Reflexionando sobre los fines de la educación

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Si nos detenemos a pensar en estos fines que el sistema escolar no está cumpliendo, ¿no sucede lo mismo con los Derechos Humanos? No es acaso ¿un derecho la educación? 189 gobiernos (representantes de las naciones del mundo) consagraron los D.H. en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se comprometieron para cumplirlos y garantizárselos a todas las personas. Pero aparentemente el hombre se ha ido transformando en un ser al que le cuesta acatar lo que se estipula para el bien de todos; un ser al que le es difícil adaptarse a la sociedad y a sus reglas.

En fin, si los que tienen el poder para cambiar esta sociedad inequitativa no lo hacen porque simplemente no les interesa ni siquiera una pequeña parte de este gran mundo, entonces no podemos esperar nada si no surge en nuestra naturaleza, en nuestra alma la fuerza para lograr un cambio. Los que realmente quieren mejorar las cosas, deben unirse y actuar por sí solos. ¿Por qué? Porque los que tienen la mente clara pero no tienen las herramientas para hacerlo, pueden lograr mejores cosas que los que lo tienen todo.

2 y 5.- ¿Cree usted que la enseñanza actual está propendiendo a esos fines? En nuestro país, ¿la educación propende a los mismos?

Estamos enfrentando una enseñanza cada día más desigual, un sentimiento al que Freud llamó “malestar”, que es una mezcla de desesperanza, irritación y temor ante un fenómeno que hace hereditaria la pobreza y ante el cual no parece haber ninguna solución que revierta el proceso, al menos en las próximas décadas. De todas maneras no se ha creado ninguna institución social que pueda reemplazar a la escuela. Se creía que la sociedad tendería a la eliminación de la escuela como institución social porque sería reemplazada por la enseñanza a distancia y el uso universal de la web, pero han quedado desacreditados.

En toda América Latina hay un sentimiento de frustración por el nivel de desarrollo educacional alcanzado en la región. Se han puesto demasiadas esperanzas en la capacidad que tiene la enseñanza, por sí sola, para resolver los problemas de un continente que presenta una de las más altas desigualdades sociales del mundo. Y desafortunadamente, los sistemas educativos no están respondiendo bien a estos desafíos.

Entonces ¿de qué depende superar ese sentimiento de frustración que nos ahoga y lograr esos fines? Depende de nosotros mismos, de que:

- Seamos capaces de transformar nuestros sistemas educativos.

- Podamos formar ciudadanos autónomos, informados, eficientes, responsables y tolerantes.

- Tengamos la capacidad de asumir una actitud crítica frente a la información.

- Valoremos la práctica democrática, la solución pacífica de los conflictos y la búsqueda de consensos.

- Adquiramos conocimientos y habilidades que nos permitan adaptar o crear innovaciones tecnológicas que puedan asegurar un adecuado ingreso al mundo del trabajo.