ARISTOTELES - EPICURO.

...

Virtud: Define la virtud como la excelencia, es también el bien de cada ser, es la excelencia del alma del hombre.. La virtud del hombre consiste en evitar en las afecciones (estados ligados al placer o al dolor) y la conducta, el exceso y el defecto a un justo medio. Es el justo medio, la armonía, la proporción.

La virtud por excelencia es la justicia, la cual consiste en el acatamiento de las leyes y en el respeto a los demás ciudadanos.

La prudencia está destinada a la persona que hace el bien. El hombre capaz de liberar rectamente lo que es bueno y conveniente.

Es una habilidad, para disponer de los medios para alcanzar los fines que se proponen. La habilidad se ejerce en personas que han sido orientadas a hacer el bien, por la educación, en un alma formada por las costumbres en las virtudes morales.

La prudencia como racionalidad practica, analiza las diversas posibilidades y decide un plan de acción encaminado a conseguir el éxito, la experiencia, muestra a la prudencia los caminos donde no debe transitar, esta virtud según Aristóteles era la clave para conseguir la felicidad.

Las virtudes del hombre, lo acercan a su objetivo que es la felicidad.

Las virtudes éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres. Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia.

Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto o del pensamiento Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia. Para Aristóteles, esta última, era la más importante del hombre virtuoso.

Para que la felicidad sea perfecta, no basta que la virtud se ejerza transitoriamente, es necesario que su actividad llene la vida entera, la felicidad no es perfecta, sino a condición de que sea constante, además de un desarrollo completo del ser razonable y una duración normal de vida. La felicidad también consiste en bienes exteriores, como salud, bienes de fortuna, no solamente la riqueza, sino satisfacciones familiares, amigos. Una posición en la sociedad y hasta embellecimiento como la hermosura. El supremo bien, la felicidad, no consiste propiamente en la virtud, sino en el ejercicio de ella, en la vida razonable, el alma humana encuentra en la práctica de las virtudes en el ejercicio de sus facultades razonables, su satisfacción más elevada.