aumentaron más que el PIB hasta que se desató el “super-ciclo” de precios de materias primas. El super-ciclo se refiere a un periodo de bonanza, con precios cercanos a los US$ 4 la libra, que generaron una fuerte expectativa de inversión, empleo y servicios asociados en torno a una industria de importancia para la economía local.

Consecuencia de aquello, era cosa de tiempo que con los elevados precios para el cobre y para las exportaciones convencionales y un mayor nivel de gasto, se redujeron las exportaciones marginales, menos competitivas.

Hoy en día dicho ciclo está en evidente extinción, con una baja de precio en las exportaciones tradicionales, un pobre crecimiento respecto al gasto y tipo de cambio real, mostrando esta nueva realidad

Sin embargo, las exportaciones, requieren de inversión, con lo cual se debe reducir la incertidumbre y generar expectativas de rentabilidad aptas. El estado es quien debe asegurar estos aspectos. Pero se ha generado un ambiente hostil a la actividad privada que lleva a los empresarios a exigir mayores retornos esperados de los proyectos, antes de decidirse a invertir. Ese retorno exigido debe ser todavía más alto, para hacer espacio al 35% de incremento que experimentaron los impuestos corporativos en la reciente reforma. Y aún más alto para compensar los costos esperados de funcionar en un ambiente laboral alterado por la eliminación de cualquier tipo de reemplazo de trabajadores en el caso de huelga.