Riesgo Moral (“Moral Hazard”) – y Selección Adversa

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En general, el punto (a) arriba no es tan deficiente en México, y va mejorando cada día, pero no puede soslayarse. Buenas bases económicas son esenciales para la debida redacción de las leyes que se implantan en nuestro país, para comprender las relaciones causa-efecto-consecuencia-daño valorable de los posibles actos ilícitos de los individuos en nuestra sociedad. Pero el punto (b) es un área en la que México actualmente tiene grandes carencias, y el fuerte incentivo por parte precisamente de dichos individuos que justamente tienen el acceso a, manejan, o representan, recursos e intereses de grupos de individuos en la sociedad. Ellos mismos no querrían auto sancionarse por su posible actuación moralmente dañosa. Por ello no promueven la simetría de información sobre cómo actúan ellos mismos al tener acceso a, y/o manejar recursos monetarios y/o materiales, y al representar los intereses de grupos de individuos.

Respecto a los individuos que manejan o representan grupos de individuos en el sector privado, nos referimos aquí a los directores de las empresas y los gerentes de éstas. Este caso no es de interés general a la sociedad, y tanto el gobierno corporativo como la competencia económica entre empresas del mismo sector promueven la reducción o eliminación del riesgo moral en el sector privado. Así que a ausencia de monopolios y oligopolios es benéfica para atacar este problema en el sector privado, de alguna forma. Sin embargo, en el sector público hay acceso y manejo de los recursos por los servidores públicos, que además deben “representar” los intereses de todos los individuos de la sociedad en general. Es este aspecto del Riesgo Moral el que sí es de interés para todos los individuos de la sociedad, y por ello debe ser resuelto, por el inmenso costo que el riesgo moral incurrido por dichos individuos representa para la sociedad en general. Debe poderse no sólo ver cada actuación de un servidor público, sino también debe poderse ver qué resultados en lo económico, en la esfera individual de dicho servidor público, conlleva la actuación de dicho servidor público en todo momento. Esto es la parte de “simetría de información”, que la sociedad en general pueda ver todos los actos y todos los resultados materiales o económicos de los actos de dichos servidores públicos, ya que ellos manejan, y tienen acceso a, recursos públicos, y representan grupos amplios de la sociedad en su función pública. Pero debe también existir la sanción clara, explícita, y debidamente calculada en función del daño público potencial que se pueda causar como producto del riesgo moral que incurran dichos individuos a la sociedad. En concreto, y regresando a los ejemplos de riesgo moral citados arriba: aquél servidor público que se descubra incurriendo actos corruptos debe retornar lo tomado en daño a la sociedad, pero debe además pagar multas y debe recibir el castigo penal correspondiente completo. Los banqueros que manejan mal su endeudamiento internacional y la colocación de sus préstamos deben perder la propiedad de sus bancos a favor de los acreedores internacionales pues la destrucción del valor de su capital accionario resultó de sus propias decisiones, y los contribuyentes no tienen porqué “rescatarles” su propiedad del banco (el caso de Fobaproa). Y si en el proceso de destrucción de valor de sus bancos, dichos banqueros hubieren incurrido en actos ilícitos (préstamos a sí mismos, etcétera), deberían también recibir la punición correspondiente en lo personal. Igualmente con los corredores hipotecarios y los banqueros de inversión que ocasionaron la Gran Recesión del 2008 (crisis de las hipotecas).

Curiosamente, el Riesgo Moral surge en la sociedad y concurrentemente aparece el fenómeno de la Selección Adversa en casi todos los casos. Selección Adversa es que ante un fenómeno de riesgo moral, precisamente los individuos que perciben una oportunidad para su ganancia individual a costa de la sociedad sean los que se acerquen al evento de riesgo moral, para beneficiarse del mismo, y que los que por decisión individual precisamente eligen no actuar de forma moralmente riesgosa, se alejen del evento. Consideremos el caso de la ausencia de Garantías Bancarias claras e implantables en México, que ocurre todavía actualmente. Al no haber garantía bancaria, para que los acreedores puedan resolver sus problemas de impago con sus deudores de forma expedita y conforme a la Ley, son precisamente los individuos que piensan no pagar los que se agolpan a las puertas de los bancos para pedir prestado. Ellos saben que, sin garantías bancarias, aunque las tasas de interés que los bancos publiquen precisamente para tomar en cuenta el alto porcentaje de préstamos que no serán repagados, no hay punición para ellos al tomar el crédito y no pagarlo. El grupo de deudores potenciales que constituye el mercado de préstamos para los bancos, se autoselecciona y se enriquece de gente que precisamente piensa no pagar. No hay castigo, no hay costo, si no hay obligación de repago. Riesgo Moral concurrente con la Selección Adversa.

Podríamos extender esta situación al ámbito del servicio público: selección adversa que concentra en el sector público a muchos individuos que están dispuestos a incurrir riesgo moral en contra de la sociedad ya que no se enfrentarán a costo o punición alguna como producto de sus actuación moralmente riesgosa. La probabilidad de ser descubiertos, y luego la probabilidad de tener que cargar con el costo general de sus actos dañosos a la sociedad, son tan bajas frente a las posibles ganancias a costa de la sociedad, que solamente los individuos con valores morales tan bajos y/o tanta carencia de educación con valores son atraídos a dicho servicio público. Esta ciertamente es una hipótesis que debiera probarse en México actualmente.

Como conclusión, entonces, debemos recordar: la educación y el inculcar valores sí son muy importantes, pero NO son suficientes para resolver el problema de Riesgo Moral y el de Selección Adversa en la sociedad. La investigación económica es muy clara al respecto, y con amplio respaldo empírico a lo largo de la historia: el Riesgo Moral debe ser atacado efectivamente, y para ello es imprescindible contar con simetría de información (transparencia) sobre los actos de individuos en la sociedad que tienen capacidad de afectar los intereses de grupos significativos de dicha sociedad, y debe contarse con leyes y reglas de comportamiento social (el ámbito jurídico que sustenta a lo económico) que finquen el Costo del Riesgo Moral completo sobre aquél individuo que se comporte de forma moralmente riesgosa, además de que se le apliquen las sanciones, multas y puniciones correspondientes. No podemos dejar al “azar” lo que cuesta mucho a la mayoría