Ejemplo de La ironía de los estudios estadísticos

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En otro de los apartes del libro escribe sobre el promedio y, al igual que todo lo anterior, también lo referencia como un engaño (sea usado de manera ingenua o culpable), que consigue influenciar en la opinión pública y en los espacios publicitarios. Para sustentar esta afirmación, dice Huff que de los datos publicados no es posible sacar conclusiones reales, ya que no se informa si ese promedio corresponde a la mediana, la media o la moda.

En muchos casos, estos tres promedios –refiriéndonos a la mediana, la media y la moda–, no se logran diferenciar; por eso, sus resultados, en ocasiones son utilizados para mostrar información en busca de un beneficio propio. El ejemplo que escribe Huff es el cálculo del salario promedio de una empresa. Usando uno de estos conjuntos de datos estadísticos, el promedio de los dueños es mucho más grande que el de los empleados, que si se muestra de esta manera, para la organización sería terrible. Entonces, se opta por cambiar de método y se utiliza la media, que al usarse cantidades diferentes de datos, el beneficio de los propietarios disminuye y el de los trabajadores aumenta, haciendo ver el promedio más equitativo y, por consiguiente, más ameno.

Algo interesante que mencionó, son las frases famosas: “aprobado por científicos”, “científicamente comprobado” o “estudio comprobado en los laboratorios…”, que regularmente son utilizadas para realzar los estudios estadísticos de productos y que son un engaño. Huff las califica como fetiches de la sociedad, ya que para los consumidores

–quienes son los receptores de la información–, son garantía de seguridad. Esto convierte el estudio en ciento por ciento creíble e irrefutable; un gran logro para los comerciantes de productos… ¿no?

Para mejorar el contenido del libro, haría dos propuestas. La primera, los ejemplos que abarca, que son un poco antiguos y que quizás no se han cambiado por ética o por respeto al autor. Sin embargo, considero que una versión actualizada, con empresas vigentes de una alta influencia mundial, podría captar más la atención del lector y así obtener la información, con la sencillez que la da el estadístico estadounidense. La segunda, es un glosario. La versión entregada no contenía uno y algunos de los términos no se entendían del todo, por lo que sería importante incluirlo, como muchos otros libros lo tienen, para definir aquellas palabras que posiblemente son confusas para el lector.

Ya para concluir, la intención que tenía el autor, Darrel Huff, con su libro: Cómo mentir con la estadísticas, queda muy clara, ya que capítulo tras capítulo, aborda cada uno de los errores que se cometen a diario en los estudios estadísticos; tesis que quedan mucho más despejadas, gracias a los ejemplos que proporciona.

Por su contenido, es un texto que saca a los lectores de su ignorancia, con respecto a los resultados estadísticos, ya que aporta muchos conocimientos con respecto al manejo que se las dan y de la forma como se informan. Basado en lo anterior, recomendaría leerlo, no como actividad académica sino como de información general, con el fin de que desarrollemos un ojo crítico frente a los estudios estadísticos y así evitar que continuemos recibiendo información incorrecta o falsa.