El modelo educativo en Chile

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Importantes acuerdos internacionales suscritos por Chile recomiendan la actualización de la educación técnica y profesional conforme a la evolución de la sociedad y su economía, orientando la formación al desarrollo de competencias laborales que permitan a las personas, brindarles información con itinerarios formativos continuos y flexibles para capacitarlas y certificarlas laboralmente, sin descuidar el afianzamiento de buenos niveles de comprensión lectora, razonamiento matemático y desarrollo del emprendimiento.

Según estudios del Ministerio de Educación (2012) se evidencia que familias pertenecientes al quinto quintil, ven atractiva la educación técnica profesional de sus hijos entre 18 y 24 años, como un precedente de continuidad de estudios en el nivel terciario. Además, se corrobora con el interés de ellos por aplazar su inserción laboral, en procura de terminar sus estudios. Esta situación representa casi dos tercios de jóvenes que a la fecha optan por formarse en la educación superior no universitaria.

La misma fuente, advierte también que una vez que los estudiantes se encuentran insertos en el proceso formativo, la retención es poco más de un tercio en la formación profesional, mientras que en la educación técnica es de casi la mitad siendo el primer año el más crítico. Sin embargo, esta situación no guarda relación con el incremento que está experimentando la matrícula en los últimos años, sobrepasando inclusive educación superior universitaria (CNED, 2014).

Para quienes están trabajando y no cuentan con cualificación, la capacitación en el lugar de trabajo, se levanta como una opción exitosa en algunos países, especialmente para grupos vulnerables. En Chile, la inversión estatal que se ha hecho en este rubro, se encuentra por encima de la media de países de la OCDE, sin embargo, la misma fuente consultada advierte que la capacitación a similares grupos, no siempre ha sido utilizada por los segmentos de la población que más lo necesitan, desfavoreciendo su estabilidad y el beneficio de prestaciones sociales.

Aunque se ha investigado poco sobre esta problemática se presume que una parte importante de estudiantes se vincula laboralmente una vez que comienzan sus prácticas tempranas, debido a la necesidad apremiante de obtener ingresos para su familia y mantención.

Además de los indicadores señalados, según el diagnóstico del ente oficial, se constatan otros desafíos que enfrenta la formación técnica y profesional, que están a la espera de nuevos lineamientos de políticas públicas, o reclaman el cumplimiento de los existentes:

- una articulación sistémica y continua entre educación media, técnica y profesional de nivel superior,

- el rediseño e implementación de un currículo formativo con perfiles de egreso por competencias y adopción del Sistema de Créditos Transferibles,

- mayor acercamiento y conexión con el mundo laboral,

- formación de profesores para la educación técnica, y

- un mayor esfuerzo de las instituciones por acreditarse, para dar fe pública de la calidad formativa que imparten, por mencionar algunas de las problemáticas más acuciantes (Mineduc, 2010; Mineduc, 2013).

Experiencias internacionales referidas a la formación técnica y profesional, como las de países de la Unión Europea, Australia y Finlandia, y otras del contexto latinoamericano, como las de Argentina, Brasil, Colombia y México se destacan como puntos de referencia, si bien en Chile existen políticas públicas, a la fecha se encuentran en proceso de desarrollo y otras en curso.

El presente Modelo Educativo del IP La Araucana formula importantes lineamientos ajustados a las exigencias actuales, y se propone ser comprensible en sus conceptos, como viable en su implementación y gestión académica e institucional.

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2. ANTECEDENTES INSTITUCIONALES

La Caja de Compensación La Araucana, cumple desde su creación en 1968 su firme compromiso de ser un aporte al país, mediante la generación de importantes opciones sociales para los trabajadores y sus familias. En su Visión y Misión se encuentra alineada con las mejoras sociales y las necesidades formativas de las personas, de cara a su inserción laboral.

El reconocimiento oficial ante el Ministerio de Educación, del IP La Araucana, tal cual lo señala el decreto Exento N°191 del 5 de diciembre de 1988, marca un hito que lo legitima en tan significativo paso. A partir del año 1989, inicia sus actividades formativas en su primera Sede ubicada en Santiago; diez años después se expande a regiones, consolidando su autonomía otorgada por el Consejo Superior de Educación.

Desde 2005 el IP La Araucana ha logrado la acreditación en las áreas de Gestión Institucional y Docencia de Pregrado, por parte de la Comisión Nacional de Acreditación.

De este modo el IP La Araucana, alineado bajo los pilares fundacionales de la Caja de Compensación y concordante con su Plan General de Desarrollo 2015-2020, plantea en sus definiciones estratégicas de Visión y Misión:

Visión: Ser reconocida como una Institución de Educación Superior Técnico Profesional que cumple un rol de agente de movilidad social a través de la educación y que se destaca por su contribución activa al desarrollo social del país, formando personas que buscan mejorar su calidad de vida a través del trabajo.

Misión: Formar personas que evidencien competencias en el ámbito técnico y profesional de las carreras que imparte, capaces de responder responsable, comprometida y éticamente a las necesidades y demandas de empresas e instituciones que contribuyen con su labor al desarrollo nacional. El Instituto Profesional es parte del Modelo Corporativo La Araucana y, como tal, comparte su cultura común de bienestar social así como su compromiso con las personas, las familias y las empresas que adscriben a La Araucana.

En consecuencia, la Institución declara su Sello Institucional a través de un conjunto de valores que permean todo su accionar y le atribuyen una connotación distintiva e identitaria, donde las personas y sus necesidades de formación y capacitación son el centro de preocupación.

En tal sentido los valores que se propugnan son[1]:

- Actuación ética en el desempeño laboral

- Autogestión y emprendimiento

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